PARA QUE TODO SIGA IGUAL

Quizás en el fondo Cristina Fernández de Kirchner tenía razón y estaba diciendo la verdad, con respecto a la composición actual de su gobierno. Sin mediar requerimientos serios, la Presidente en la inmediata aparición pública luego de las perdidosas elecciones nacionales del 28 de junio de 2009, anunció vehemente que no tenía porqué realizar cambios en su gabinete. Para ella, nada amerita una modificación en la política oficial. Parece ser que ha sido dicho y hecho tal cual. Salvo pequeños cambios de fichas que son seguramente de facciones. O de excelencia requerida para la emergencia, o de dureza facial reclamada para un tiempo que no admite debilidades. Nuevos ataques mediáticos se ciernen sobre la vida política de los argentinos saturados de mediocridad. El nuevo Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, gurka profesional con patente de corso, acaba de manifestar para agredir a Eduardo Duhalde, que si hay alguien que verdaderamente sigue las enseñanzas de Juan y Eva Perón, son ni más ni menos que Néstor y Cristina. Las intervenciones de Duhalde han sido en la dirección de una concertación nacional para gobernar. Es decir una convocatoria a la unidad en la emergencia. Puede ser tomada, y seguramente ha sido así, como un desgaste fino y elegante al matrimonio presidencial. Convengamos que los Kirchner le dieron esa oportunidad con su solo obrar. Ellos solos se pusieron en esa situación. Ellos han conspirado contra sí mismos. Son ellos los destituyentes principales de la Argentina de hoy. La relación propuesta a los amigos, las estructuras y toda la sociedad ha sido invariablemente facciosa y corrupta. Pero por otro lado, la concertación y la unidad, es lo que desea y quiere que se realice la inmensa mayoría de los argentinos. Porque saben que su tranquilidad, progreso y felicidad dependen de ello. Duhalde está obrando con fundamentos tomados de una suplicante realidad. Daniel Innerarity, profesor titular de la cátedra de Filosofía de la Universidad de Zaragoza dice que: “…la virtud es una facilitación de actos, una atenuación progresiva del esfuerzo heroico. La falsificación del heroísmo ha ido unida a la consideración del valor moral en función del grado de esfuerzo requerido. De este modo se ha teñido a la virtud de un aspecto agresivo y combativo: la excelencia moral ha perdido su rostro amable”. Claro que en el caso de Néstor y Cristina además, es la actuación de ese heroísmo. Doble falsificación. Van a arreciar los tiroteos verbales y cruzados con mucha munición gruesa y con exhibición de pruebas corroborando esos dichos sobre supuestos actos delictuales. Van a intentar, perdido por perdido, violentar las variables políticas y sociales de nuestra patria. Lo más probable es que la geografía de escape elegida neciamente por el kirchnerismo, sea un actuado endurecimiento de las posturas y el estilo, para poder negociar su futuro inmediato en mejores condiciones. Lamentablemente para ellos, en esa encerrona, pronto se terminan el tiempo y los petardos. Que algo cambie para que todo siga igual, y parezca que son fuertes e ir zafando. En eso radica la genial estrategia ejercida por los Kirchner.