Por Elizabeth Peger/El Cronista.-
La investigación contra dos hijastros de Moyano encendió las alarmasLa investigación contra dos hijastros de Moyano encendió las alarmas.
La ofensiva judicial que durante las últimas semanas puso en la mira a múltiples actores sindicales encendió todas las alarmas puertas adentro de la CGT. Y la de ayer no fue solo una jornada más: la difusión de la investigación contra los dos hijastros de Hugo Moyano por supuesta defraudación tras un sospechoso blanqueo millonario, mucho más que la detención de la desplazada cúpula de la seccional Bahía Blanca de la Uocra, reavivó viejos fantasmas y el temor creciente de un viraje judicial, con auspicio interesado de la Casa Rosada, hacia los verdaderos peso pesados del mundo sindical.
La polémica reacción de Luis Barrionuevo, con amenaza directa a la supervivencia de la gestión de Mauricio Macri, expuso sin tapujos la preocupación en la que trasunta la dirigencia gremial, convencida de la existencia de una "persecución" en su contra para "disciplinar" su voluntad ante el empeño oficial por apurar la reforma laboral y contener las demandas salariales en la nueva ronda de paritarias.
Si bien varios de sus pares le reprocharon al gastronómico la torpeza de la amenaza ("solo generaliza la pésima opinión de la sociedad sobre los gremios", criticó un hombre de la conducción sindical), en la intimidad no dudaron en atribuir a una maniobra del Gobierno la profundización de la embestida judicial. Y hasta algunos hablan en los términos de "extorsión política".
En esa visión la ofensiva tiene como principal objetivo al propio Moyano. Sugieren que, lejos de cualquier expectativa de distensión en el vínculo con el Ejecutivo, el líder camionero está decididamente "en la mira" y que esa decisión anticipa un escenario de mayor conflictividad socio-laboral en el corto plazo. "Se lo quieren llevar puesto, pero Moyano no se va a quedar de brazos cruzados y su reacción se traducirá en más conflicto", alertó un referente de la propia conducción de la central obrera. Difícil será para el resto de la dirigencia, incluso para aquellos que expresan una posición favorable al diálogo con el Gobierno, abstraerse de ese escenario. El sentimiento corporativo suele ejercer una presión inexcusable.
Más allá de admitir la magnitud de las causas que involucran a numerosos sindicalistas, la interpretación cegetista prefiere apuntar a la elección de los tiempos de la avanzada en su contra. "Cada vez que el Gobierno está empantanado saca a la luz el tema de las mafias, pero solo enfrenta a las mafias sindicales", se quejó otro dirigente. Allí incorporan su denuncia de una maniobra de "disciplinamiento" dirigida en dos frentes: por una parte, encorsetar los próximos acuerdos salariales en una guía que no supere el 15%, y a la par desacreditar ante la opinión pública la oposición sindical contra las bases de la reforma laboral.