DEAMBULANDO ENTRE LA RAZÓN, LA VIOLENCIA Y LA LOCURA.

      Por Miguel Wiñazki/Clarín.- En la Argentina todo acto de sinceramiento azuza los nervios colectivos. Y la ficción, tranquiliza. María Eugenia Vidal bajó de su vehículo y enfrentó cara a cara a los guardavidas que le hacían un piquete y le impedían el paso en Mar del Plata. Alicia Kirchner, cercada de protestas en Santa Cruz, ordenó ayer una represión que dejó heridos y ningún problema resuelto. Son dos caras de una moneda argentina que deambula pendularmente entre la razón, la violencia y la locura.
Plantada frente los que la bloqueaban Vidal expuso de hecho su visión de la protesta: el piquete y el apriete no son caminos racionales de resolucion de la puja distributiva.La procesión resonante de los tumultuosos no siempre resulta benéfica. Para la gobernadora los piquetes imponen la fuerza por sobre la negociación. Dialogar es evitar el piquete. Y también la represión. Ninguna de las dos opciones es sencilla. Probablemente sean dos utopías, pero las utopías están para inspirar acciones de gobierno. Es falso entonces, según la mirada de la gobernadora, que esos bloqueos físicos sean irrenunciables para los que reclaman. Es que hay una interminable confusión entre lo verdadero y lo falso que atraviesa la vida pública en la Argentina. El piquete y el escrache son concebidos aún por amplios sectores como actos progresistas, como demandas genéricamente justos. La ponderación positiva dogmática del piquete que algunos predican doctrinariamente es demagógica. La demagogia está arraigada y muchos prefieren simular ser lo que no son, como Jorge Sampaoli el DT de la Selección de fútbol, otro revolucionario millonario que ostenta el tatuaje del Che Guevara en su antebrazo y que humilla a un trabajador acusándolo de “gil” y otras invectivas por su circunstancia salarial. Cuando no piensa lo que dice Sampaoli dice lo que piensa. Le debe a la fiesta de casamiento de su hija la etílica, altiva y brutal sinceridad. Ahora que Pablo “Bebote” Alvarez se decidió a hablar hay temor por su presunta conversión a la sinceridad, a las verdades propiciadas por el malestar insoportable de la prisión. Pablo Moyano ya se enteró con preocupación de las declaraciones de“Bebote”, hasta hace muy poco incrustado en el eje del poder de Independiente. Acusa al gremialista de estar involucrado en la venta de entradas falsas. La vocación de los hipócritas por insistir en la mentira es intensa. 

 A veces esa deshonestidad resulta gravísima. Es lo que fundamenta la Camara Federal integrada por Eduardo Farah y Martín Irurzun cuando confirmaron el procesamiento de la ex presidente Cristina Fernández por encubrimiento agravado. Encubrir es mentir para salvar a los criminales. Las perplejidades se multiplican. Según las pericias Alberto Nisman fue asesinado. ¿Es así? ¿Quien o quienes lo mataron? Aún es un enigma. La disolución de la escena del presunto crimen, y las mentiras propaladas levantaron un muro que impide aún descubrir exactamente qué pasó. Apareció un dudoso vendedor de diarios vinculado al caso Nisman; Alfredo Juan Zabaleta tenía un puesto enfrente a la torre en la que vivía el fiscal. El diariero dejó su puesto apenas conocida la tragedia. Se esfumó en el acto. El 20 diciembre se presentó espontáneamente y declaró ante el fiscal Eduardo Taiano. Su testimonio naufragó en un mar de contradicciones que alarmaron a la justicia. Dijo que no sabía quien era Nisman, pero que lo veía pasar por la vereda junto a una chica muy bonita. Dijo que en cierta oportunidad el fiscal muerto le había pedido que le llevara los diarios a su casa. ¿Entonces lo conocía o no lo conocía? El canillita trabaja en el Ministerio de Modernización. Raro. La hipótesis es que desde el kiosco espiaban al fiscal. Lo espiaban, también, diversos circulos enfrentados entre sí de inorgánicos adscriptos al oscuro y fragmentado club de los servicios de inteligencia. En simultáneo habló otro vendedor de diarios, Guido, que dijo ser quien realmente le acercaba Clarín y La Nación a Nisman. Las perplejidades se multiplican. Lo único irrefutablemente cierto es que desde 18 de enero de 2015 Alberto Nisman ya no pudo leer los diarios. Los enigmas se suceden y no terminamos de saber que es real y que es irreal. El ARA San Juan explotó en el mar, murieron 44 personas y parece imposible determinar si la tragedia ocurrió por negligencia de los responsables de mantenerla operativa, o por un azar del destino que no tiene culpables. No es fácil investigar en torno a esto, pero los enigmas del submarino se suman al inventario de la dimensión desconocida nacional tan abundante en impunidades y atrocidades. 

 Hasta el momento tampoco es posible conocer todas las circunstancias en derredor de la muerte de Rafael Nahuel, el joven unido a la RAM liquidado por una bala del grupo Albatros en un operativo en la zona de Mascardi tomada entonces por el místico y beligerante grupo de choque mapuche. Mientras tanto el gabinete económico modificó las expectativas de inflación para 2018 y el dólar gatilló su arritmia de vieja data. El tipo de cambio está atrasado. En la Argentina todo acto de sinceramiento azuza los nervios colectivos, y la ficción tranquiliza. El Mundo del revés. Cuando el dólar estaba prohibido, encapsulado en el artilugio del cepo cambiario. la fantasía no impedía maniobras fraudulentas al por mayor. Trascendieron ahora las imágenes de un nuevo tráfico de bolsos llenos de dinero manipulados por el empresario Mariano Martínez Rojas quien compró en su momento Radio América y el Diario Tiempo Argentino. Martínez Rojas prófugo de la justicia acumulaba bolsos junto el exótico estafador Sung Ku Wang, conocido bajo el mote grotesco y elemental de Mister Korea. Wang que está ahora detenido, era socio en su momento del cuñado de Julio De Vido, Claudio “el Mono” Minicelli, también entre rejas. La Aduana y la AFIP están complicadas por autorizar flujos de centenares de millones de dólares afuera del sistema y sin fundamento. Los dólares salían de Buenos Aires comprados aquí al precio artificial de 8 pesos , circulaban por cuentas del exterior y volvían a la Argentina lavados con amparo oficial. El dinero se renegociaba en la Argentina pero ya no al precio oficial, sino según la cotización del blue. La ficción del cepo escondía la realidad del robo. La seducción de las apariencias auspició la destrucción mafiosa. Las máscaras morales se caen al fin. Pero el daño está hecho.