HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 5 de noviembre de 2009

LA INCESANTE CONSPIRACIÓN

Poderosos medios y gobierno de la Argentina tienen en común varias cosas. El mismo botín pareciera ser una de ellas. Constituido este por la exclusividad en el manejo de los multimillonarios negocios y negociados que emanan del poder. A veces socios hasta la muerte, otras tantas enfrentados hasta el fin, pasando por una amplia gama de grises y posibilidades. La posesión de esta discrecionalidad, en definitiva es un salvaje enfrentamiento por el poder. En términos de la lógica planteada por ellos mismos, es excluyente la acumulación del poder económico. No importa contra quién, ni tampoco interesa la suerte de los argentinos en toda esta historia. Lo cierto es que la pertenencia a esta disputa los informa y emparenta profunda y definitivamente. Aunque se maten. Grandes socios y grandes enemigos, ambos pertenecen a la misma sintonía. No se está discutiendo, ni la calidad comunicacional ni mucho menos la calidad de vida de los argentinos. La inmensa mayoría de los compatriotas intuye o percibe la naturaleza verdadera de esta cuestión. Conocedores de esta situación tanto los Kirchner como el grupo Clarín y otros, sobreactúan en exceso sus “probos” roles. Los medios en un extraño alarde de democráticos y de representación ciudadana, se corren y actúan por derecha, en una interpretación primaria de la naturaleza política de sus lectores. El gobierno con peor estilo, aunque esto no es una cuestión de estilo, se instala y actúa por izquierda en una pésima sobre-actuación ideológica e interesada calificación de los pobres y humildes de la Argentina. Ambos, medios y gobierno, han contribuido y contribuyen al deterioro político de todo vestigio de orden e institucionalidad en la Argentina. Ambos de alguna manera, han desprestigiado los lugares que dicen representar o conducir. Salvo honrosas y cuasi anónimas excepciones de un lado y del otro. El sentido y destino de la pelea, delata objetivos que no la justifican. Ni el pueblo ni la patria están puestos en riesgo se alguno de los contendientes o ambos simultáneamente perdieran la condición que poseen. En un sentido real, da exactamente lo mismo quien gane. Es más, gane quién gane, empaten, arreglen una parte o todo nuevamente con otras figuras ad hoc, imagínese usted quienes son las víctimas directas de dicho resultado. Sea cual fuere. Es la incesante conspiración contra la Argentina desde la Argentina, lo que describe esta y otras disputas actuales dignas de la tristemente famosa “Década infame”.

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