También trascendió que la orden final de echar a Tinelli y toda su gente la dio la presidenta Cristina Fernández, el pasado viernes, a las 4 de la madrugada, durante un ataque de furia. "Basta, me tienen harta, saquen a todos de FPT, a Torneos y se hace con nuestra gente", bramó desde Olivos. En rigor, Cristina habría llamado a Julio Grondona, presidente de la AFA, y le había dicho: "Saquen a Tinelli, se cree que tiene más poder que la Presidenta".
La realidad, como decía Perón, es la única verdad. Resulta infantil creer, como pretenden algunos, de que la ruptura en el seno del Futbol para Todos haya sido producto de “diferencias políticas o ideológicas”. La principal causa habría sido, como siempre sucede en estos tipos de casos, el vil metal: las diferencias entre los distintos protagonistas fueron porque no se pusieron de acuerdo en cómo repartirse la torta, es decir, los fondos millonarios que distribuye a diestra y siniestra la administración K.
Para dar cuenta de la magnitud del dinero que se maneja hay que tener en cuenta que con 1500 millones de pesos, equivalente a 187 millones de dólares, alcanzaría para mejorar dos puntos porcentuales (aproximadamente 140 pesos) a todos los docentes y empleados públicos de la provincia de Buenos Aires, en momentos en que el gobierno bonaerense ni siquiera cuenta con recursos para otorgar un aumento de $50 a sus empleados.
En ese sentido, el diputado nacional Omar Duclós, que forma parte del espacio político liderado por Margarita Stolbizer, afirmó que “la discusión trascendente no es si Tinelli participa o no de Fútbol para Todos, sino la continuidad del tremendo aparato propagandístico del Gobierno, la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos y de apertura a la inversión privada". Y agregó que “los $1500 millones se manejan desde el agujero negro de la AFA”.
"Tal como lo sospechábamos, los anuncios de cambios en el programa planteados por el gobierno días pasados respondían exclusivamente al intento de maquillaje a través de la utilización de una nueva imagen, sin ninguna intención de revisar las desviaciones y abusos que arrastra desde su creación", concluyó el legislador.
En ese contexto, La Cámpora hizo jugar a Hebe de Bonafini, un personaje nefasto que fue capaz de utilizar la muerte de sus hijos para hacer negocios con el poder político. No sólo se convirtió en una defensora a ultranza de cada una de las barbaridades que hizo el kirchnerismo en la última década, sino también renegó de la lucha por los derechos humanos. Su caradurez llegó a tal punto que hasta avaló, y defendió públicamente, al actual jefe del Ejército, César Milani, que fue ascendido a ese cargo por el kirchnerismo pese a que se encuentra involucrado en casos por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura. Las denuncias en su contra provienen, precisamente, de organismos de DD.HH. Milani, a su vez, en sindicado como el responsable del sistema de espionaje que funciona al servicio del kirchnerismo.
Pareciera que el kirchnerismo considera que los ciudadanos son estúpidos, o no tienen memoria. Bonafini es la principal responsable de uno de los escándalos de corrupción más importantes de los últimos años, como fue la malversación de más de $700 millones aportados por el Estado -con los impuestos que pagamos todos los ciudadanos- para hacer viviendas sociales que habrían sido desviados, terminando engrosando el patrimonio de personajes nefastos como la hija de Hebe y del parricida Sergio Schoklender. Todos ellos gozan de libertad plena. La impunidad, en la era K, volvió a imponerse.
El logo polémico
El logo vetado por La Cámpora por parecerse a la empresa de aeronavegación de capitales chilenos tuvo dos rediseños por parte del Gobierno pero habrá que esperar a la segunda fecha para verlo en pantalla: uno mantiene los colores celeste y blanco con el mapa de la Argentina y tiene una caligrafía similar a la utilizada durante el sorteo del Mundial. El otro respeta el logo de las últimas temporadas pero se inscribe en una cancha de fútbol de fondo.
Papelón de La Cámpora
La Cámpora empapeló la ciudad de Buenos Aires con afiches que muestran la cara de ejecutivos de empresas a los que acusan de subir precios, pero cometió un papelón: la foto de Liliana Fravega no era la de la dueña de la cadena de electrodomésticos sino la de la diputada del Frente Renovador, Liliana Schwindt.
Cuando le preguntaron en twitter si se trataba de su imagen, la diputada massista googlear "Liliana Fravega" y descubrió que con ese nombre aparece su foto en el blog periodistico local "En Línea".
"Evidentemente no chequearon nada, porque si entras a la página dice quien soy", explicó Schwindt. Y así la foto diputada del Frente Renovador quedó como dueña de una de la casa de venta de electrodomésticos.
"Aumentó el precio de todo para sacarte la plaza a vos", era otra de las frases que acompañaban a los afiches individuales firmados por la organización K Unidos y Organizados, que en efecto no es más que La Cámpora más algunas agrupaciones menores que poca incidencia tienen en las decisiones de Máximo Kirchner.
