La Plata (Buenos Aires), 30 Nov. 09 (AICA)
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, consideró que las recientes “candidaturas testimoniales” son “una burla a la ciudadanía”, y advirtió que éste es otro elemento que se añade al “descrédito al mundo de la política”, porque, aseguró, “es el carácter, la cualidad ética de la actividad política la que está aquí en juego”. “Se trata de eso: de una burla a la ciudadanía. A esos candidatos que han sido votados para que desempeñaran determinados cargos les corresponde, efectivamente, no defraudar a quienes los votaron y asumir esos cargos”, estimó en su reflexión semanal por televisión. Tras preguntar “a qué se debe que se haya convertido ‘la política’ en una especie de campo minado, y objeto de continuas sospechas”, afirmó que esto se debe “muchas veces a que incluso sus mismos protagonistas principales no advierten la nobleza de esa actividad”. El prelado puso como ejemplo las elecciones de junio pasado, donde “muchos candidatos se presentaron, ofrecieron su nombre -generalmente encabezando las listas- con el rotulo de ‘candidaturas testimoniales’”. Manifestó que “se sospechaba” y “se discutió en su momento” que “no tenían la intención de asumir los cargos para los cuales se postulaban”, e insistió en que “era lógico sospechar, ya que los ‘testimoniales’ o eran personajes que provenían de otros campos o estaban desempeñando importantes cargos ejecutivos. Eran nombres con ‘gancho’ para arrastrar votos”. “Ahora, cuando llega el momento de asumir esos cargos para los cuales han sido elegidos, se advierte que efectivamente no tenían la intención y que no los asumirán. Mucha gente se siente burlada, con razón, y esto es otro de los elementos que añade descrédito al mundo de la política”, explicó. El arzobispo platense también comentó que este descrédito de “la política” es “realmente penoso”, porque “la actividad política tiene un carácter nobilísimo” y recordó que “la Doctrina Social de la Iglesia exhorta a los laicos católicos a participar activamente en la vida política. Más aún, presenta esa participación como un ejercicio de la caridad, porque se trata de un servicio público, de un servicio a la sociedad”. Monseñor Aguer recordó que “se habla de la calidad de las instituciones, se reconoce que hay que mejorar la calidad de las instituciones de la República, pero esa calidad es menoscabada continuamente por gestos que desvalorizan la actividad política, como si la relación entre quien vota y el candidato votado no implicara un compromiso que tiene un fundamento ético importantísimo”. “Entones es el carácter, la cualidad ética de la actividad política la que está aquí en juego. Desgraciadamente, nos vamos acostumbrando a que, en nombre de la democracia, reducida a una defectuosa gimnasia electoral, se vulneren las instituciones de la República y se postergue indefinidamente la solución de los problemas crónicos de la Argentina”, concluyó.