HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 11 de junio de 2012

YPF, LA GRAN APUESTA (Y LA GRAN INQUIETUD) DEL VIAJE PRESIDENCIAL.


Cristina Kirchner viajará pasado mañana a Nueva York, a reclamar ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas por la soberanía sobre las Malvinas . Además de jerarquizar esa rutina, el viaje tiene una pretensión menos evidente: la Presidenta llevará YPF en la valija. Varios miembros de la comitiva cifran expectativas en las entrevistas que ella mantenga durante los cuatro días que permanecerá en Manhattan, antes de trasladarse a Los Cabos, en México, para participar en la Cumbre del G-20, el lunes próximo. Nada preocupa más al Gobierno que el abastecimiento de petróleo y gas. VER MÁS
Guillermo Moreno cierra la economía e interviene el mercado de cambios para conseguir los dólares que le permitan pagar las importaciones de combustibles que el país ya no produce. Esa inquietud es más intensa porque con la estatización de YPF el kirchnerismo logró colocarse en el centro de la crisis. Ahora, con la empresa en sus manos, debe demostrar que la incógnita energética comienza a despejarse. Miguel Galuccio, el CEO de la petrolera "recuperada para todos los argentinos", cree que su gestión no tendrá éxito sin una alianza con las multinacionales. No hay otro modo de conseguir los 7000 millones de dólares de inversión anual que se propuso. El Gobierno se apoya en Susan Segal, la gerenta del Consejo de las Américas, para la elaboración de su agenda neoyorquina. Entre los socios del Consejo están Exxon Mobile y, en especial, Chevron. "Sería un éxito conseguir en este viaje algún anuncio de inversión", confiesa uno de los integrantes del séquito oficial.

Los funcionarios miran con simpatía a Alí Moshiri, el responsable de Chevron para América latina y Africa. Moshiri, un iraní americanizado, ya demostró que no teme el riesgo político: a pesar de que Hugo Chávez se apropió de la cuenca del Orinoco, él resolvió continuar en Venezuela.

ATRACTIVO

El compromiso de esa transnacional con YPF tendría otro atractivo para la Presidenta. Chevron es la antigua Standard Oil de California con la que Juan Perón firmó un convenio de inversiones en mayo de 1955. Ese giro inspiró los reproches de Arturo Frondizi en Petróleo y Política. Perón se defendió en La fuerza es el derecho de las bestias (1958), explicando que YPF no tenía la capacidad de satisfacer la demanda de hidrocarburos de la industrialización argentina. Cristina Kirchner, cuya pasión historiográfica es cada vez más vehemente, ya dispone de los argumentos para dotar su apertura petrolera de una genealogía ortodoxa.

El viaje de pasado mañana también puede convertirse para el Gobierno en el despertador a una nueva realidad. La limitación de las grandes petroleras para invertir en YPF no es tanto la arbitrariedad regulatoria del kirchnerismo, sino el peligro de exponerse a litigios en Nueva York. Repsol ha saturado los tribunales de esa ciudad denunciando una confiscación.

Además, Antonio Brufau amenazó con demandas a las empresas convocadas por el Gobierno en caso de que contraten con quienes fingen ser los dueños de la empresa. Un analista energético explica desde Houston: "Las grandes compañías cotizan en la Bolsa de Nueva York y no pueden exponerse a este tipo de litigios. Los gerentes no llevarán a los directorios una negociación con YPF hasta que el gobierno argentino no arregle sus cuentas con Repsol". Corolario: estos ejecutivos tiemblan más ante un juez de Manhattan que ante un talibán de Uzbekistán.

Las petroleras están también recelosas de algunas actitudes del oficialismo. Por ejemplo: en su Informe Mosconi, Axel Kicillof ventiló las reuniones de los directivos de Repsol con 12 multinacionales. Quería demostrar que Brufau iba a vender YPF entre gallos y medianoche. No advirtió que estaba rompiendo los acuerdos de confidencialidad que enmarcaron esas entrevistas. No sería nada si no fuera porque las empresas afectadas son las mismas a las que Galuccio pretende atraer. Suele pasar con los grandes ideólogos: el bosque no les deja ver el árbol.

La apertura de una negociación con Repsol es muy remota. La irritación española con Cristina Kirchner no tiene precedente. La reunión del G-20 acaso permita verificarlo: Mariano Rajoy fue invitado, aunque España no pertenezca al club. Será, a pesar suyo, la estrella del encuentro. En la sesión interministerial de Puerto Vallarta, en abril, la mayoría del G-20 condenó la estatización de YPF. La semana pasada, Juan Carlos I viajó a Brasil y Chile sin pisar Buenos Aires. Fue un modo de desinvitar a la señora de Kirchner a la Cumbre Iberoamericana de noviembre, en Cádiz.

