Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Cada día se aclara más la operación de sectores cristinistas de Boca Juniors que produjo el final anticipado del partido del jueves pasado en el club de la ribera. No sólo hay fotos de Adrián Napolitano con la futura legisladora Silvia Gottero, esposa de Roberto Digón. Además se estableció que Napolitano o “Panadero”, como le dicen, pertenece a una barra de la zona sur que responde al senador provincial Santiago Carreras, actualmente de La Cámpora y que ingresó a esa formación política de la mano del vicegobernador Gabriel Mariotto. El otro dirigente porteño que sería también jefe del “panadero” sería Víctor Santa María, el secretario general del sindicato de los porteros y uno de los líderes del FpV porteño. Ya no quedan dudas de que lo ocurrido esa noche aciaga fue una operación del cristinismo para perjudicar Angelici y Macri, demostrándose la conexión con la barra brava de Boca liderada por Rafael di Zeo y Mauro Martín. A éstos Angelici los quería blanquear y Sergio Berni no lo dejó. En definitiva, se le aplicó un “correctivo”, como diría Juan Cabandié, al presidente de Boca, que si clasificaba iba a tener una cómoda reelección.
Ingenuidad y egoísmo
Pero el caso es que ahora Angelici renuncia a la vicepresidencia segunda de la AFA, porque entiende que el presidente Luis Segura lo dejó solo, al igual que los dirigentes que responden a Aníbal Fernández. En realidad, el gas pimienta tumbero fue el comienzo de la campaña electoral del oficialismo, como pasó hace dos años cuando el prefecto Gorgonio Alcides Díaz terminó encarcelado por robo a la casa del entonces intendente Massa en la campaña electoral de 2013. En sus conversaciones -que fueron grabadas-, reconoció no sólo haber sido el autor material del hecho, sino también ser agente de Inteligencia de un organismo oficial. En suma, éstos y otros hechos demuestran un modus operandi contra los que se animan a intentar cambiar el “modelo” y también que tanto Sergio Massa como Mauricio Macri son un tanto ingenuos para enfrentarse con el cristinismo, que no tiene ningún escrúpulo en la elección de sus métodos para enfrentar las campañas electorales.
La oposición, aparte de ingenua, está excedida de egos personales; no quieren unirse para defender cinco ideas fundamentales para reestablecer la república, se chicanean permanentemente y no terminan de ponerse de acuerdo en terminar con esta larga noche que sufren los argentinos.