Se acaba de ventilar, una vez más, la disputa entre los Kirchner y Mauricio Macri. Con motivo de la entrega de premios del concurso de arquitectura del Museo Hotel de los Inmigrantes, “Ideas del Bicentenario”, la presidente compartió micrófono con el jefe de la ciudad de Buenos Aires. Macri reclama trabajo en conjunto, es decir plata o presupuesto. La presidente, que obviamente cerraba el acto, lo gastó con una serie de consejos acerca del buen gobernar. Realmente no tiene límites la vanidad de la gestión oficial nacional. No hay mucho que mostrar, como no sea un hiperactivismo inaugurativo del cual se vanagloria altivamente Cristina Fernández de Kirchner. Pero además consideran, ella y sobre todo Néstor, que eso es lo que quiera la gente, “hechos”. ¿Y cuales son esos hechos? Agitar superficialmente las aguas todo el tiempo para que dé la sensación de profundidad. ¿Hay gestión de gobierno en la Argentina? En todo caso, existe el gerenciamiento de negocios o negociados, de un grupo que ha asaltado el poder para su propio beneficio con un estilo represivo e histérico, propio de alguna de las empresas multinacionales que siempre proponen las delicias de la jungla como forma de funcionamiento para sus directivos y empleados. No importa que exista un verdadero resultado. Lo que interesa es poder hacer un montaje de algún improbable logro y mediatizarlo. Desde ahí, con ese trasfondo verdadero, Cristina retruca siempre. No conoce y no le interesa otra forma de relacionarse social y políticamente. Para rematarla un toque fashion y cuasi demócrata, ahora que especulan (no se sabe bien para que) con el triunfo de Obama. "Tengo un sueño", ha dicho en el acto Cristina Fernández mirándolo seriamente a Mauricio Macri y parafraseando al líder negro de los derechos civiles en EE.UU, Martin Luther King. Trasformar el basural de Costanera Sur en un Central Park símil New York, espejo en el que se mira Cristina, pretendiendo parecerse como expresión máxima del progresismo. HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
miércoles, 29 de octubre de 2008
CENTRAL PARK
Se acaba de ventilar, una vez más, la disputa entre los Kirchner y Mauricio Macri. Con motivo de la entrega de premios del concurso de arquitectura del Museo Hotel de los Inmigrantes, “Ideas del Bicentenario”, la presidente compartió micrófono con el jefe de la ciudad de Buenos Aires. Macri reclama trabajo en conjunto, es decir plata o presupuesto. La presidente, que obviamente cerraba el acto, lo gastó con una serie de consejos acerca del buen gobernar. Realmente no tiene límites la vanidad de la gestión oficial nacional. No hay mucho que mostrar, como no sea un hiperactivismo inaugurativo del cual se vanagloria altivamente Cristina Fernández de Kirchner. Pero además consideran, ella y sobre todo Néstor, que eso es lo que quiera la gente, “hechos”. ¿Y cuales son esos hechos? Agitar superficialmente las aguas todo el tiempo para que dé la sensación de profundidad. ¿Hay gestión de gobierno en la Argentina? En todo caso, existe el gerenciamiento de negocios o negociados, de un grupo que ha asaltado el poder para su propio beneficio con un estilo represivo e histérico, propio de alguna de las empresas multinacionales que siempre proponen las delicias de la jungla como forma de funcionamiento para sus directivos y empleados. No importa que exista un verdadero resultado. Lo que interesa es poder hacer un montaje de algún improbable logro y mediatizarlo. Desde ahí, con ese trasfondo verdadero, Cristina retruca siempre. No conoce y no le interesa otra forma de relacionarse social y políticamente. Para rematarla un toque fashion y cuasi demócrata, ahora que especulan (no se sabe bien para que) con el triunfo de Obama. "Tengo un sueño", ha dicho en el acto Cristina Fernández mirándolo seriamente a Mauricio Macri y parafraseando al líder negro de los derechos civiles en EE.UU, Martin Luther King. Trasformar el basural de Costanera Sur en un Central Park símil New York, espejo en el que se mira Cristina, pretendiendo parecerse como expresión máxima del progresismo.
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