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Un vocero policial calificó de "lamentable situación" lo acontecido.
Lo llamativo del caso -más allá de escapar de un edificio lleno de policías- es que Ramírez logró zafarse de las esposas que tenía colocadas y reducir a los golpes a los dos agentes que lo custodiaban.
Fuentes policiales dijeron que el sicario salió de la oficina de la División Judicial, atravesó un pasillo, logró llegar al jardín maternal que funciona en el edificio y, desde allí, escalar la pared perimetral para luego escapar corriendo por una de las calles adyacentes.
Ramírez, que había sido atrapado en la zona sur de la ciudad, tenía orden de captura desde mediados del año pasado en una causa en la que se investiga por asociación ilícita al grupo narcocriminal liderado por la familia Cantero. El émulo del escapista Houdini está acusado de asesinar de un disparo en la cabeza a Luciano Gabriel Cáceres, de 16 años, en un búnker donde se vendía droga.
Mariel Arévalo, titular de Seguridad Personal de la Unidad Regional II de Rosario, admitió que "por una lamentable situación se está tratando de establecer cómo Ramírez pudo zafarse de la custodia que tenía, agredir al personal que estaba cuidándolo y ganar el exterior del predio de Jefatura". El titular del juzgado correccional Nº10 está al frente de la investigación sobre las responsabilidades de los funcionarios policiales en la fuga del detenido.
La justicia provincial ya libró otro pedido de captura del prófugo.
Ramírez tenía pedido de captura desde junio pasado, cuando a través de las escuchas telefónicas que ordenó el juez de Instrucción Nº4, Juan Carlos Vienna, se comenzó a desgranar cómo funcionaba la banda de Los Monos. Este hombre de 38 años mantiene, según el expediente al que tuvo acceso LA NACION, conversaciones fluidas con los líderes del grupo, entre ellos Ramón Machuca, conocido como Monchi.
El 4 de junio pasado se hicieron una serie de operativos ordenados por la justicia provincial en viviendas pertenecientes a integrantes de la banda, pero los oficiales de la División Judicial no pudieron detener a Ramírez. En cambio, en su vivienda de Rueda al 1800 atraparon a Jesús Gorosito, de 22 años, otro "soldadito" de los Cantero.
Este muchacho era, junto con Lisandro Mena, quien fue asesinado el 24 de diciembre pasado frente al Casino de Rosario, guardaespaldas de Claudio Ariel Cantero, el jefe del grupo. Y con él estaban la madrugada del 26 de mayo, cuando acribillaron al Pájaro en la puerta del boliche Infinity Night, en Villa Gobernador Gálvez.
Ramírez no tomaba decisiones de peso dentro la banda, sino que acataba órdenes directas de sus jefes, entre ellas la de asesinar a algún rival o posible competidor de la zona sur de Rosario, como ocurrió en abril pasado con Luciano Gabriel Cáceres, de 16 años. A este chico, apenas escolarizado y sin ningún tipo de contención familiar -tras el fallecimiento de su madre decidió vivir en la calle y terminó en un búnker- lo asesinaron de un disparo en la cabeza con una pistola calibre 22. Ramírez está sospechado del crimen a causa de una disputa territorial con otras bandas que manejaban ese quiosco de venta de cocaína en barrio La Tablada.
Este hombre, conocido también como "El viejo", era además testaferro de la familia Cantero. Se le atribuyen la explotación de varios locales comerciales y propiedades en la zona sur de Rosario. En el cuarto cuerpo del expediente se le imputan a Ramírez vinculaciones con jefes policiales de Rosario, como "el subcomisario Santana", quien prestaba servicio en el área de Inteligencia de Drogas Peligrosas. Se menciona que este oficial concurrió al lugar donde presumiblemente estaba escondido Ramírez y al ver su auto no se detuvo. "Se presume que este oficial dio aviso (a Ramírez) sobre el accionar policial en la zona".
La banda de Los Monos tiene rasgos particulares dentro del mapa del narcotráfico de Rosario. Comenzó a ser investigada en la justicia provincial tras el asesinato de Martín "Fantasma" Paz, de 29 años, el 8 de septiembre de 2012, en pleno macrocentro de Rosario.
El grupo contaba con una red de bocas de expendio de cocaína que dominaba el mercado de en un amplio sector del sur de Rosario, en barrios emblemáticos como Las Flores y La Tablada, y también pretendían avanzar hacia otras zonas, incluida Villa Gobernador Gálvez.
Esta fuga sospechosa se produjo diez días después de otro hecho irregular que encendió alarmas en la justicia santafecina. Tres agentes de la División Judicial -la misma brigada de donde se escapó ayer Juan Ramírez- realizaron un allanamiento sin ninguna orden judicial en el country Haras de Pilar, en la provincia de Buenos Aires, donde vivía Luis Medina, el empresario sospechado de tener vínculos con el narcotráfico, que fue asesinado de 17 tiros el 29 de diciembre en Rosario junto con su novia Justina Pérez Castelli. A causa de este hecho, los oficiales Néstor Chazarreta, José Luis Ramonda y Miguel Giordano fueron pasados a disponibilidad.
OTRA MUERTE DURANTE UN ROBO
Un hombre de 48 años fue asesinado a balazos en Rosario por dos delincuentes que circulaban en moto e intentaron robarle el dinero que acababa de retirar de un cajero automático. Según informaron fuentes policiales, el hecho ocurrió momentos antes de las 23 de anteayer, en el cruce de 24 de Setiembre y Carrasco, en el sudoeste de la ciudad, cuando Luis Avelino Puchetta iba caminando con un amigo, después de haber retirado dinero de un cajero automático. Los dos hombres fueron sorprendidos por dos motochorros con armas de puño con el fin de asaltarlos, pero la víctima forcejeó con uno de ellos. Los delincuentes reaccionaron disparando contra Puchetta, que recibió dos tiros en el hemitórax y el abdomen, que le produjeron la muerte en forma instantánea. La víctima no contaba con antecedentes penales.
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