HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 22 de junio de 2014

BOUDOU Y LA TEORÍA DEL ESCÁNDALO POLÍTICO


    Por Silvia Mercado/infobae.-  Quiso la casualidad que el vocero del vicepresidente Amado Boudou se haya doctorado en Ciencia Política con una tesis sobre la teoría del escándalo político.
Sergio Poggi, un profesional culto, sabe que la historia dio casos distintos, algunos que sus protagonistas pudieron superar, como el "Iran/Contras", que hasta fortaleció el liderazgo de Ronald Reagan en su país, y otros que terminaron con la carrera política del implicado, como le pasó a Richard Nixon, que renunció por el Watergate. ​La teoría del escándalo político fue desarrollada básicamente por dos expertos, el sociólogo inglés John Thompson, y el español Fernando Jiménez Sánchez, impactado sobre todo por "los grandes escándalos que conmueven por algún tiempo a sociedades enteras, (dada) la enorme importancia del contenido dramático que presentan". Definitivamente, el de Boudou califica perfectamente. Y esto recién empieza. ​Jiménez Sánchez describió las seis fases en los escándalos que pueden afectar la máxima jerarquía política. 


 BOUDOU HOY ES UN ESCUDO DE LA IMAGEN PRESIDENCIAL

Empieza con la REVELACIÓN, que es la información que logró superar el secretismo, normalmente porque hubo algún conflicto en el círculo de quienes estaban en el secreto. En nuestro caso, es el momento en que el periodista y escritor Jorge Asís revela por primera vez en su portal la disputa por la imprenta ex Ciccone. ​Sigue con la PUBLICACIÓN, que depende de que alguien en los grandes medios de comunicación vea los hechos como una cuestión de corrupción e interés público, para darle el espacio y la relevancia al asunto que lo ponga en el sitial de escándalo. Aquí, fueron los periodistas Hugo Alconada Mom, de La Nación, y Nicolás Wiñazki y Jorge Lanata, de Clarín y radio Mitre. ​Continúa con la DEFENSA, que ocurre justo después de la fase anterior de que haya sido publicada la revelación. "Las estrategias de defensa pueden ir desde negar las acusaciones, hasta atacar los motivos y la fiabilidad de quienes revelaron la información", dice Jiménez Sánchez. Y agrega que "una defensa con ciertas garantías de éxito sería aquella que pudiera detener el escándalo anticipándose a las nuevas revelaciones posibles y minimizando el estigma de los daños revelados". 

Queda claro que en el caso Boudou, esta fase tuvo una fecha precisa. Fue la conferencia de prensa sin preguntas que hizo el Vicepresidente en el Senado en la Semana Santa del 2012, que terminó con la renuncia del procurador Esteban Righi y el apartamiento del juez Daniel Rafecas y el fiscal Carlos Rívolo. ​Después viene la DRAMATIZACIÓN, cuando la sociedad ya calificó los acontecimientos como algo malo, y la confianza social del implicado está en el piso. Es la etapa que está viviendo Boudou, que es el dirigente de peor imagen de la Argentina. ​Luego sigue la etapa del PROCESAMIENTO, o fase del "reajuste institucional", que necesita de "un fiscal o juez de instrucción que inician los trámites oportunos para considerar si la evidencia revelada puede esconder un posible delito". Aquí es donde ya está ingresando el Vicepresidente, que se encontró con el fiscal Jorge Di Lello y el juez Ariel Lijo en el camino. ​El proceso termina con la fase de ESTIGMATIZACIÓN, etapa final del escándalo político, donde la opinión pública ya no duda del carácter corrupto del implicado, entre otras cosas por la credibilidad de quienes revelaron la información y quienes lo juzgaron. 

 SIN MEDIOS DE COMUNICACIÓN INDEPENDIENTES, LOS ESCÁNDALOS NO TENDRÍAN UN TEATRO DONDE DESPLEGARSE ​

Está claro que los escándalos políticos son intrínsecos a las democracias representativas. En dictaduras no existen estos procesos con altas dosis de dramatización pública. El dictador expulsa del poder a quien considera que lo traicionó, o un grupo autoritario promueve un cambio de gobierno, y la sociedad es testigo impávido de un movimiento del que no participa. ​Las democracias exigen, en cambio, un papel preponderante de los medios de comunicación no controlados por el poder, que se transforman en los escenarios donde estallan y evolucionan los escándalos políticos, poniendo en juego la reputación, confianza y credibilidad de los líderes políticos. Sin medios de comunicación independientes, los escándalos no tendrían un teatro donde desplegarse. Y, por supuesto, tampoco habría democracia. ​Por eso, la defensa de Boudou está centrada no sólo en la justicia, sino también en los medios. En el despacho del Vicepresidente se sigue atentamente cada declaración ante el juez Lijo, tratando de que los dichos de los imputados que favorecen su estrategia judicial, lleguen a la prensa lo más rápido posible, para generar argumentos favorables en el debate público. Obvio que no les va demasiado bien. Boudou se transformó en el elemento perfecto para proteger a Cristina Fernández de Kirchner, concentrando sobre él los peores sentimientos de la ciudadanía contra el conjunto del Gobierno, incluida la Presidenta. ​En efecto. Boudou hoy es un escudo de la imagen presidencial, un pararrayos que recibe el desprecio de las mayorías, sin amagar siquiera con una estrategia de defensa propia. Acepta resignadamente su rol en "el proyecto", porque se autoimpuso ser "el Vicepresidente más leal de la historia argentina". 

 NADIE LE PEDIRÁ LA RENUNCIA A BOUDOU ​

Por eso de algo se puede estar seguro: nadie le pedirá la renuncia. Por convicción o porque no tiene otra salida, cada uno de sus pasos está monitoreado por Cristina. Hasta cuando habló de los "machos del off the récord", lo hizo en su nombre. Es decir, se podría leer en esa frase una crítica de la Presidenta a algunos de sus funcionarios, que acaso dieron origen a la primera fase del escándalo político, la de la "revelación". ​Boudou debe su ascenso meteórico en el gobierno de los Kirchner no tanto a su talento, que lo tiene, como a su falta de escrúpulos. Casi no tiene amigos en la política, porque recién en el 2005 descubrió que había personas que le dedicaban tiempo a las ideas. Hasta entonces, era un "busca" carismático, con un título de posgrado. Lo suyo era aprovechar cualquier circunstancia para hacer plata, salir por las noches y pasarla bien. Nada muy sofisticado. ​En su trayectoria se cruzó con Néstor Kirchner y le fue funcional como pocos para consolidar su vocación de poder total, de lo público y de lo privado. Como no le debía nada a nadie que no fuera a los Kirchner, fue el candidato perfecto para que Cristina lo lleve a la Vicepresidencia. ​Y lo sigue siendo. Su vida se parece a un calvario de lujo. Trajes caros, vuelos en primera, tratamiento VIP en todos los aeropuertos del mundo. Pero entregado como está a la estrategia de otros, o más bien, de otra, la Presidenta, Boudou no sólo ya perdió a su amigo de toda la vida, José María Núñez Carmona, sino que difícilmente pueda recuperar el respeto de los argentinos.

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