HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 30 de noviembre de 2009

LA PAZ NO ES UN RECUERDO

Por Iván Damianovich

La celebración del tratado de paz entre Argentina y Chile en estos días fue posiblemente uno de los acontecimientos más relevantes que les tocara atravesar a ambas presidentas. La historia las ubicó en el lugar del que recoge los frutos, todo un privilegio que demanda una responsabilidad de idéntico calibre.

El viaje que reunió en el Vaticano a Cristina Kirchner y Michelle Bachelet veinticinco años después del tratado que selló el diferendo por el Canal del Beagle dejó en claro que la paz es un valor incalculable, pilar fundamental para el desarrollo de los pueblos. Junto al papa Benedicto XVI las jefas de Estado rememoraron aquellos años en los que la verba bélica, la desconfianza constante y la mezquindad política pusieron a ambas naciones al borde de la guerra. Pero el recuerdo de las negociaciones y la resolución de las mismas a instancias del papa Juan Pablo II no encapsula la dimensión pacífica añorada en tan sólo un recuerdo. Todo lo contrario. Más bien, se trató de volver a pronunciar las palabras que trajeron la paz. Fue un ejercicio de la memoria que habita en el corazón de los pueblos y no conoce de letra muerta. Alcanzar la paz fue asegurarla. Aquel acontecimiento de 1984 permitió erradicar la violencia a la que eran conducidos ambos países por sus respectivas dictaduras militares. La celebración del tratado de paz entre Argentina y Chile en estos días fue posiblemente uno de los acontecimientos más relevantes que les tocara atravesar a ambas presidentas. La historia las ubicó en el lugar del que recoge los frutos, todo un privilegio que demanda una responsabilidad de idéntico calibre. En ese contexto, hay que leerse las palabras de Benedicto XVI: la paz también se asegura cuando pobreza y corrupción desaparecen. El legado de Juan Pablo II y los funcionarios de ambos lados de la cordillera interpelan a los dirigentes de hoy. En circunstancias mucho más auspiciosas y más gratas que entonces, a la dirigencia se le reclama hoy trabajar por la igualdad social, la transparencia en el sector público y privado, el compromiso por los más pobres y la promoción de los valores humanos. Todos ellos son también, en alguna medida, sinónimos de paz. FUENTE: Asteriscos.Tv

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