En su momento, Carlos Saúl había revelado el apodo del gobierno de Kirchner y que circulaba en corrillos por todos los mentideros políticos: las “S.S”. En este caso y más allá de la obvia analogía, significaba, soja y suerte. Hace demasiados meses que una persistente sequía azota a la Argentina en general. Ya hay zonas de catástrofe. Las pérdidas de animales son cuantiosas. El año que viene vamos a verificar en carne propia la no siembra de trigo y maíz. La falta de políticas agropecuarias de largo aliento, soportar una presión fiscal terrible con síntomas de querer reproducirse y una feroz sequía ya como flagelo bíblico, están consumiendo y arruinando, quién sabe por cuanto tiempo, a parte importante de nuestro campo y su gente. Además de estas delicias, debemos sumarle la increíble soberbia manifestada y ejercida por las autoridades nacionales. Donde todo parecería que tiene que ser tributario al sostenimiento, ad eternum, de un capricho tropical. Por eso ahora, aquellas soja y suerte de la bonanza, han mutado por otras más temibles “S.S.”: sequía y soberbia. HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
domingo, 24 de agosto de 2008
LAS S.S.
En su momento, Carlos Saúl había revelado el apodo del gobierno de Kirchner y que circulaba en corrillos por todos los mentideros políticos: las “S.S”. En este caso y más allá de la obvia analogía, significaba, soja y suerte. Hace demasiados meses que una persistente sequía azota a la Argentina en general. Ya hay zonas de catástrofe. Las pérdidas de animales son cuantiosas. El año que viene vamos a verificar en carne propia la no siembra de trigo y maíz. La falta de políticas agropecuarias de largo aliento, soportar una presión fiscal terrible con síntomas de querer reproducirse y una feroz sequía ya como flagelo bíblico, están consumiendo y arruinando, quién sabe por cuanto tiempo, a parte importante de nuestro campo y su gente. Además de estas delicias, debemos sumarle la increíble soberbia manifestada y ejercida por las autoridades nacionales. Donde todo parecería que tiene que ser tributario al sostenimiento, ad eternum, de un capricho tropical. Por eso ahora, aquellas soja y suerte de la bonanza, han mutado por otras más temibles “S.S.”: sequía y soberbia.
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