SULEIMAN
Omar Suleiman, el heredero y continuista amparado por Washington.
El vicepresidente egipcio fue uno de los jefes de inteligencia más poderosos del mundo.
Es el candidato de EE.UU. a encabezar la transición en Egipto una vez que el Presidente Hosni Mubarak abandone el poder, según publicó The New York Times. Y por el otro lado, es el principal candidato para la sucesión del gobierno egipcio. Este es Omar Suleiman, el ahora número dos del gobierno del país.
Nombrado sólo hace ocho días como el primer vicepresidente en 30 años en el país, Suleiman es el hombre que se ha encargado desde el 29 de enero a destrabar las negociaciones de su gobierno con opositores y Estados Unidos. Además, es considerado el nexo entre el Ejecutivo y un Ejército cada vez más ambiguo en sus posiciones.
Nacido en la ciudad de Qana en 1936, Suleiman entró al Ejército a los 17 años y desarrolló su carrera en el servicio secreto. Recibió instrucción en la URSS y estudió Ciencias Políticas en la U. del Cairo. Pero fue en 1986 cuando su vida cobró el matiz político al ser ascendido a jefe de la Inteligencia Militar, lo cual lo puso en contacto directo con Mubarak.
Desde ahí combatió principalmente a los extremistas islámicos que merodeaban los destinos turísticos de Egipto en los 90. Esa misma década, en 1993, fue nombrado jefe de la Dirección de la Inteligencia General, cargo que ostentó hasta hace una semana atrás. También se le encomendó la misión de mediar en el conflicto entre las facciones palestinas y entre Hamas e Israel en el caso del secuestrado soldado israelí Guilad Shalit. Así, Suleiman se hizo conocido en Occidente. De hecho, la revista Foreing Policy lo calificó hace dos años como el jefe de inteligencia más poderoso, sólo por detrás del director del Mossad israelí de ese entonces, Meir Dagan. Según diplomáticos británicos citados por el Daily Telegraph es un hombre "influyente, poderoso, accesible y creíble" además de "diplomático y negociador nato".
A pesar de que Suleiman no militó en el gobernante Partido Democrático Nacional, se transformó en un hombre muy cercano a Mubarak gracias a las circunstancias. En 1995, Suleiman lo "salvó" al insistirle en que se trasladara en un auto blindado en Addis Abeba, Etiopía. La recomendación hizo que el atentado perpetrado en su contra en la capital etíope no tuviera consecuencias físicas, pero sí afectivas: sus relaciones se estrecharon hasta el día de hoy.
FUENTE: LA TERCERA