Durante su reunión con Sebastián Piñera , el rey no hizo otra cosa que criticar a la Presidenta. Siguió despotricando ante los mandatarios de Colombia, México y Perú, que asistían en Antofagasta a una reunión de países del Pacífico.

Quienes se regodean pensando en un fracaso de la apertura de YPF al capital extranjero no son los papagayos neoliberales de Kicillof. Son empresarios nac&pop, amigos del Gobierno. Un funcionario lo explica con crudeza: "Cristóbal López y Carlos Bulgheroni esperan que no consigamos inversores para que, de rodillas, abramos el negocio del shale gas para ellos; quieren ayudar".

Kicillof, eso sí, resolvió un angustiante problema de corto plazo: como publicó LA NACION el viernes, el Banco Central permitió a los bancos financiar a YPF, aunque sea una empresa con control estatal. Así y todo, Galuccio sigue buscando un director de Finanzas que reemplace a Nicolás Arceo, que obedece a Kicillof.

Como ingeniero en petróleo, Galuccio sorprende. Nada parece interesarle más que su visibilidad. Relata uno de sus colaboradores: "Es imposible reunirse con el ingeniero sin la presencia de su asesora de imagen". Es la socióloga Doris Capurro, que con la encuestadora Ibarómetro asesora al gobernador Sergio Urribarri. Se le atribuye ser la madrina del regreso de Galuccio desde Londres. Capurro es hoy una interlocutora habitual de la Presidenta.

Además de atender al desafío internacional y financiero de YPF, Cristina Kirchner debió ordenar la semana pasada el frente interno: los titulares de provincias petroleras están inquietos por la nacionalización de facto de los recursos de sus distritos. Se lo sugirieron a la Presidenta durante una visita reservada, en Olivos.

Los hidrocarburos descongelaron la agenda federal. Los gobernadores con intereses en el sector comenzaron a reunirse en secreto, aunque Carlos Zannini siempre se entera por algún infidente. La última vez que lo hicieron, Jorge Sapag, de Neuquén, se quejó de que en el programa quinquenal de Galuccio aparecieran como propiedad de YPF zonas del yacimiento Vaca Muerta que son de la provincia. El mendocino Francisco Pérez narró que lo llamaron de la Casa Rosada para reprenderlo por conceder el área de Ranquil Norte a Wintershall y Total, en vez de contratar a la compañía estatal. El chubutense Martín Buzzi programa con la provincial Petrominera una red de estaciones de servicio, pero YPF le niega el combustible. Por culpa del jujeño Eduardo Fellner, el malestar no es más estridente: "Lo que ustedes dicen es muy lógico, pero hoy las cosas se manejan de otra manera.", les hizo ver.

ADVERTENCIA

En síntesis: los gobernadores advierten que YPF se ha convertido en el boquete a través del cual la Casa Rosada se apropia de su capacidad de contratación con el sector privado. Por lo visto, todavía no descubrieron la ventaja de hacer contratos con el Estado kirchnerista en vez de hacerlo con una multinacional.

Desde Nueva York, Cristina Kirchner volará a Baja California. Allí, el G-20 tendrá un encuentro electrizante: la economía internacional, como la presentó la última tapa de The Economist, parece un barco hundido. La tensión no deja lugar a la hipocresía. Barack Obama, angustiado por el impacto de la retracción europea sobre la economía norteamericana y, por lo tanto, sobre su propia reelección, conminó a Angela Merkel a evitar el derrumbe financiero.

La Presidenta va a México llena de interés, a pesar de los reproches con que pueda encontrarse. Un allegado le oyó decir que su política internacional se reduce hoy a la participación en el G-20 y a la relación bilateral con Brasil. Imposible no pensar en el zorro y las uvas.

Para quienes le enrostren su proteccionismo, adelantó una respuesta el martes pasado: "Hay que orientar los recursos del sector financiero al sector productivo. No importa si se es de derecha o de izquierda, sino el resultado". Anteayer, la ultraderechista Marine Le Pen lo confirmó ante María Laura Avignolo, de Clarín: "Mi proyecto es un proteccionismo patriótico, como el que está naciendo en América del Sur". Cuando entre en el Centro de Convenciones de Los Cabos, Cristina Kirchner podrá lucir, sobre su invariable vestido negro, esa curiosa cucarda.

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