Por Federico Mc Dougall/iProfesional.-
Esa es la gran pregunta que se hacen los intendentes del conurbano. Algunos, incluso, pidieron que se suspendieran las PASO. En el bunker de Scioli, en cambio, apuestan a transmitir "control" de la situación. Lo cierto es que hay nervios y temor a que el temporal reflote el fantasma del 2013
Los fenómenos climáticos adversos siempre son una desgracia para los gobernantes, sobre todo porque la costumbre en la población es exigir cuentas por la falta de previsión. Pero hay momentos y momentos.
Cuando resta un día para las elecciones, Scioli debe pensar que los planetas se alinearon en su contra: aparte de enfrentar las denuncias contra Aníbal Fernández por el "efedrinagate" y tener que tomar distancia de una interna cada vez más caliente, ahora en su propio terreno, en la provincia de Buenos Aires, tiene miles de inundados y evacuados.
Por estas horas, la gran incógnita en el ámbito político es hasta qué punto esta situación puede convertirse en un factor de incidencia negativa en la campaña.
Como era de esperar, el paisaje pavoroso en el que quedó sumida una parte del territorio bonaerense despertó el nerviosismo entre las autoridades, mientras la Justicia comenzó a reubicar centros de votación.
El candidato K a la intendencia de José C. Paz, Mario Ishii, salió este viernes a pedir las suspensión de las PASO, ante la dificultad que enfrentarán muchos votantes el domingo por las inundaciones.
"Calles anegadas, miles de evacuados, un chico ahogado y un pronóstico de tormentas fuertes con granizo impiden la realización de unas PASO normales", dijo.
El senador oficialista se mostró incluso indignado porque "nadie sale a decir nada", pese a que varios dirigentes del PJ boanerense le manifestaron la misma preocupación.
De ese modo, expresó la sensación de incertidumbre que se multiplicó en las últimas horas en el oficialismo por el temor a que las tormentas en el norte de la provincia perjudicaran la campaña.
A fin de cuentas, el núcleo duro de Scioli está en esa franja de hogares de clase media baja y sectores de menores recursos.
Entre ellos se encuentran los beneficiarios de los planes sociales, quienes por lo general son también los que más sufren los desastres climáticos por vivir en barrios que carecen de infraestructura.
Así las cosas, la decisión de haber lanzado una campaña basada en obras de infraestructura puede transformarse en el peor "boomerang". Las fotos que circulan por las redes sociales y los medios son elocuentes al respecto.
"Limpieza del Río Luján. Buenos Aires Activa como nunca", rezaba el viernes uno los tantos carteles naranjas que amanecieron entre autos casi tapados por el agua y se convirtieron en una postal paradigmática de la previa electoral.
La reacción del gobernador bonaerense no ayudó a despejar el interrogante sobre el "efecto inundación". Cuando le preguntaron el jueves por la noche por los evacuados, respondió que hay que "enfrentar el cambio climático" y "readecuar obras para este caudal de lluvias".
Mientras tanto, desde la oposición aprovecharon la oportunidad para achacarle al gobernador que sigue poniendo cara de "yo no fui".
Lo cierto es que la frase no podía resultar más desafortunada en un momento de altísima sensibilidad. Así lo pueden haber interpretado los vecinos de Luján que el viernes a las 13 vieron crecer el río más de 3,46 metros.
Tampoco debe haberles caído bien a los habitantes del barrio 2 de abril de Lomas de Zamora, que salieron a protestar a la calle con el agua por los tobillos o a los de Pilar, que manifestaron su bronca cortando las vías del ferrocarril Belgrano Norte, cerca de la estación Manuel Alberti.
En total, más de 1.600 personas, en su mayoría niños, fueron evacuadas en las últimas horas tras desbordar los ríos Luján, Areco y Arrecifes por las fuertes lluvias registradas en la zona.
Quilmes, Tigre, San Martín, Moreno, Esteban Echeverría, Chascomús, La Plata y Berisso también se vieron anegados por las lluvias, según informaron usuarios de Twitter con el hasgtag #BajoElAgua.
