Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Hace unos días escribimos que el gobierno, a través de algunos intermediarios, consultó al juez federal Claudio Bonadío si era verdad que pensaba citar a Máximo Kirchner a declaración indagatoria por la causa Hotesur. El magistrado habría dicho entonces, “al gordo lo tengo adentro”.
Y nosotros no hablamos de ninguna fecha, pero en medios políticos se corría el rumor de que el jueves pasado era el día D. Sin embargo, la citación no se firmó. En cambio, se realizó un allanamiento en la Inspección General de Justicia para obtener los nuevos registros de la sociedad Hotesur, en la cual Máximo Kirchner cambió el directorio y el domicilio, entre otras cosas. El caso es que Bonadío todavía no tiene las pruebas suficientes para una indagatoria, aunque no duda que el joven está seriamente implicado en varios delitos, entre ellos enriquecimiento ilícito. La citación se postergaría entonces para mayo.
Contraofensiva previsible
El cristinismo, en tanto, se encuentra en estado de alerta por la inminente citación y ya tiene preparada la contraofensiva que, según anunciamos en este portal, empezaría por la denuncia de una operación destituyente. La otra carta que jugaría el oficialismo sería que la Procuradora General Alejandra Gils Carbó instruya al flamante fiscal federal Leonardo Gómez Barbella para que, simultáneamente con la citación de Bonadío a Máximo, él pida que comparezcan a indagatoria Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre por lavado de dinero y delitos de lesa humanidad resultantes de la compra -supuestamente bajo coacción a la familia Graiver- de Papel Prensa, ocurrida en el ‘77 en pleno proceso militar. En esta causa el juez a cargo Julián Ercolini podría optar por “casanelar” el pedido del fiscal. Es decir, dejar dormir el requerimiento por largo tiempo, como hizo Sebastián Casanello con la citación a Lázaro Báez. La medalla K se la ganó finalmente el juez porque entró en la terna del gobierno para ocupar una vocalía en la Cámara Federal.
De este modo, cumpliría un récord que no podrá superar Roberto Carlés, candidato del gobierno a la vacante que dejó Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema. Casanello, de 38 años, fue ascendido hace poco más de dos años a juez federal y ahora sería camarista del mismo fuero, Un verdadero récord sólo superado por Lisandro Pellegrino, el novio o chongo de la hija mayor de Gils Carbó. Éste, de pinche en la Procuración, ahora tiene rango equivalente a camarista. El gobierno también medita sobre la intervención de la justicia federal o ponerla en comisión ante una citación de Máximo Kirchner, pero ya no parece alcanzarle el oxígeno político para tanto.
La idea de Cristina es volver a su recurso clásico. Si lo citan a su hijo por corrupción en el caso Hotesur, distraerá la atención denunciando un golpe corporativo, imputaría a la plana mayor de Clarín y La Nación por lavado de dinero y amenazaría con aplicar la ley antiterrorista a empresas y medios de comunicación, como un modo de diluir las acusaciones de corrupción contra ella y sus hijos.