Por Guillermo Cherashny/El Informador Público
El gobierno busca acelerar la crisis en el FAP para ganar la provincia en el 2013. La renuncia y el pase a la clandestinidad del comisario general Hugo Tognoli, Jefe de Policía de Santa Fe desde el año 2008, causó conmoción en esa provincia. El hecho deja también al descubierto que después de la caída de los jefes mafiosos Chicho Grande y Chicho Chico a fines de la década del ‘30, sectores de la policía santafesina con el tiempo comenzaron a convertirse en la nueva mafia provincial. Anteayer, Página 12 reveló una investigación federal llevada a cabo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en dos causas por narcotráfico comprometían al ahora ex jefe de la policía provincial Tognoli.
La investigación realizada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, cuya conducción tiene excelentes relaciones con Nilda Garré y Horacio Verbitsky, contó además con la asistencia logística del general César Milani, jefe de Inteligencia del Ejército argentino. Razones de Estado El interés del cristinismo en el caso Tognoli se explicaría por razones de alta política. La operación iniciada apuntaría a descalificar al socialismo santafesino, publicitando las conexiones del comisario Tognoli con Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Fuentes confiables señalan que la valija que Tognoli le hacía llegar periódicamente al anterior gobernador y también al actual, contenía 5 millones de pesos. A todo esto, el sumario quedó en manos del juez federal número 3, Carlos Vera Barros, y comenzó a ser investigado por la fiscal Liliana Bettiolo, quien subroga ese cargo en la Fiscalía 2ª y su punto fuerte hasta ahora serían una serie de escuchas telefónicas entre oficiales de policías y narcos. Hay entonces fuertes indicios de que el cristinismo estaría intentando sacar de carrera al socialismo gobernante para que el año que viene el Frente para la Victoria pueda ganar las elecciones legislativas. Coincidentemente, fuentes del gobierno aseguran que el “chivo” Agustín Rossi abandonaría próximamente la presidencia del bloque de diputados nacionales para ser ministro. Entonces el gobierno impulsaría a otro candidato a diputado nacional en primer lugar, con la idea de que el cambio le permita ganar una difícil elección contra Miguel del Sel y el que resulte candidato del gobierno socialista. Pero la “operación Tognoli” también tiene otro cierre: Hermes Binner se opone a la reelección de CFK. Si el socialismo entra en crisis y él debe dar finalmente un paso al costado, el sector anti-reformista del FAP podría debilitarse. El kirchnerismo encontraría entonces buenas condiciones para negociar con los sectores del FAP críticos de Binner. Especialmente con la diputada Victoria Donda, su jefe en el Movimiento Libres del Sur, Hugo Tumini, y las huestes de la CTA opositora. En la mesa de las negociaciones estaría el acuerdo para que los legisladores del FAP apoyen la reforma constitucional. O sea, el cambio de la constitución neoliberal del 53/94 por otra semisocialista y casi bolivariana. No hay que olvidar que tanto Donda como Tumini provienen de las filas kirchneristas y que su alejamiento de las mismas tiene todo el aspecto de una maniobra táctica. De este modo, el gobierno habría hecho una carambola a tres bandas. El mes pasado, la presidente dijo en su noche estelar en Harvard que las constituciones se modifican por acuerdos entre dos o más partidos. En este caso, se trataría de los sobrevivientes a la crisis que ya está creciendo en el FAP y que se aceleraría por el caso Tognoli. Éste, desde la clandestinidad, esperaría negociar su libertad contando para ello con el apoyo de altos mandos policiales que le seguirían respondiendo.
El gobierno busca acelerar la crisis en el FAP para ganar la provincia en el 2013. La renuncia y el pase a la clandestinidad del comisario general Hugo Tognoli, Jefe de Policía de Santa Fe desde el año 2008, causó conmoción en esa provincia. El hecho deja también al descubierto que después de la caída de los jefes mafiosos Chicho Grande y Chicho Chico a fines de la década del ‘30, sectores de la policía santafesina con el tiempo comenzaron a convertirse en la nueva mafia provincial. Anteayer, Página 12 reveló una investigación federal llevada a cabo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en dos causas por narcotráfico comprometían al ahora ex jefe de la policía provincial Tognoli.
La investigación realizada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, cuya conducción tiene excelentes relaciones con Nilda Garré y Horacio Verbitsky, contó además con la asistencia logística del general César Milani, jefe de Inteligencia del Ejército argentino. Razones de Estado El interés del cristinismo en el caso Tognoli se explicaría por razones de alta política. La operación iniciada apuntaría a descalificar al socialismo santafesino, publicitando las conexiones del comisario Tognoli con Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Fuentes confiables señalan que la valija que Tognoli le hacía llegar periódicamente al anterior gobernador y también al actual, contenía 5 millones de pesos. A todo esto, el sumario quedó en manos del juez federal número 3, Carlos Vera Barros, y comenzó a ser investigado por la fiscal Liliana Bettiolo, quien subroga ese cargo en la Fiscalía 2ª y su punto fuerte hasta ahora serían una serie de escuchas telefónicas entre oficiales de policías y narcos. Hay entonces fuertes indicios de que el cristinismo estaría intentando sacar de carrera al socialismo gobernante para que el año que viene el Frente para la Victoria pueda ganar las elecciones legislativas. Coincidentemente, fuentes del gobierno aseguran que el “chivo” Agustín Rossi abandonaría próximamente la presidencia del bloque de diputados nacionales para ser ministro. Entonces el gobierno impulsaría a otro candidato a diputado nacional en primer lugar, con la idea de que el cambio le permita ganar una difícil elección contra Miguel del Sel y el que resulte candidato del gobierno socialista. Pero la “operación Tognoli” también tiene otro cierre: Hermes Binner se opone a la reelección de CFK. Si el socialismo entra en crisis y él debe dar finalmente un paso al costado, el sector anti-reformista del FAP podría debilitarse. El kirchnerismo encontraría entonces buenas condiciones para negociar con los sectores del FAP críticos de Binner. Especialmente con la diputada Victoria Donda, su jefe en el Movimiento Libres del Sur, Hugo Tumini, y las huestes de la CTA opositora. En la mesa de las negociaciones estaría el acuerdo para que los legisladores del FAP apoyen la reforma constitucional. O sea, el cambio de la constitución neoliberal del 53/94 por otra semisocialista y casi bolivariana. No hay que olvidar que tanto Donda como Tumini provienen de las filas kirchneristas y que su alejamiento de las mismas tiene todo el aspecto de una maniobra táctica. De este modo, el gobierno habría hecho una carambola a tres bandas. El mes pasado, la presidente dijo en su noche estelar en Harvard que las constituciones se modifican por acuerdos entre dos o más partidos. En este caso, se trataría de los sobrevivientes a la crisis que ya está creciendo en el FAP y que se aceleraría por el caso Tognoli. Éste, desde la clandestinidad, esperaría negociar su libertad contando para ello con el apoyo de altos mandos policiales que le seguirían respondiendo.
