Por Ana Pedotti/iProfesional.-
El ex ministro Juan Manzur, cuenta con el apoyo del aparato oficialista nacional. En la vereda de enfrente, el radical José Cano se respalda en una alianza que suma a Cambiemos y UNA. Tanto Scioli como Macri estuvieron presentes en la provincia y dejaron en claro la importancia de los comicios
En Tucumán se respiran por estos días vientos de cambio: tras las elecciones se pondrá fin a más de una década con José Alperovich en el poder.
Una porción de los tucumanos ya festeja el ocaso del “alperovichismo”, si bien todavía no está claro si lo terminará sucediendo su vicegobernador, el ex ministro de Salud, Juan Manzur, o el radical José Cano.
El primero cuenta con el apoyo de todo el aparato oficialista nacional, mientras que el segundo se respalda en una alianza conformada por Cambiemos, Progresistas y UNA, en un escenario similar a lo que ocurrió en las pasadas elecciones de Mendoza.
En el oficialismo se juegan mucho más que una provincia en su poder. Aspiran a un triunfo contundente, que le permita a la fórmula del FPV recuperar un poco de oxígeno político de cara a las presidenciales de octubre.
Además, una victoria ayudará a borrar el sinsabor que dejó en el electorado el traspié de Scioli al viajar a Italia en medio de una crisis hídrica en su provincia.
La oposición, en tanto, apuesta a terminar con doce años de kirchnerismo al mando del sexto distrito electoral más importante del país.
Durante toda la campaña, Manzur tuvo la difícil tarea de convencer a los tucumanos que él, que comparte actualmente la gobernación con el caudillo Alperovich, representa el cambio que necesita la provincia.
“Sigamos cambiando”, fue el llamativo slogan que eligió para tal fin.
Por el contrario, Cano se presenta como algo nuevo para el Jardín de la República y hará todo lo posible para romper más de dieciséis años de impronta justicialista.
El opositor basó, según sus propias palabras, su campaña en su “carisma personal” y en fuertes críticas al poder de turno, apuntadas a la pobreza, el fraude y el clientelismo. “Con Manzur comenzamos juntos y hoy es el ministro que más se ha enriquecido de la década kirchnerista”, aseguró y acusó a su contrincante de tener poca capacidad de convocatoria popular: “Se esconde detrás de la figura de Scioli y del actual mandatario provincial Alperovich porque no tiene ningún liderazgo y no sabe qué va a hacer si llega al gobierno de la provincia”, dijo en una entrevista.
Tanto el oficialismo como la oposición tuvieron presente su meta y por eso, en la semana que pasó, y al filo de la veda electoral que rige desde este viernes, los principales candidatos presidenciales coincidieron en la provincia para impulsar a sus candidatos.
Esto deja en evidencia la importancia que los contendientes le dan a esta elección.
Daniel Scioli organizó un acto en que estuvo acompañado, no sólo por su dupla, Carlos Zannini, sino por todo el arco de gobernadores peronistas. El interés del bonaerense es doble: además de garantizarse un triunfo en una provincia estratégica, apunta a devolverle el favor a dos viejos amigos.
Es que tanto el gobernador Alperovich como el ex ministro de Salud fueron los primeros sciolistas fuera del territorio bonaerense. El jefe de Gabinete y candidato a reemplazarlo en la Provincia, Aníbal Férnandez y Eduardo Wado de Pedro, fueron de la partida.
Macri, por su parte, recorrió el territorio tucumano junto a su candidato e hizo especial hincapié en la necesidad de revertir la crisis de las economías regionales. Tucumán es una provincia fuerte en la exportación de cebollas, cítricos y arándanos, entre muchos otros productos.
En una conferencia de prensa brindada en la capital de esa provincia, el líder del PRO prometió "acabar con las retenciones a las economías regionales".
"El cambio en Tucumán es similar al que necesita la Argentina. Un gobierno que esté cerca de la gente y que no se crea el dueño del Estado", señaló Macri, quien agregó que su proyecto busca "un país poblado equilibradamente, es decir, con las economías regionales funcionando a pleno".
Además, volvió a insistir en la importancia de la fiscalización en los comicios de este domingo.
“Acá lamentablemente o se condice lo que vota la gente con lo que figura en las planillas. Hubo irregularidades de todo tipo. Tucumán ha sido una de las pocas provincias en que las encuestas no tienen nada que ver con lo que finalmente ocurrió", dijo durante su estadía tucumana.
En tanto, Cano desestimó que el fraude puede sea algo para temer este domingo, aunque advirtió que en Tucumán "hay un sistema electoral perverso que hay que modificar".
Pero, como para muestra basta un botón, desde hace días se viralizó tanto en las redes sociales como en los distintos medios nacionales, una mesa del departamento de Famaillá. Se trata específicamente de la 1441, donde Scioli arrasó en las PASO del 9 de agosto: obtuvo el 105% de los votos, desafiando a todos, incluso a las matemáticas.
Fraude, clientelismo y tensión
El desafío que enfrenta la oposición es importante: si bien perdió ocho puntos respecto de las primarias de 2011, en las últimas PASO el FPV obtuvo el 57,1% de los sufragios.
Los oficialistas se jactan que después de un amplio triunfo en las primarias, donde no se votó gobernador pero sí candidatos presidenciales y Scioli le sacó a la oposición una ventaja de 30 puntos, los comicios de este domingo son como dirían los ingleses “ a piece of cake”.
Sin embargo, hay dos factores que pueden costarle la gobernación al FPV: por un lado, una fuerte protesta de cañeros que incluyó cortes de rutas en distintos puntos de la provincia y por otro las duras acusaciones de clientelismo político, en las que Cano llevó la voz cantante.
"Es escandaloso que los cañeros estén tomando la plaza Independencia y cortando rutas mientras el gobierno provincial, en vez de estar buscando una solución al problema de la principal actividad económica de Tucumán, esté acopiando camiones repletos de bolsones con mercadería para repartir el día de las elecciones", se quejó.
Pese a todas las quejas, el candidato opositor enfrenta mañana el desafío de remontar la amplia desventaja que dejaron las PASO en esta provincia. ¿Logrará la epopeya de desterrar al caudillismo justicialista de Tucumán?