HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 6 de septiembre de 2017

ATAJARSE, POR LAS DUDAS.


      Por Ricardo Kirschbaum/Clarín.- El kirchnerismo tiene una táctica electoral de victimizarse para tratar de captar votos remisos. El kirchnerismo pide que salga la Gendarmería del control de las elecciones porque le perdió la confianza que le tenía cuando Cristina era la Presidenta. Esa desconfianza, añadieron, se apoya en la desaparición de Sebastián Maldonado, y la responsabilidad que le adjudican a los gendarmes en el hecho. Los voceros que anticipan lo que quieren pintar como “fraude” son el ex radical Leopoldo Moreau y el peronista Fernando Espinoza, dos expertos veteranos en elecciones bonaerenses. Unidad Ciudadana no se quedó allí. Pidió, además, la remoción de Alejandro Tullio, también radical, que estuvo en la Dirección Nacional Electoral desde 2001 hasta diciembre de 2015.
Es decir, los doce años del kirchnerismo en el poder y el vocero, en aquella noche fatal para Scioli, de la intencionada demora en entregar los datos del escrutinio definitivo. El camporista Gustavo Utarrioz pidió al Gobierno que se aparte a Tullio haciéndolo responsable de la “manipulación del escrutinio provisorio”. ¿Cómo le fue en las PASO a Utarrioz en Mercedes, donde se candidatea como cabeza de lista de concejales? La respuesta es sencilla: Cambiemos sacó el 43 % y Unidad Ciudadana 26%, 17 puntos de diferencia. Como se ve, el kirchnerismo está dispuesto a seguir con la película “El relato continúa” con el propósito de imponer la idea de que se está preparando un fraude. Se trata de algo aventurado pero muy calculado como estrategia en la que si Cristina pierde en octubre no es consecuencia de la falta de respaldo electoral sino de una trampa. Tullio, que se defienda solo. Ya lo hizo cuando lucía de esforzado funcionario kirchnerista y, ahora, de profesional experto. A pesar de esta vulgar historia, esta táctica de Moreau, Espinoza y Utarrioz (¿En nombre de Wado de Pedro?) es abrir el paragüas por las dudas el resultado electoral venga distinto a los deseos de Unidad Ciudadana. Hasta ahora, que se sepa, no hubo ninguna denuncia judicial por el resultado electoral de las PASO. Moreau, que fue candidato presidencial en 2003, dijo que en las primarias habían recibido “muchas denuncias de injerencias indebidas del personal de Gendarmería” . 


Sugiere, porque no lo dijo, que por esa “injerencia” Unidad Ciudadana perdió votos. Espinoza fue más allá: incluso pidió auditar el software de la empresa española INDRA, a la que incluyó entre los sospechados. Fue la misma empresa que actuó en elecciones anteriores. Pero lo que era bueno antes, ahora está bajo un denso manto de sospechas. Otro argumento de la distorsión fue que la manipulación de los resultados en la madrugada del 14 de agosto fue para influir sobre los títulos de los diarios. Realmente, el argumento se cae por sí mismo leyendo los titulares de esa mañana: “Paridad en la provincia” o “Ajustado final en Buenos Aires”. Cristina salió primera en las PASO por 20.324 votos. Le ganó a Esteban Bullrich por 0,21 por ciento. Se supo en el escrutinio definitivo que terminó no hace mucho. La ex presidenta había dicho que esto era un “papelón internacional” en su afán de ponerle altavoz a su relato. El alerta kirchnerista anticipatorio de un presunto fraude contribuye en la táctica de la victimización de la que es tan proclive una fuerza que disfrutó de todo el poder y que hizo del Estado su partido político. También es una forma de atajarse, por las dudas. El método de crear desconfianza en las elecciones es peligroso.

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