Los peces gordos siempre permanecen ocultos en el tráfico de grandes cargamentos de droga. En el "macrotráfico" de drogas, ingresan grandes cantidades de estupefacientes a través de Salta principalmente para exportar a Europa y al norte de África. Todo el negocio está terciarizado, por lo que los peces gordos nunca aparecen. Argentina es el país con mayor consumo de cocaína por habitante en América del Sur. A mediados del año pasado dos gendarmes quedaron detenidos en Aguaray cuando intentaban ingresar cerca de 980 kilos de cocaína escondidos en una camioneta. Según la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, la carga estaba valuada en 10 millones de dólares. La semana pasada, en Corrientes, un perro antinarcóticos evitó la salida de más de 4.560 kilos de cocaína escondida en la base de estatuillas de bronce con figuras de tango, con destino europeo. AA/El Tribuno.
Estos son solo dos ejemplos que sirven para ilustrar lo que las autoridades de la Provincia denominan el “macrotráfico” de drogas. Se trata del ingreso y transporte de grandes cantidades de estupefacientes a través de Salta para abastecer el mercado interno de la Argentina, el país con mayor consumo de cocaína por habitante en América del Sur, pero principalmente para exportar a Europa y al norte de Africa.
Salta es la principal puerta de entrada de la cocaína al país, particularmente Salvador Mazza, en la frontera con Bolivia. Gendarmería Nacional es la fuerza de seguridad que se encarga de combatir un negocio que en 2010, según la DEA, la Agencia Antidrogas estadounidense, llegó a las 70 toneladas de cocaína en la Argentina, alrededor de 700 millones de dólares.
Según se desprende del Primer Estudio de Diagnóstico sobre Narcotráfico en la Provincia, elaborado por la Agencia Antidrogas y el Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico), se trata de organizaciones delictivas cuya principal característica es la invisibilidad, con un alto grado de sofisticación y acceso a grandes montos de dinero.
Esta bandas cuentan con un mecanismo que se vale de la división de tareas y la tercerización de los trabajos que tienen alto nivel de exposición frente a las fuerzas de seguridad. Por eso la mayoría de los detenidos son personas que no forman parte de la organización, sino que fueron contratados para cubrir solo una etapa del negocio. “Los peces gordos de las drogas casi no surgen en las investigaciones... Agarrás a perejiles, a los tipos que manejan el camión. Pero al que compra, vende o produce no lo vas a tocar... no hay forma de detectarlo, salvo que los delaten”, dice una de fuentes judiciales citadas por el informe. “Alguien viaja directamente a Bolivia, se reúne y prepara todo, sin que nosotros lleguemos a saber quién es”, agrega.
La mayoría de los detenidos, que son contratados para el transporte, ocupan los niveles más bajos de la cadena de comercialización y su detención no pone en jaque el funcionamiento del grupo, porque son rápidamente reemplazables. Como dice una de las fuentes del informe, se puede interrumpir una línea del circuito, pero en Europa no se corta... nunca se termina. Es decir, se puede interceptar algún eslabón de los que manejan la oferta de drogas, pero la demanda en Europa no se corta.
“Es difícil que haya organizaciones muy grandes que manejen toda la cadena. Lo que existe es un proveedor y una persona que pone el capital. Apuestan mucha plata”, dice el informe. Estas son las personas que escapan de la Justicia.
Según el documento, se mueven en avión, pueden vivir en un country privado y tener un auto de alta gama. El bajo perfil y el anonimato reemplazaron a la figura del “capo”, que actuaba de manera casi pública.