Último mes del año con febriles realineamientos de la dirigencia política argentina. Con muy pocas políticas de estado, en la dirección del buen gobernar para el presente y el futuro colectivo. Y muchas medidas arbitrarias y extemporáneas de uso personal. Una oposición que solo atina a contestarle al gobierno desde una lógica parecida al oficialismo, pero más pulcra. Algunos dirigentes se escandalizan principalmente por no ser ellos los que ocupan el poder. Pensamos que en la argentina de hoy, la pulcritud viene de la mano de un buen plan de gobierno que dé trabajo y bienestar a todos los argentinos. La pulcritud sin contenidos, a poco de andar se transforma en un mero relevo. El testimonio político de Das Neves o Busti, eximen de un análisis más exhaustivo sobre los comportamientos públicos de muchos dirigentes que zapatean y lo único que pretenden con ello es arreglar los tantos personales. Lo más notable de esos casos, es la irrenunciable intención de posar como estadistas imprescindibles. Siempre existió el costado oscuro en todos los procesos políticos argentinos, donde la mera ambición y angurria personal gobiernan. Desconocerlo es tonto y no tener políticas para ello es de un romanticismo suicida existente en el imaginario político de un porcentaje elevado de militantes excluidos o autoexcluidos de una realidad terrible. Pero aquel, era el costado de un todo, que de alguna manera disimulaba y absorbía las aristas débiles. Aquellas imperfecciones naturales eran parte de un paisaje que mayormente no lo modificaba. Pensamos que aquel todo está ausente y que lo que antes era menor y débil, hoy ha impregnado y ocupado con mayor plenitud el espacio de la argentinidad y sus trabajos. Es menester recrear ese todo nacional habitado por los argentinos y esa recreación es cultural, política y espiritual para que pueda ser mucho más y mejor físicamente. Va a ser más difícil hacerlo si solamente miramos la innegable y quizás también insoslayable, dirigencia actual de la Argentina y los sucesos de su hábitat.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
lunes, 1 de diciembre de 2008
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