PERIODISMO AMATEUR

La última catástrofe de Tartagal reconoce como principal causa, y no por primera vez, las inclemencias de un clima y hábitat vulnerado y modificado por la salvaje y desproporcionada mano de algunos hombres. No del hombre en general, que eso implica la universalización de las culpas, como suelen promocionar intencionadamente algunos poderosos grupos ecologistas. La principal desproporción es la generación de mucha pobreza en medio de la riqueza. Precisamente esa condición la convierte en no casual. El salvajismo de la desidia permanente como política estructural es la otra causa que tiende a producir un terrible cerrojo sobre las víctimas. Poca geografía de escape en Tartagal, como no ser su propia autodefensa y la solidaridad. La principal naturaleza agredida y violentada, ha sido la naturaleza humana. Es la ecología del hombre, la notoria y gran ausencia que salta al escándalo en los lugares donde se produce una catástrofe. Desde el gobierno nacional han decidido “cubrir” los acontecimientos en un tono y actitud de un itinerario “revelador” de las carencias y angustias del pobrerío damnificado. La “crónica” presidencial descubriendo “amargamente” la realidad de los argentinos en la emergencia, es más digna de competir por el premio Pulitzer en la categoría Reportaje de impacto, que para integrar alguna galería de estadistas. Habría que recordar que la emergencia es nacional y desde hace mucho. Sucede que suele no estar mediatizada. El anticipado regreso de Cristina de Kirchner de España, obedecería a su imperdible presencia en Tartagal. Situación que le fue evitada al Presidente en funciones, Julio Cobos, escandalosamente mediante un ardid aeronáutico.