El caso Santoro le vino como anillo al dedo. |
Por Alfredo Leuco/Tribuna de Periodistas.-
No me extraña. Nada nuevo bajo el sol. Pero hay que decir que Alberto Fernández respaldó una escandalosa resolución del juez Ramos Padilla que es un claro ataque a la libertad de prensa en general y al periodismo independiente en particular.
El magistrado federal que tiene puesta la camiseta de Cristina hasta cuando duerme, quiere ensuciar la cancha con el caso del colega Daniel Santoro al acusarlo de extorsionar con sus notas y de hacer operaciones sicológicas. Es un burdo intento de intimidar a todos los que ejercemos este maravilloso oficio. Es una advertencia, una amenaza.
Miren lo que le pasa a Santoro y es lo que les pasará a ustedes si siguen investigando al gobierno más corrupto de la historia democrática o expresando sus opiniones críticas hacia los Fernández. Ese es el mensaje.
Los que nos ganamos la vida dignamente con el periodismo, los que solo nos movemos por la búsqueda de la verdad, los que no nos dejamos domesticar por el poder político ni económico, tenemos que ponernos de pié y denunciar claramente este atropello feroz. Hasta ahora era solo un avance de un juez K. Pero ahora el candidato más votado en las primarias, Alberto, también se sumó a la campaña a favor de la censura.
Alberto dijo: “Una cosa es hacer periodismo y otra es fingir que se hace periodismo y mandar mensajes extorsivos”. Un despropósito monumental. Una barrabasada, como le gusta decir a Alberto de los jueces que tienen a Cristina en el banquillo de los acusados. Vamos por partes.
¿Quién dice si una información o una opinión es extorsiva o una operación de prensa? ¿Quién se atreve a juzgar semejante subjetividad? Ramos Padilla dice que lo debe decidir la Comisión Provincial de la Memoria. Ese, obviamente no es un organismo auxiliar de la justicia. Sería algo absolutamente anti constitucional y digamos que esa entidad no es precisamente un ejemplo de equilibrio y prescindencia.
La mayoría de sus miembros tiene posición pública tomada a favor de Cristina. Su presidente es Adolfo Pérez Esquivel.
Integran esa comisión, entre otros, Dora Barrancos, prestigiosa intelectual y candidata del kirchnerismo a senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires, el ex juez español Baltazar Garzón que fue asesor de Cristina y ganaba una fortuna por mes, Susana Méndez de gran actuación en el Cels (Centro de Estudios Legales y Sociales), otrora valioso organismo de defensa de los derechos humanos y hoy convertido en la Unidad Básica “Horacio Verbitsky” y Víctor Mendibil, histórico dirigente sindical de ATE y al CTA que en sus dos versiones apoyan a Cristina.
¿Se da cuenta lo que le digo? ¿Son imparciales estas personas? La verdad, si este es el camino elegido por Ramos Padilla para impartir justicia, mejor que no ande con vueltas. “No se quede a mitad de camino”, doctor. Que las notas de Daniel Santoro la juzgue directamente La Cámpora. Para que vamos a perder tiempo con esa suerte de Conadep del periodismo que ya fue propuesta por Dady Brieva.
Otro tema. Si Santoro hizo operaciones extorsivas con sus notas, el doctor Ramos Padilla podría seguir tirando de la cuerda y apuntar hacia arriba. Los editores máximos de Clarín, ¿Eran unos tontos que no se daban cuenta lo que hacía Santoro? ¿Eran cómplices de Santoro? ¿O peor aún, Santoro seguía las ordenes de sus superiores y por supuesto de Héctor Magnetto.
Quiero llegar por el camino del absurdo para demostrar lo absurda, sesgada, autoritaria y peligrosa que es la decisión del juez Ramos Padilla con el apoyo explícito de Alberto Fernández. Quisieron obligar a que Santoro revelara la identidad de sus fuentes, algo que está absolutamente prohibido y que tiene el respaldo de la protección del secreto profesional.
Insisto: esto no es un mensaje solo para Santoro. Es para todos los periodistas que no se arrodillan, ni se compran, ni se venden ni se alquilan ante las fortunas de la pauta publicitaria de los K ni ante las patoteadas y escraches de siempre.
El último, fue realmente grosero pero le sirve a la tropa para identificar a los enemigos. Un afiche que circuló por los canales habituales de las redes sociales kirchneristas acusaba a 15 periodistas de ser operadores.
