Por lapoliticaonline.- Sin un candidato que arrastre un triunfo en las provincias, el oficialismo vuelve a amenazar con las testimoniales. Los gobernadores Capitanich, Urribarri y el vice bonaerense Gabriel Mariotto no descartan presentarse. La Justicia ya las cuestionó porque “lesionan las instituciones de la República”.
El kirchnerismo enfrenta en octubre una prueba de fuego. Del resultado de las elecciones legislativas dependerá si genera el escenario necesario para reformar la Constitución y permitirle a Cristina Kirchner la posibilidad de competir por un nuevo mandato.Sin embargo, a pocos meses de los comicios en muchos distritos tanto provinciales como municipales el oficialismo no encontró una figura que le asegure el triunfo y una buena cantidad de legisladores. Es además la primera vez que no contará con Néstor o Cristina traccionando la boleta. El problema que enfrenta rebela además la incapacidad para genarar una sucesión fuera del matrimonio presidencial, de este espacio que en pocas semanas festejará sus 10 años en el poder. Por eso, ningún dirigente kirchnerista salió hasta ahora a descartar la posibilidad de volver recurrir a las candidaturas testimoniales, esa cuestionada herramienta que usó Néstor Kirchner en 2009 y que no le sirvió para evitar la derrota. Es que ante la falta d eun arrastre nacional, en el Gobierno creen que para garantizar un piso mínimo d evotos deberían encabezar las boletas en provincias y municipios sus gobernantes, que suelen ser los que más miden. El primero que blanqueó esta posibilidad fue el chaqueño Jorge Capitanich que viene amenazando con presentarse como candidato a senador. Transparente, dijo que quiere competir “para garantizar un resultado electoral" en favor del kirchnerismo. Si lo hace deberá pedir licencia por dos años y una vez que finalice su mandato de gobernador podría ingresar al Congreso. Una suerte de testimonial, pero "guardando" la candidatura para cuando termine su mandato de gobernador, acaso para garantizarse fueros. Otro que coquetea con es aopción es el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. Desde enero corre la versión de que también quiere ser senador aunque en los medios jura y perjura que ese tema “no fue analizado”. En las últimas semanas se nombró a su hijo Mauro, secretario parlamentario del Senado entrerriano. Seríua una manera de colocar al apellido Urribarri al tope de la boleta, pero en su entorno lo niegan, lo que aumenta la posibilidad de que Urribarri padre tome la decisión de presentarse, más aún cuando se lo nombra como posible sucesor de Cristina y uno de los preferidos de la Casa Rosada. No son los únicos que van por ese camino. El gobernador de Tucumán, José Alperovich reunió a los intendentes peronistas de su provincia. Y aunque su preferido para encabezar la lista es el intendente de San Miguel, Domingo Amaya, curiosamente les pidió a los jefes comunales “esfuerzo porque se va a plebiscitar la gestión”. A estos gobernadores se sumó el vice bonaerense Gabriel Mariotto que se manifestó “dispuesto” a aceptar una candidatura testimonial si es que la Presidenta se lo pide. “Formo parte de un proyecto y no tengo expectativas individuales", explicó. Movidas similares analizan varios intedentes del Conurbano, que ante la falta de nombres fuertes que arrasten su boleta de concejales, temen poner en peligro el control de esos cuerpos sino encabezan las boletas. Jugada arriesgada De todos modos, el kirchnerismo se arriesga a una maniobra que no cayó muy bien en la sociedad. De hecho, Kirchner tuvo que soportar otra derrota en 2009, aquella vez por parte de la entente que conformaron Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá. No sólo eso. La Justicia también puso el ojo sobre esa herramienta. En 2009, el diputado radical Ricardo Gil Lavedra hizo una presentación para que la Cámara Electoral frene las candidaturas del por entonces jefe de Gabinete Sergio Massa y el gobernador Daniel Scioli. En un fallo dividido, la Cámara le dio la razón al Gobierno ya que señalaron que “la Justicia no puede juzgar intenciones futuras”. Sin embargo, advirtió que si Scioli y Massa no asumían luego de la elección, "lesionarían las instituciones de la República". Ambos no asumieron, al igual que numerosos intedentes que encabezaron la boleta de concejales. Además, el camarista Alberto Dalla Vía, había indicado que las testimoniales "quiebran el sistema representativo". Con aquel antecedente repetir la maniobra podría encontrar acaso más fuertes cuestionamientos den la Justicia, que no pasa precisamente por su mejor momento en la relación con el kirchnerismo.
