HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 22 de julio de 2011

LA FUTBOLIZACIÓN DE LA POLÍTICA


Transitamos la "futbolización de la política". El concepto, nobleza obliga, le pertenece a Juan Pablo Varsky, colega y certero diagnosticador, al observar el espíritu de cancha que atraviesa a la Argentina en los últimos meses.

Y es que, en política, la lógica reciente es la de la dicotomía de dos equipos enfrentados en un partido de potrero, sin referí y ni siquiera hinchada. O jugás para uno o jugás para otro, no hay opción.

Como en la cancha, hay planchas, codazos, fouls violentos, insultos, muchos insultos cruzados, y goles en contra. Nunca expulsiones. Nadie quiere abandonar el campo de juego.

Basta con enumerar algunos episodios de esta semana, como el acto por el 17 aniversario del atentado a la AMIA en 1994. Había 85 muertos para honrar desde el escenario de la calle Pasteur, pero los discursos dividieron a los asistentes en dos grupos: unidos en el dolor, pero enfrentados políticamente.

Por un lado, el titular de la AMIA, Guillermo Borger, le dijo a la presidente Cristina Kirchner que con su presencia no era suficiente, debido a que hasta hoy no hay condenados en la causa que investiga el ataque terrorista.

Y luego, el representante de familiares de los muertos el 18 de julio, Sergio Burstein, se dedicó a criticar a Mauricio Macri y a su diputado electo porteño, el rabino Sergio Bergman, muy lejos del momento de reflexión que imponía la memoria a las víctimas, motivo principal de la convocatoria. La política metió su cola. Burstein simpatiza con el kirchnerismo y detesta a Macri porque, durante la gestión del jefe de Gobierno, supo que el ex jefe de la Policía Metropolitana le había "pinchado" el teléfono. Pero ése no era el ámbito para dirimir aquellas cuentas personales.

Santa Fe también jugó un partido que incluyó insultos y mojadas de oreja. Cristina Kirchner fue a Santa Fe y, en un acto del que participó el gobernador Hermes Binner, aseguró que la provincia creció menos que la Nación. A partir de allí, kirchneristas y binneristas sólo cruzaron insultos. “Hipócrita, canalla, mentiroso”, le dijo el candidato K, Agustín Rossi, al gobernador. Y los socialistas se quejaron por la falta de respeto de la Presidente.

Pero el clásico sin dudas es el de la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué no le han dicho desde el oficialismo a Mauricio Macri? “Burro”, “cómplice de la dictadura”, “vago”, son sólo algunos de los adjetivos para el jefe de Gobierno que, en este caso, ganó con una estrategia defensiva. Todos para atrás para evitar los goles en contra y dejar que ataque sólo el equipo adversario.
Y vino, por ejemplo, Fito Páez, y su "asco" por los porteños que votaron a Macri en la primera vuelta (gol del PRO).

Después los intelectuales de Carta Abierta criticando la campaña de su candidato, Daniel Filmus. También los ausentes en la cancha, los que dejan pasar la pelota, empezando por Cristina Kirchner y sus ministros de la Casa Rosada, cada vez menos involucrados en la campaña final de Filmus en la ciudad de Buenos Aires.

Ni hablar de los derechos humanos y la camiseta que el oficialismo se puso en defensa de las Madres de Plaza de Mayo. ¿Se jugó sucio? ¿Offside? ¿Penal? Al equipo contrario no se le reconoce nada, porque sólo quiere la destrucción de los organismos de Derechos Humanos. No hay espacio para la autocrítica. No importa si Sergio Schoklender estafó al Estado. Y no se habla de la responsabilidad que le cabe a Hebe de Bonafini en este escándalo millonario que perjudica a fondos de todos los argentinos. Responsabilidad tiene porque firmó un poder legal a favor de Schocklender para el manejo de 300 millones de dólares. Es sentido común.

Pero esa apreciación ya coloca a quien la dice del lado del equipo contrario a los K. Y entonces cualquier patada o plancha es válida para recuperar la pelota. Porque "vienen por los pañuelos".
La lista es demasiado larga. El caso Clarín y los hijos de Ernestina Herrera de Noble también divide equipos. O a favor o en contra, nunca menos. Papel Prensa, la ley de Medios, el Fútbol para Todos y su déficit millonario. Exposición Rural o Tecnópolis. Se juega en un equipo o en el otro. No hay lugar para ser parte de la hinchada.

Es la "futbolización" de la política. Y, como la Selección, hace mucho que así no ganamos nada.

Dos bandos divididos

* En los últimos meses, la Argentina parece atravesada por el espíritu de cancha.
* En la política hay planchas, codazos, fouls, insultos cruzados y goles en contra. O jugás para uno o jugás para otro, no hay opción.
* Esa lógica se reflejó esta semana en el acto por el aniversario del atentado a la AMIA y durante la visita de la Presidenta a Santa Fe. También en las derivaciones de la elección porteña.
* Como la Selección, hace mucho que la Argentina, así, no gana nada.

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