Foto carné de cada uno para que no haya dudas. Semejante canallada tuvo su máxima expresión cuando entre esos 15 blancos móviles pusieron a Julio Blanck, el querido compañero de Clarín y TN que falleció hace un año. Entre los periodistas buchoneados hay de todos los medios y para todos los gustos.
El newsletter de activistas que promueve la candidatura de Alberto y Cristina incluyó entre otros a periodistas de radio Mitre como Jorge Lanata, Marcelo Longobardi y quien les escribe o de FM 100 como Santiago del Moro o de Clarín como Eduardo Van der Kooy. Pero insisto: estamos apuntados, para empezar, 15 de varios medios de comunicación.
En eso, a la hora de escrachar y atacar son amplios los muchachos.
¿Alguien cree que Alberto o Cristina salieron al cruce de este panfleto infame? ¿Alguien piensa que Alberto o Cristina emitieron aunque sea un tuit o un simple comunicado repudiando esto o tomando distancia formal y públicamente? Acertaron. Nadie dijo una palabra. Y se sabe que el que calla, otorga.
Ese sitio que funcionó como una de las usinas de difusión de propaganda del gobierno de Cristina y ahora electoral, también ofrece la posibilidad de sumarse a los equipos de trabajo del cristinismo y promueve que se lean entrevistas a varios dirigentes del palo.
A Alberto no se le cayó la cara de vergüenza al decir que “en las notas de Santoro había meta mensajes para los extorsionados”. Me hizo acordar a aquellos irracionales que decían que los discos de Xuxa, si se los escuchaban al revés, tenían mensajes satánicos. Un delirio total.
Está claro que lo único que quieren es callar a los periodistas, advertirles para que se autocensuren y limpiar el prontuario de Cristina y su banda de cómplices para que queden como santos inocentes que nunca robaron nada y que son perseguidos políticos.
Uno de los socios de Alberto y Cristina en esta avanzada es Hugo Moyano. Hace 15 días, la justicia desestimó un reclamo del líder de los camioneros para investigar las fuentes informativas de cuatro periodistas entre los cuales también estaba quien les habla. Parece que estoy de moda. Pero son medallas que me cuelgo. Fue un fallo histórico a favor de la libertad de expresión.
Los camaristas Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia dijeron que de avanzar por ese camino, se iba hacia la criminalización del ejercicio de nuestra profesión. San Moyano y su grupo de ángeles, querían que se investigara a los periodistas porque formamos parte de una maniobra de inteligencia para perjudicarlo y meterlo preso.
Otra vez las maniobras extorsivas o de operaciones sicológicas. Lo mismo que dicen Ramos Padilla y Alberto. Y solo aportaron opiniones recontra interesadas y ninguna prueba de nada. Solo fue un apriete judicial bastante más suave de los aprietes concretos y violentos que tantos han sufrido por parte de la mafia sindical.
La justicia dijo que las fuentes y llamadas telefónicas están amparadas por el artículo 43 de la Constitución Nacional. Fernando Ruiz, el profesor universitario y experto en medios, se preguntó si el juez Ramos Padilla estaba pariendo “un nuevo código penal mediático”. Y fue contra los negacionistas de la corrupción de estado que apelan a cualquier recurso para garantizar la impunidad de Cristina y su cártel pingüino.
El juez que ama a Cristina y a Justicia Legítima, quiere auditar las notas de los periodistas. Su candidato a presidente, Alberto, igual que Cristina, no puede ocultar que siempre odiaron al periodismo porque le gusta controlar todo pero que nadie lo controlen a ellos.
Néstor Kirchner fue una máquina de atacar y perseguir al periodismo y su jefe de gabinete fue el brazo ejecutor, frío e implacable. Lo hacía con mayor sigilo y en voz baja, pero era tan cruel como Néstor. A lo sumo hacían el jueguito el policía malo y el bueno. Néstor te destrozaba y después aparecía Alberto con algunos algodones y curitas.
Un operativo de pinzas que siguió con Cristina. Y que continuó ahora con Daniel Santoro, Mercedes Ninci, Jonatan Viale, Héctor Emanuele, Diego Leuco y los 15 periodistas que fuimos apuntados en un sitio que promueve su candidatura. No me sorprende. Nada nuevo bajo el sol.
Es lo mismo que hizo con la censura a Julio Nudler y a Pepe Eliaschev o con el reto público a Claudio Savoia o cuando celebraba la humillación a la que Néstor sometía a varios compañeros movileros. Nada nuevo bajo el sol. Pero siempre la memoria, la verdad y la justicia nos ayudan a ser mejores y a no ser tan ingenuos para creer en las mentiras de siempre.