Arq. José M. García Rozado
MPJIRucci – LIGA FEDERAL –
Entre la actual era del “relato-discurso” y las enseñanzas de Perón solo nos queda el adagio de que “la única verdad es la realidad”, y es allí donde el primero se desvanece y el adagio peronista cobra forma volviéndonos a la única realidad que no es otra que el “arrebato pretende esconder los grandes problemas nacionales”, lo que la Patria precisa es una “política eficiente, seria y sustentable”. La expropiación de YPF es un verdadero “Acto soberano y trascendente”, por sus consecuencias internas y externas, se trata además, de la mas importante decisión política después de la quita llevada a cabo tras el default de diciembre 2001, por Lavagna y Néstor, de la deuda externa; siendo además una ley que ratifica la concepción de que el fin justifica cualquier medio, en la que las formas legales tienen menos importancia que el propio “fondo de la cuestión”. Y que rectifica, porque no es otra cosa que una aceptación de que la política energética del régimen hasta aquí ha traído mas perjuicios que beneficios: la perdida del autoabastecimiento energético, condición recuperada durante la presidencia de Arturo Frondizi –derrocado hace 50 años-, se verifico durante las administraciones de Néstor y Cristina, aunque la caída de la producción era ya muy evidente hace 6 años. Ver más
La expropiación y el derecho a ella de un área estratégica es una cuestión indiscutible “siempre que esta se atenga a la ley”, ya que es un atributo soberano de un país que, a la vez, debe mantener y defender reglas de juego previsibles y equitativas para que ese mismo acto no se convierta en una confiscación lisa y llana, y mucho menos, arbitraria y discriminante; lo que esta en juego, al fin, es si la expropiación de YPF –en realidad de apenas el 51% de propiedad de Repsol- conseguirá el objetivo que la propia ley proclama: es decir “recuperar el autoabastecimiento energético y convertirse en un pilar del desarrollo interno”. Este acto de “soberanía” necesita imperiosamente de una política acorde que se demuestre eficiente, esa y no otra, será la prueba del acido; si la meta es que sea eficiente, el ejemplo empleado por Axel Kicillof –el verdadero inspirador de esta trascendente decisión- constituiría un serio error por los pobres resultados de la gestión que el y Mariano Recalde llevaron adelante en la línea aérea de bandera.
No debemos olvidar que la reversión de la política acordada entre Repsol y Néstor Kirchner de girar el 90% de las utilidades para pagar la “argentinización” tendrá su impacto, aunque lo importante, en definitiva, es convertir a YPF en una empresa –que como lo fuere hasta su privatización- utilice a fondo los recursos que, se sabe, subyacen en la Patria, y aquí se encuentra quizás el meollo de la cuestión, la ”necesidad de capitales de inversión para explorarlos y explotarlos debería formar parte de las prioridades de la nueva política energética, determinando alianzas empresariales y el ingreso de capitales para la envergadura de la tarea propuesta”. Un calculo optimista, nos dice, que la explotación de “Vaca Muerta”, el yacimiento que provocara que CFK elogiara a los mismos directivos de Repsol-YPF que ahora echara como si fueran los únicos culpables de la perdida del autoabastecimiento, olvidándose que 9 de las 11 empresas radicadas en Argentina han declinado su producción de manera mas que importante, necesita de una imperiosa inversión imposible para YPF y el propio Estado por si mismos.
Es muy cierto, que el potencial del yacimiento puede atraer a los grandes jugadores de la industria petrolera, pero cabe hacernos una pregunta: ¿Por qué la “nueva política” tendrá mejores resultados que la anterior que no funciono? Con solo el voluntarismo como motor encendido por la decisión y el “discurso-relato epopéyico y nacionalizador” no alcanza ni basta, y mucho menos despeja la siguiente pregunta que debemos realizarnos los argentinos: ¿Y por que los mismos que condujeron esta política energética que nos llevo al “desastre” –palabras exactas de Kicillof- serán capaces de convertirla en exitosa? Entre las diferentes reacciones negativas que genero en el mundo la decisión argentina de expropiar sin respetar las condiciones del propio contrato entre Repsol y el Estado Argentino, se destaca un duro editorial publicado el pasado 19 de abril por el The Washington Post que sostiene “CFK se niega a ingresar en el futuro –y como hicieran otros periódicos y hasta gobiernos, propone- expulsar a la Argentina del Grupo de los 20”.
