Por Carlos Tórtora/El Informador Público.-
En los últimos días, la Alianza 1País que lidera Sergio Massa es el escenario que anticipa una etapa semi-caótica del peronismo, sacudido por las tensiones entre un liderazgo que se eclipsa, el de CFK, y la inexistencia de sustitutos de relieve que puedan detener la tendencia a la dispersión. Al líder tigrense no se le habría escapado, analizando los resultados de las PASO, que su derrota en Tigre por 785 votos resultaba sumamente extraña, junto con el bajo porcentual obtenido por 1País en el otro municipio importante que él controla: San Fernando. Así es que, ante el pedido de explicaciones de Massa, tanto su delfín Julio Zamora como el alcalde San Fernando Luis Andreotti, reaccionaron con dureza rechazando cualquier acusación de negligencia o, lo que es peor, de haberse entendido con Cambiemos a espaldas de su jefe. En el caso de Andreotti, optó por no concurrir más a las reuniones de la mesa chica massista, enviando en cambio a su hijo, en un gesto que se interpretó casi de ruptura. Pero la tormenta más severa se vivió en la cuna del massismo. En una indirecta acusación de traición contra Zamora, Massa ordenó recientemente que su mano derecha Eduardo Cergnul asumiera la Secretaría de Gobierno. Entre este último y Malena Galmarini, Secretaria de Desarrollo Social, iniciaron una maniobra de pinzas sobre el intendentes recortándoles el manejo de casi todas las partidas presupuestarias importantes, con la idea de dejarlo casi sin capacidad de administrar.
Una especie de guerra civil
El cepo financiero impuesto por los massistas a Zamora tuvo un importante efecto colateral: creó el zamorismo. Es que los leales al intendente cerraron filas y llegaron a la conclusión de que Massa había dispuesto sacárselos del medio. Así es que Tigre se encuentra ahora con un gobierno partido entre unos y otros. Y encima en el Concejo Deliberante los números de ambos están parejos. El naciente zamorismo no se quedó quieto y las peores sospechas de Massa se hicieron realidad. Zamora desembarcó en La Plata, más precisamente en el despacho del Subsecretario de Asuntos Municipales Alex Campbell -mano derecha de Federico Salvai- y pidió ayuda. Aunque es sabido que entre María Eugenia Vidal y Massa funciona exitosamente un pacto de gobernabilidad, las instrucciones que llegaron de la Casa Rosada no habrían dejado lugar a dudas: había que socorrer a Zamora. Es así que los sublevados de Tigre habrían empezado a recibir ayuda económica de la gobernación mientras que el enfrentamiento se iba profundizando.
Por lo que trascendió, hoy por hoy, tanto Zamora como Andreotti ya conversarían con la cúpula del macrismo acerca de su posible incorporación a Cambiemos luego del 22 de octubre. Aparentemente, Massa no estaría en condiciones de hacer echar a los intendentes sublevados y correría tal vez el riesgo de terminar perdiendo el control de su pago chico.
La crisis, si bien se encuentra en una etapa incipiente, ya es tema excluyente en el entorno del tigrense y pocos creen que la situación pueda revertirse, aunque en el peronismo actual casi todo es posible. En plena campaña y teniendo en cuenta del impacto que esta situación tendría en el resto de la provincia, Massa habría ordenado congelar el conflicto hasta el 22 del mes que viene. A todo esto, ¿está decidida la Casa Rosada a empujar la disolución del massismo? Fue Mauricio Macri en persona el que, sabiendo los pactos que su gobierno tiene con Massa, les hizo advertir a Eduardo Eurnekian, Mario Montoto y Jorge Brito que dejaran de financiar a 1País.
Como reflejo en parte de este tembladeral que va en aumento, las encuestas también muestran una enorme diversidad. Hay algunos consultores que sostienen que Massa terminará en 14 puntos (perdiendo un solo punto en relación a agosto), en tanto que los más pesimistas dicen que no pasará de 9 puntos.
Consciente de la gravedad de la situación, Massa se hace tiempo para conversar cada vez más con la Liga de Gobernadores y con José Manuel de la Sota para asegurarse una subsistencia política que ya no descanse en su poder territorial, que está atravesando por su peor momento.