Por Guillermo Cherashny/El Informador.- El trasfondo es la maniobra de Cristóbal López para liquidar a Lázaro Báez.
Actuando como vocero del macrismo, Marcos Peña deslizó que “la gente tiene hartazgo con las reiteradas vivencias del pasado político; hay que mirar al futuro. El PRO ha encontrado su identidad y representación”. Todo esto en relación a la foto del 1 de mayo en Córdoba que mostró juntos a José Manuel de la Sota, Francisco de Narváez, Hugo Moyano y Roberto Lavagna. La intención del peronismo opositor sería tomar contacto con otras fuerzas políticas para conformar un frente alternativo al gobierno. La reacción macrista, aunque sorprendió, tiene su explicación lógica. Peña es un dirigente que depende intelectualmente del gurú de Macri, el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, principal defensor de la tesis que dice que el PRO representa a la nueva política y que no debe aparecer demasiado vinculado al peronismo en ninguna de sus versiones.No es menos cierto que Durán Barba fue procesado hace un año por la llamada “campaña sucia” contra el senador kirchnerista Daniel Filmus, que vinculó falsamente a su padre con Sergio Schoklender, durante la etapa preelectoral del 2011. Según algunos, esta situación, además de otras, podría condicionar a aquél para que sea funcional al cristinismo en determinadas cuestiones. También se habría producido otro hecho que tendría vinculación directa con la toma de distancia de Macri del peronismo opositor. El jefe de gobierno habría mantenido recientemente una fuerte e infrecuente discusión con su amigo y asesor, el constructor Nicolás Caputo, que se negaría a romper lanzas con el gobierno porque es adjudicatario de no pocas obras públicas que le concede Julio de Vido. Poco tiempo atrás y a través de intermediarios, el constructor habría adquirido el 40% de EDESUR. Pero además Caputo es el nexo con Cristóbal López, el dueño de C5N y Radio 10. Estos medios castigan duro y parejo al jefe de gobierno, como se pudo ver luego de los recientes incidentes en el Borda. El caso es que Macri le habría exigido a su amigo que no acepte más la valija que le entregaría todos los meses el zar del juego. Estas sumas tendrían por objeto seguir evitando que la ciudad controle on line los tragamonedas de Palermo y el casino flotante. En síntesis, que Caputo haría la vista gorda a los ataques del multimedios del zar del juego a Macri, siempre y cuando la valija mensual continúe llegando puntualmente.
La conspiración contra Báez
No menos significativo es que en círculos empresarios se afirme que Lázaro Báez sería dueño de la mitad de la constructora IECSA, que era propiedad de Franco Macri y luego fue supuestamente vendida a Ángelo Calcaterra, primo hermano de Mauricio, pero en la práctica un subordinado de Caputo. IECSA integra con Sinohydro Group, Austral Construcciones, Chediak y Esuco uno de los grupos oferentes para la licitación de la mega obra de las represas Presidente Kirchner y Gobernador Cepernic, en Santa Cruz. Se trata de la mayor obra pública de la era K, con una inversión de US$ 4500 millones. No es un secreto que Báez apunta a quedarse con el gigantesco negocio. En la discusión referida, Caputo le habría explicado a Macri que si el PRO enfrenta al gobierno, la jugada podría terminar siendo un bumerang, ya que el cristinismo, jugado por jugado, se lo puede llevar puesto al macrismo haciendo estallar denuncias de corrupción. En el trasfondo de esta pulseada está la lucha en el seno del poder. Cristóbal López trataría de acelerar la caída de Báez para quedarse, entre otros negocios, con las comentadas licitaciones de las represas Kirchner y Cepernic. López tendría como aliados a Carlos Zannini y el jefe de la Secretaría de Inteligencia, Héctor Icazuriaga, que quieren dejarlo a Báez solo ante el mundo. Es que ellos, junto con el empresario Carlos Molinari, competirían con él por una serie de los negociados escandalosos vinculados a tierras fiscales y obras públicas. El otro asociado a este grupo sería el ultracristinista intendente de José C. Paz, Mario Ishii, mencionado últimamente en la adquisición de importantes campos en las localidades correntinas de Bella Vista y Saladas. Afirman que él habría desembolsado unos 80 millones de dólares a través del Banco Credicoop para concretar las operaciones. Volviendo a Caputo, por medio de Cristóbal se acercó a Zannini e Icazuriaga para salvar a IECSA de las llamas del Lazarogate y también para que Caputo construcciones continúe ganando obras hasta el 2015 o más allá, si Cristina es reelegida. Este panorama tiene su correlato electoral. Si el PRO no lleva a Lavagna como candidato a senador, debería recurrir a Gabriela Michetti. Entonces, con una candidata tan ligada a Macri, la elección podría convertirse en un plebiscito de la gestión local, que en este momento está cuestionada por la mayoría de los porteños. Existen entonces altas probabilidades de que Michetti no alcance el 31% que obtuvo en el 2009 como candidata a diputada nacional. En cambio Lavagna, un economista de renombre ajeno al PRO, ampliaría el espectro de votantes y evitaría el test sobre la gestión. Los memoriosos recuerdan que, antes de que lo echaran del gobierno de Kirchner, Lavagna denunció la cartelización de las licitaciones de obras públicas y Caputo era uno de los acusados indirectamente. De ahí que el compañero de Macri en el colegio Cardenal Newman deteste al ex ministro de economía.
