Omar Perotti, intendente de la ciudad santafesina de Rafaela, hace tiempo y en forma poco estridente, ha oficiado de operador del acuerdo lechero entre un sector de la producción lechera y Cristina de Kirchner. Reuniones privadas chicas y otras más nutridas semi-públicas, han ido jalonando este esfuerzo cuyo resultado, bastante magro, calificaría al intendente rafaelino entre las preferencias presidenciales por invalorables méritos tácticos y hacia horizontes más ambiciosos para Perotti. Aunque muchos integrantes de la dirigencia santafesina del Frente Para la Victoria opinan que si cambia la intendencia por un cargo nacional, estaría manoteando un fierro caliente. Rafaela es una pujante ciudad de la rica cuenca lechera argentina, tan castigada en los últimos años. El gobierno nacional se desvivía por exhibir rápidamente un acuerdo con el sector, si es posible antes del tratamiento de la ley sobre retenciones en el recinto. El ejecutivo nacional ha aspirado desde los inicios del conflicto con el campo a fracturar la protesta, todavía no lo ha logrado en profundidad. Algunas de estas reuniones privadas, buceando un arreglo, se realizan en Olivos con el matrimonio Kirchner y Alberto Fernández. La mayoría de las entidades no está con este pacto y denuncian la maniobra "exclusivamente divisionista".
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