Por Ruben Rabanal/Ámbito.-
Las obviedades en torno al debate por el Impuesto a las Ganancias desaparecieron ayer de los análisis. La lógica de la política argentina reapareció en escena y con eso se detonaron dos efectos. Tras el freno a la discusión de Ganancias en el Senado, Mauricio Macri se anotó un tanto que le dio aire político (por lo menos por unas horas) y Sergio Massa confirmó una de las consecuencias más complicadas de su estrategia: quedó abrazado a la incómoda foto con el kirchnerismo que el Frente Renovador se sacó en Diputados para sellar la derrota al macrismo. Tan incómoda fue esa foto que ni siquiera el propio Massa se puso frente al lente. Rápido de reflejos, Máximo Kirchner lo abrazó en elogios para que el tigrense no se escapara.
Ayer Macri reaccionó con política. Levantó teléfonos personalmente y lo hizo con los peronistas que hasta ahora le vienen garantizando la votación de sus leyes en el Senado.
El directorio del "peronismo eterno", ese que se mantuvo siempre en su cuota de poder mientras vio pasar por la Gerencia General a Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor y Cristina de Kirchner, reaccionó ante una ley que no sólo ponía en jaque la gobernabilidad de Macri, sino también su propia caja en cada provincia.
Sería una ingenuidad, de todas formas, creer que gobernadores, ministros de Economía, senadores y caciques de todos los colores peronistas reaccionaron ante la posibilidad de votar la Ley de Ganancias sólo por eso. En el fondo hay otro elemento de peso: como Icaro cuando perdió sus alas por acercarse al sol, Massa sumó demasiado en el PJ al reunir en una sola conferencia de prensa a kirchneristas, socialistas y peronistas. El PJ no está preparado aún para semejante unidad que no le conviene a ningún gobernador. Tampoco para realimentar un liderazgo de Cristina de Kirchner que el Gobierno se emperró en resucitar como estrategia de pelea con el PJ. Massa y Cristina, entonces, aparecen como las víctimas directas del reordenamiento de la política que ayer de un sopapo hizo el PJ en medio de tantas negociaciones que casi pasa inadvertido.
