Así Mario Blejer, ex presidente del Banco Central de la República Argentina, fuese asesor en algún banco central de algún país de Iberoamérica y por más pequeño o insignificante que fuese dicha institución, sería incompatible con su cargo actual de asesor “temporal” del nuevo ministro de economía de nuestro país, Amado Boudou. Pero que lo sea del Banco de Inglaterra al mismo tiempo que de nuestra economía, ya es incompatible y terrorífico. Quizás tampoco ya no sea correcto hablar de “nuestra economía”. Toda ella tiene el aspecto superficial, a la vista y en profundidad, de no pertenecernos más. No nos podemos imaginar como se las puede ingeniar Mario Blejer para sustraerse por un instante a los intereses británicos y dedicarse a favorecer los nuestros. No decimos y viceversa, por razones obvias. Lo ostensible de la situación nos obliga a reflexionar sobre semejante alevosía. Los anglosajones si bien salvajes como pocos, supieron desarrollar una de las más brillantes inteligencias de los últimos siglos. Han sido maestros de otras formaciones estatales de las grandes potencias. EE.UU. lógicamente, y la vieja y nueva Rusia. Fue una inteligencia desplegada por el mundo allí donde sus intereses económicos lo ameritaban y ameritan. China es el ejemplo actual de las operaciones británicas de largo aliento y que encuentran en la actual megaciudad financiera de Shangai a uno de sus más trabajados y preciados frutos. La inteligencia británica ha tenido la sabiduría de ir desterritorializando de su patria, la cara del poder financiero. Esta acción inteligente fue pareja y simultánea a la globalización de la usura, a la que en definitiva siempre reporta. A pesar de que la City londinense conserva sus blasones, el centro de gravedad de la usura por ellos integrada y manejada, se ha desplazado hacia oscuros e inasibles espacios globalizados. En la City se mantiene una burocracia bancaria histórica y necesaria. Es su cantera de cuadros probados y disciplinados. También de comisarios políticos. En este caso del funcionario bancario Mario Blejer, es de política económica, que es lo que en definitiva importa. No podemos imaginarlo en el sentido contrario: un agente argentino infiltrado en el corazón del Banco de Inglaterra. Seguramente no lo es ni lo quiere ser. Lo siniestro de la situación, es que encima hay que pagarle. El dato importante de las últimas décadas, es que en algunas áreas del gobierno del mundo, se han caído los modelos más intrigantes y clandestinos y prefieren ya casi exclusivamente, mostrarlo como ayuda técnica. Pareciera como que en algunos lugares del planeta ya no hace falta más que eso.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
lunes, 20 de julio de 2009
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