Muchos bloques de legisladores en el parlamento actual argentino y en el que se viene, también. Nada bueno va a salir de ese pantano, y lo único que se pude esperar son muchas tarjetas Banelco voladoras, dispersas y una necia distracción en nombre de la República de muchos legisladores que han creído que desde este Congreso se puede legislar o gobernar justamente. Lo han creído sinceramente y otros lo actúan desde “la democracia” y muy renga por otro lado. Así las cosas, a poco de andar van a comprobar que algo faltó y que no bastó con supuestamente derrotar a la mayoría automática del oficialismo. Porque además, no termina de tomar cuerpo una política convocante a un vértice de unidad nacional en la emergencia y por encima de los “tres poderes”, única posibilidad que en diputados y senadores prosperen legislaciones con algún sentido no tribal. Y al no haberla vienen los pactos de Olivos, las defecciones y el reparto pampa. El escenario que se avizora es extremadamente conflictivo, siendo el principal enfrentamiento el de muchísima gente peleando por sobrevivir. Nada contiene a una energía que sea conducida hacia la sensatez, la soberanía y la justicia social. Divide y reinarás. Nada más lejos de la situación política nacional, donde no es verdad que haya existido algún o algunos hábiles políticos, que con picardía remaron para quedarse con el poder desde una voluntad de gobernar para todos. Acá lo que ha habido, son grupos alternativos y facciosos que se alzaron con la caja, tuvieron ese permiso a contraprestación de un saqueo mayúsculo por décadas, y el resto es el tiempo que son capaces, cada uno de ellos, de conservar el negocio. Cada vez con más énfasis aparece la cuestión de, entonces, ¿quién le pone el cascabel al gato? Obviamente no es ni va a ser una persona solamente. Nos inclinamos por una política que permita recoger, sin sectarismos ni arrogancias, nuestras mejores tradiciones de gestión nacional y popular y aplicarlas sin más. No hay muchos misterios de cómo se sale de esta crisis. No nos falta nada. Riquezas: todavía tenemos. Materia gris: la argentina no ha dejado de exportarlas. Fuerza de trabajo: sobra a la vista. Obviamente que el factor humano en la línea de la dirigencia y los cuadros necesarios para las circunstancias, es el principal problema a resolver. No porque no los haya, de todo tipo y cantidad, sino por su naturaleza profundamente distorsionada. Ha desaparecido el destino como nación y como pueblo en gran parte de nuestra conciencia. A fuerza de negarla en los hechos, la patria se ha desdibujado seriamente en el imaginario colectivo. Existe, está latente la posibilidad convocante y también ciertas figuras políticas, gremiales, empresariales, etc. que si trasponen la querella, prontamente se convertirían en un esperado llamado para un necesario y nuevo pronunciamiento popular.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
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