“Cuando Cristina FK fue reelegida Presidente de la Argentina, en octubre pasado, planteamos que tendría que hacer una elección entre seguir adelante con el populismo autocrático que había practicado antes de las elecciones o conducir a su país de regreso a los mercados globales y el mundo democrático”, inicia diciendo el prestigioso periódico y agrega: “esta semana CFK dejo clara su elección, al nacionalizar la mayor empresa petrolífera de su país. Al igual que su reciente renovación de los reclamos argentinos sobre las islas Falklands (Malvinas), la medida le conquisto el barato aplauso popular… y aseguro que el aislamiento de la Argentina del resto del mundo –y del progreso de sus vecinos- seguirá en aumento”. El editorial que suele reflejar el pensamiento mas profundo y serio del Departamento de Estado sostiene que “además de causar una ruptura con España y la CEE, la nacionalización tan solo garantizara que la Argentina es incapaz de atraer el capital extranjero y el conocimiento para explotar sus grandes reservas de petróleo y gas, que incluyen sustanciales depósitos de pizarra”.
“El paso aun mas a la izquierda de la Presidente es una mala noticia no solamente para los empresarios –y destaca enfáticamente- desde las elecciones el gobierno argentino no ha cesado de atacar a los medios independientes, incluso los dos diarios mas importantes del país”; lo que quizás mas impacto en el Departamento de Estado y en varios gobiernos fue “la manera arrebatada y poco elegante” utilizada por el Gobierno Cristina para desalojar a los directivos tanto españoles como argentinos de la torre de Macacha Guemes 515; un procedimiento innecesario y a cara de perro, de un talante muy diferente del que mostrara el propio Néstor en las discusiones que solía sostener con los titulares de Repsol y de otras varias empresas en torno a dos temas excluyentes: inversiones y exploración. Fue una constante y, quizás la excusa para “argentinizarla con Eskenazi”, mientras la petrolera sostenía que las reservas entraban en franca declinación, Néstor optaba por la dimensión psicológico-cultural y aseguraba que todo podía solucionarse si se despejaban los malos entendidos que marcaban la relación.
“Era uno de los pocos amigos –de Néstor- presentables” respecto de Enrique Eskenazi, señala un allegado a aquella supuesta “argentinización”, y que implicara permitir repartir el 90% de las utilidades, cuando no mas; el 25,46% de las acciones se pago con un monto aportado por Eskenazi, que nunca fue revelado, con un “préstamo del vendedor Repsol” de poco mas de US$ 1 mil millones y con el auxilio de un sindicato de bancos. Una compra apalancada, como suele denominarse en el sector financiero, fueron Néstor y Julio De Vido quienes monitorearon esa operación. Repsol acepto sin chistar la cesión de esa tajada accionaria, para “arreglar a Néstor” haciendo olvidar el pecado original de la compra hostil (del porciento de los empleados) y la perdida de la acción de oro del Estado. Detrás del ingreso de los Eskenazi hubo “algo más potente que un lavado de cara de los españoles” y eso fue la incorporación del capitalismo de amigos y testaferros. Debemos recordar que al asumir CFK el primer mandato Néstor y Sebastian Eskenazi se reunieron y el primero aprobó el “plan de acción” que le presentara el nuevo CEO de YPF.
Los actuales reproches del ex CEO respecto de que “la empresa cumplió con todo y mas”, nos debe llevar a alguna reflexión muy profunda respecto del “mas” y es muy cierto también, que como dice el editorial del diario estadounidense “el Gobierno paso por alto la carta orgánica de YPF, que, para expropiar, obliga a hacer una oferta hostil a “todos” los accionistas por el valor de mercado, y se valió de una ley de la ultima dictadura militar”, algo que ya venia realizando el régimen Cristina en varias otras oportunidades y para propia conveniencia. El precio de la acción de YPF esta totalmente desplomado, en consecuencia el valor del crédito que el Grupo Petersen tomo para “adquirir” su 25,46% es hoy muy superior al de las tenencias que puso como garantías de repago. ¿Quién se hará cargo del desastre? La pregunta abre la posibilidad cierta de la •”aparición de un nuevo jugador –del gusto ahora de CFK o Máximo- dispuesto a solventar el compromiso”, su perfil tendrá que ver con las condiciones y la confianza que deposite en el Estado cristinista devenido controlante y encargado del management de YPF.
Los fondos de inversión internacionales que se dedican a saldar pasivos empresariales a cambio de porcentajes de sus papeles tienen dos restricciones especificas: no pueden realizar esas actividades ni en Argentina ni en Rusia, por motivos obvios y de criterioso conocimiento, por lo tanto, la búsqueda será una tarea poco sencilla: hace falta una dosis de audacia para subirse a un vehiculo a cuyo volante esta el tridente: De Vido, Kicillof y Moreno. El cambio en la cúspide de YPF coincide con un relevo generacional en el elenco gubernamental, “la piara” kirchnerista deja paso a los nuevos etáreos de los recién llegados jóvenes camporistas, y cada rostro joven llega con una novedad bajo el brazo (Boudou le ofrendo a CFK las AFJP y ahora la causa Ciccone, Lousteau la 125 y luego el peor enfrentamiento social, Kicillof YPF para que con ella viva su hora mas gloriosa, y ¿después?). ¿Que puede importar en esta hora de la “gesta gloriosa y epopeyita” que la hija de la Presidente utilice el Tango 10 como remis privado? ¿Qué dimensión miserable tiene ese hecho comparado con la recuperación del mayor recurso estratégico?
