HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 2 de junio de 2013

Para ganar las elecciones, el gobierno necesita a la Corte y a Scioli

Por Carlos Tórtora/El Informador.- Cuesta creer que el kirchnerismo, al forzar la sanción de una reforma judicial ampliamente resistida, no haya previsto que, ni bien se promulgaran las nuevas leyes, habría una catarata de amparos y que varios jueces dictarían medidas cautelares suspendiendo la elección de consejeros. Todo hace presumir que, desde el primer momento, el gobierno apostó a que, finalmente, la Corte Suprema avalaría al menos la constitucionalidad de la ley 26855 en forma global o bien que se negaría a admitir un per saltum sobre el tema, obligando a que defina la cuestión la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, donde pesa bastante el oficialismo, o directamente la Cámara Nacional Electoral, que no suele confrontar con la Casa Rosada.
La sorpresa la dieron en San Nicolás y Mar del Plata, los jueces Martín Martínez y Alfredo López, juez federal en lo Civil, Comercial, Contencioso Administrativo y Laboral, que decretó la medida cautelar ordenando, de esta forma, al Poder Ejecutivo a suspender la “constitución del nuevo Consejo de la Magistratura como así también el llamado a elecciones para representantes del estamento de abogados en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias previstas para el 11 de agosto de 2013”. En tanto, Martínez, titular del Juzgado Federal I de San Nicolás, se pronunció de igual manera, aceptando el pedido realizado por el presidente de la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA), Ricardo De Felipe, ordenando de esta forma al Poder Ejecutivo Nacional “que se abstenga de aplicar la Ley 26.855 debiendo suspender el llamado a elección formulado en el Decreto 577/2013, hasta tanto se resuelva en definitiva”. Así las cosas, el gobierno corre contra el reloj, porque el próximo 12, de acuerdo a lo que establece el artículo 10 de la Ley Orgánica de Partidos Políticos, vence el plazo para la presentación de alianzas para las primarias del 11 de agosto y, con las cautelares vigentes, nadie podría inscribir alianzas para una elección suspendida. En tren de suposiciones, si después del 12 y antes del 22, fecha del cierre para la oficialización de listas, la justicia dejara sin efecto las cautelares dictadas, los partidos -no las alianzas- podrían todavía presentar listas para la Magistratura. Esta insólita situación sólo favorecería a los partidos que alcanzan los 18 distritos que exige la ley para postular candidatos a consejeros. Es decir, el PJ, la UCR, el PRO y el Socialismo. En un clima cargado de suspicacias, lo cierto es que el gobierno necesita la elección de consejeros para nacionalizar la elección, intentando de este modo una polarización que le permita recuperar votos, atenuando el efecto dispersivo típico de los comicios legislativos. Aparte, si la incipiente rebelión judicial terminara por voltear la reforma judicial, la sociedad podría percibir que el kirchnerismo no está en condiciones de cargar con el poder dos años y medio más. Este deterioro alimentaría nuevas y mayores rebeliones judiciales y también la aparición de disidencias dentro del PJ. Una situación casi imposible de sobrellevar para un gobierno que se enorgullece de no negociar nada con nadie. Si el cristinismo necesita de un modo u otro de la Corte para no caer en la ingobernabilidad y evitar que el voto se disperse, su dependencia de Daniel Scioli puede alcanzar niveles muy altos. Con las encuestas en la mano y el apellido Kirchner en su consideración pública más baja, la única jugada que parece quedarle a CFK es convencer al gobernador de que, como en el 2009, sea candidato a diputado nacional en el primer término. Esto es así porque Alicia Kirchner es una candidata políticamente incorrecta, ya que remite justamente a la familia presidencial, hoy en un pico de desprestigio. Acorralado, si la presidente se lo pide, Scioli tendría que optar entre un no que lo obligaría a romper con el gobierno y un sí, que podría debilitarlo en los sectores que lo ven como la esperanza del antikirchnerismo. En caso de aceptar, tendría como premio consuelo la demostración de que el cristinismo depende de él. Se afianzaría también su perfil como candidato natural del peronismo si no hay reelección. Pero, como es lógico, todo depende de lo que haga Sergio Massa. Si éste, lo que es muy poco probable, se candidatea a diputado y se aleja del gobierno, la única posibilidad de Scioli para sobrevivir políticamente sería romper con la Casa Rosada y competir con Massa por el liderazgo del peronismo opositor. Pero si el tigrense se limita a avalar una lista de candidatos a diputados con su esposa Malena y Felipe Solá en los primeros lugares, Scioli no estaría tan apremiado y hasta podría ser candidato del Frente para la Victoria.

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