Los otrora prolijos germanos de Siemens, al menos durante décadas cultivaron una imagen impoluta, se deslizan peligrosamente por la pendiente del descrédito internacional. Del mamarracho y papelón mayúsculo. No sería la única gran empresa internacional de estas épocas. Y son varios los expedientes pendientes de esta histórica industria alemana en todo el mundo. En Alemania habría un operativo político de limpieza institucional. Determinados juicios a Siemens por el estado alemán, tienen el doble de costo si no sincera sus negociados. ¡Así que a entregar peones! Parece que aquí no ha pasado otra cosa, entre otras, que la constitución de un “club de licitaciones”. Hoy le “toca” a Alstrom el tren bala, y mañana le “corresponde” a Siemens con las turbinas de generación eléctrica térmicas de General Belgrano y San Martín. Y si se pudre todo le echamos la culpa a Menem. O sacamos algunos trapitos de los militares, que hacen cosas parecidas. No tan desprolijas y alevosas como los franceses y alemanes. Eso si, de un monto infinitamente menor.
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