HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 24 de junio de 2011

¿MÁS ES MEJOR?

Primarias: la encrucijada y un riesgo sin sentido

Hay sectores del FpV que comenzaron a plantearse la innecesaria realización de las internas abiertas, debido a que los frentes cerraron con un solo candidato. Además empiezan a advertirse posibles complicaciones. Las probables consecuencias. La opinión de los analistas

Avatar propio de la política argentina: lo que hoy es beneficio, mañana puede ser revés, y viceversa. Néstor Kirchner diseñó el esquema de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias con el objetivo principal de reordenar el sistema político, y fundamentalmente proteger al FpV de la diáspora posible tras la derrota de 2009.

La tropa no se disgregó, y la propia muerte de Kirchner la encolumnó aún más a la figura de Cristina Fernández. Ahora, la Presidenta se sintió obligada, presa de su propia unipersonalidad conductiva y política. Unica síntesis de la amplitud del kirchnerismo, la dama se apresta a afrontar un proceso electoral largo, justamente lo que preferiría haber evitado en su intento reeleccionista. Reconoció el martes, cuando confirmó su búsqueda de un nuevo mandato, que le hubiera gustado dar esa precisión “más cerca del final del período”.

¿Para qué, entonces, hacer una interna abierta que estira el proselitismo dos meses cuando -a excepción de algunos municipios- las primarias sólo figurarán como una general anticipada? Las cartas están echadas. En el Congreso aseguran que no se puede cambiar ahora el esquema, aunque, en rigor, hasta desde la oposición se habla de la inutilidad de una elección más.

Para el kirchnerismo, aquella jugada pergeñada para ordenar y contener pasa ahora a ser un posible problema, una encrucijada que hace exponer a su candidata a riesgosas consecuencias endógenas y exógenas.

El último fin de semana Cristina Fernández viajó a El Calafate a recluirse con sus hijos, en el primer Día del Padre sin Néstor. Y lo hizo con ordenadas carpetas que Carlos Zannini le entregó antes de partir. ¿Las listas? No, encuestas.

La Presidenta espera que el espacio le asegure una victoria en la primera vuelta, casi una certeza de esquivar un desgastante segundo round en el balotaje. Esas encuestas habrían sido celosamente seleccionadas para tranquilizarla. Sin embargo, percibió una notoria diferencia entre lo que ella leía de los informes y una nota del diario La Nación del domingo, donde un sondeo de Poliarquía daba una diferencia de 17,6 puntos entre Mauricio Macri y Daniel Filmus para la elección de Capital. Fuentes cercanas a la Rosada aseguran que ni bien volvió del sur pidió una revisión de los números.
Sin internas atractivas a la vista, las primarias figuran como un primer test electoral que no debiera tener alteraciones mayores en la elección general, pese a la advertencia que por estos días parece dar Santa Fe. En esa provincia, quien salió tercero en las primarias ahora figura segundo en varios sondeos para la general.

Es una incógnita, incluso para encuestadores y analistas políticos, el interés que el electorado pueda mostrar en cuanto a la concurrencia en la primera vuelta. Sí hay una clara recomendación: “deberán hacer una fuerte campaña para que la gente se acerque a votar”.
Las primarias figuran como un factor psicológico. Es ineludible, entonces, vincular su resultado a la resolución futura del mapa electoral. Para ello será necesario, en el caso del oficialismo, conseguir el número tanto de participación como de adhesión al candidato presidencial, que en caso del FpV fija ese piso en más del 40 por ciento, lo que empezaría a garantizar el triunfo sin balotaje. También, evitar que se transforme la elección general en una polarización entre el primero y el segundo de la primaria.

¿Qué pasa, entonces, si ese número no se alcanza? ¿Cómo se debe trabajar en los dos meses que separan las internas de las elecciones del 23 de octubre? ¿Qué actitud tomarán los sectores que se sientan heridos tras el cierre de listas, tanto de cara a las primarias como en la transición entre éstas y las generales?

Los intendentes y el PJ

La oposición ataca la realización de la interna “por el gasto desmedido de hacer una elección de más, ya que las primarias perdieron sentido al no haber más de un candidato a Presidente en ninguno de los frentes”. Es verdad, pero igualmente lo es que a los armados opositores también les representa una erogación extra en atención de fiscales y demás. En ese rubro de los gastos debe agregarse la movilización de electores que estén dispuestos a hacer.

El tema de la movilización pasa a ser clave para dejar sentada desde el vamos la impresión del éxito con que debe terminar la empresa. En la Provincia, donde se libra la madre de las batallas y se inclina la balanza, el poder del peronismo también se ejerce en la capacidad para “empujar y acompañar” al electorado.

En la semana más febril de la rosca, el territorio bonaerense esperó con ansiedad confirmaciones. No sólo de la candidatura presidencial, sino de los vices y los hombres y mujeres de las listas legislativas. Siempre hay heridos al final de esta historia, que quedará sellada el 13 de julio con la oficialización de las nóminas, tras los pasos de revisiones y apelaciones.

En 2009, cuando colectoras y testimoniales enojaron a varios barones, quedó flotando un fantasma. El intendente Mario Ishii anunció que dejaba la comuna para salir a “cazar traidores”. En Olivos no necesitaban de consecuentes operadores para saber el juego de algunas comunas donde Kirchner sacó bastante menos que intendentes con juramento de lealtad.

Ese fantasma ronda por sobre las primarias. Si los heridos son muchos y de peso
(y en este ítem también debe anotarse a un sector del sindicalismo), puede haber señales claras de enojo, traducidas en el retaceo de la voluntad de movilización que restaría volumen de voto en esa “elección psicológica”, que para muchos es condicionante del futuro.

“Son muy pocos los intendentes del Conurbano que aprecian a este gobierno”, aguijoneó Eduardo Duhalde al mismo momento que Cristina Fernández anunciaba su lanzamiento a la reelección. Chicanero y conocedor del palo, Duhalde tiene la ambulancia encendida. De todos modos, la presión de los enojados no necesariamente debe traducirse en abandonos y traiciones.

Las primarias le dan una posibilidad de “negociar” su apoyo en la general con recursos o promesas, máxime si éstas se incumplieron en el período de acomodar las bancas legislativas.

“No se ganan las elecciones sin el peronismo”, dicen, con insistencia, los popes justicialistas bonaerenses, sobre todo cuando ven cerca la amenaza transversal.

Autor de Nota: Revista La Tecla

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