El cardenal Bergoglio aseguró que hay zonas de la Ciudad que son “tierra de nadie”. Y se mostró preocupado por los niveles de “agresión y descontrol”. Además, negó un enfrentamiento con el Gobierno nacional.
La Iglesia volvió a mostrar su preocupación por el avance de la droga en Capital y el Gran Buenos Aires. El arzobispo porteño, cardenal Jorge Bergoglio, advirtió que en la Ciudad prima “la agresión, la violencia y el descontrol”, al tiempo que aseguró que hay zonas que son “tierra de nadie”.
“Nuestra ciudad necesita ser ungida en los lugares donde la bondad está en lucha, en esos espacios que a veces son tierra de nadie y pasan a ser ocupados por el interés egoísta. Me refiero a los espacios de injusticia social y económica, en los que la bondad -el bien común- debe reinar”, expresó Bergoglio durante la tradicional misa crismal, realizada en la Catedral Metropolitana.
El cardenal consideró que, sobre todo los jóvenes, “necesitan y reclaman a gritos que alguien los unja y les revele que pertenecen a Cristo, que sus dueños no son ni la marihuana, ni el paco, ni la cerveza, sino que es Cristo su Señor, el que los puede convocar y plenificar, misionar y acompañar”.
Al respecto, defendió el documento difundido la semana pasada por sacerdotes que realizan su labor pastoral en villas de emergencia, en el que se afirma que la droga está “despenalizada de hecho” en ese ámbito. “Es muy equilibrado, no tira piedras. Dicen lo que ven, viven allí, no van de visita”, consideró.
En este sentido y en tono autocrítico, Bergoglio instó a los sacerdotes a “salir de su autocomplacencia y eficientismo, para dar simples gestos de bondad”. Y agregó: “Sacerdotes salidores que saben aproximarse al otro y darse tiempo para hacer sentir a la gente que Dios tiene tiempo para ellos, ganas de atenderlos, de bendecirlos, de perdonarlos y de sanarlos. Sacerdotes que ungen sin mesianismos ni funcionalismos”, enfatizó.
El cardenal, que por la tarde encabezó la ceremonia de lavado de pies en el hospital Garrahan, también negó un enfrentamiento entre la Iglesia y el Gobierno nacional. “No hay ningún alejamiento”, aseguró. Y evitó pronunciarse sobre el adelantamiento de las elecciones legislativas. “No me meto en política partidista”, dijo.