Debemos ser conscientes que solo en medio de las crisis y cuando se hacen sentir los rigores de los ajustes, es que los pueblos ponen sus ojos en esas cuestiones de supuesta “poca monta”, el mal humor que acompaña el hundimiento de la economía no tolera ni las trapisondas de los funcionarios, los actores sociales, los políticos y los sindicalistas, hasta las propias iglesias caen en la volteada. Justo ahora cuando las casas reales se vuelven democráticas y republicas, algunas republicas y sus gobiernos se ufanan de copiar los modos de las monarquías absolutistas. “Oltri tempe”, respondería CFK con su muy personal manera de expresarse en italiano. Otro tiempo que emparenta el “arrebato” de CFK respecto de YPF con el cometido por Galtieri respecto de Malvinas; ningún gobernante ni ciudadano puede resignar el reclamo de soberanía y posesión ni de Malvinas ni de YPF, pero el arrebato del dictador y el de Cristina despertaron iniciales ilusiones y un llamativo apoyo popular, pero produjo el primero –incuestionablemente- un “profundo retroceso histórico” en el desarrollo de la controversia y el conflicto con el Imperio británico.
El interrogante que plantea la expropiación de YPF, dispuesta por “La Jefa”, consiste en saber si el camino elegido resulto el adecuado, mas allá de las coreografías que el cristinismo monta con eficiencia comunicacional, la comparación entre ambos hechos no responde a un antojo, aun cuando aquellos contextos históricos sean opuestos al extremo; los hidrocarburos son una de las riquezas en disputa del litigio con los “piratas ingleses”. La acción de la Presidente en uno u otro caso estaría trasuntando que, en algunos de ellos, impero la improvisación o un grueso error de calculo, al igual que le sucediere a Galtieri. Desde el inicio del segundo mandato, Cristina coloco a Malvinas como una prioridad, detrás de la legitima demanda hizo filtrar sus conveniencias de política domestica, machaco con anuncios desopilantes, arreo a la oposición a ceremonias menores en la Casa Rosada.
Si la decisión de expropiación estaba madura, CFK debió saber que esos gestos y su invocación a una salida pacifica del pleito quedarían en la nada, el avance sobre Repsol YPF iba a significar además de un pleito con España y la UE un desafío a EEUU, haber supuesto otra cosa denotaría cierta familiarización deshonrosa con el oscurantismo militar, igual que cuando la dictadura conjeturo que la guerra contra Gran Bretaña no involucraría a la OTAN, en ambos casos, el problema parecería el mismo: “la disrupción frecuente de la Argentina en el plano internacional”. La tendencia a la experiencia traumática, al esfuerzo tenaz por derrochar confianza, una cronología que en ese aspecto, causa asombro. Quizás el problema no radique en la expropiación misma sino en sus métodos, de arrebato, sorteando leyes y hasta la carta orgánica de YPF y escondiendo el dinero, lo mismo que ocurriera en 2006 con Suez y La Caixa en Aguas Argentinas.
Todo como si se tratara de una batalla contra el peor enemigo, al cristinismo ahora y al kirchnerismo antes, le afloran resabios de mandoneo militar, sobrevivientes, tal vez, de aquellos turbulentos años 70 del siglo pasado; nadie se ocupo de probar con una negociación que podría haber arribado al mismo puerto pero con infinito menos ruido, la causa del ruido y el encono mutuo de Kicillof y Brufau, quizás. El primero pareciera que ha sabido adecuar su marxismo universitario a la ramplonería cristinista, las culpas y las desgracias siempre están fuera del Gobierno, aunque las propias estadísticas de CFK indican lo contrario: la declinación de petróleo y gas se remontan a la totalidad del régimen K que se suman a los años de las privatizaciones por ellos avaladas y de las que se sirvieron económicamente hace 17 años. Repsol-YPF no fue la excepción descendente de la época: otras 8 empresas exhibieron tendencias similares de las 11 que aquí operan. La cuestión no seria una mala gestión empresaria, sino una errada política energética.
Kicillof y Cristina evidenciaron una marcada habilidad para enmascarar el pasado que condena al kirchnerismo.