Todos estos votantes podrían convertirse en el peor enemigo político del candidato oficialista.
Por hechos más lejanos en el tiempo, como las inundaciones del 2003 en Santa Fe, el mes pasado el senador nacional Carlos Reuteman fue insultado al salir de un hotel en esa provincia junto con Mauricio Macri, en el cierre de campaña del candidato a gobernador Miguel del Sel.
Así las cosas, la situación reflota los fantasmas de los grandes desastres ocurridos no hace mucho en Buenos Aires.
Recuerdos frescos
Todavía siguen frescos los recuerdos de las últimas inundaciones que, además de daños materiales, provocaron la pérdida de vidas humanas, derivando luego en protestas, denuncias y reclamos.
El 25 de febrero del 2015 fallecieron, durante una inundación en Escobar, Ayrton Rubén Francisquelli, de 20 años y Laureano Rodriguez, de 71.
Cuatro meses antes, ante la subida de las aguas, que tuviera lugar el 30 de octubre de 2014, perdieron la vida Daniel Quintana, de 22 años y el adolescente Nahuel Reyes, en San Fernando y Luján, respectivamente.
Ese temporal dejó tres muertos y más de 5.200 evacuados. Los hechos mencionados tienen un común denominador: ocurrieron en los mismos lugares que hoy volvieron a inundarse.
Fue esta situación la que llevó a vecinos y asociaciones ambientalistas de zona norte a ampliar en abril pasado una denuncia penal iniciada en 2011 contra la instalación de los barrios cerrados en Pilar y Escobar, en la zona del Delta y en los cauces mayores de los ríos Paraná y Luján, tras realizar una investigación con especialistas.
En tanto, el domingo pasado, familiares de víctimas y la asamblea de inundados de La Plata realizaron un acto de repudio frente a la municipalidad local para recordar la catástrofe ocurrida el 2 de abril del 2013, la mayor inundación de la última década.
"Ni la ola naranja ni la flor municipal podrán esconder jamás las más de 91 víctimas fatales, los más de 250 mil inundados, los más de 70 mil hogares afectados, y los más de 4 mil millones de pesos de pérdidas materiales", advirtieron los organizadores de la actividad al leer un documento.
Entre sus blancos principales, mencionaban a Scioli, Cristina Kirchner y el intendente platense, Pablo Bruera.
Los damnificados se quejaban de que mientras se extendieron en las últimas semanas los recitales, los inflables, los pochoclos y los gastos de campaña, "nos dicen que no hay plata para las obras que van a salvar vidas de los vecinos".
Desmejorando
El viernes por la tarde, el Comité de Emergencia de la Provincia informó en una nueva reunión que la situación "está controlada y disminuye la cantidad de evacuados".
En la foto aparecía el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, con un mapa sobre la mesa y rodeado de funcionarios, en un intento por trasmitir tranquilidad.
Sin embargo, el pronóstico es que se va a votar debajo de la lluvia con buena parte de la provincia inundada.
A diferencia de otras ocasiones, esta vez no hay siquiera tiempo para instrumentar una campaña benéfica como la que realizó La Cámpora en abril de 2013 para ayudar a los damnificados de La Plata.
Mientras prosperaba el descontento y la beneficiencia ONG, los militantes decidieron en ese caso movilizarse junto al Ejército nacional a las tierras de Scioli, cuya gestión rápidamente quedó sobrepasada al carecer de un plan de contención.
La misión del Gobierno era clara: había que "hacer" algo para evitar que las protestas que empezaban a asomar contra Scioli y Bruera llegaran a la Casa Rosada.
La magnitud del desastre y la reacción de la población provocó que desde entonces se pusieran en marcha obras que, al día de hoy, fueron ejecutadas en un 20%. Pero el clima volvió a "fallar".
Y, ahora, la acción social a lo sumo le servirá a Scioli para acotar el daño, después del domingo y una vez que bajen las aguas turbias.
