Por Claudio Zlotnik/iProfesional.- Ninguno de los nuevos directores comparte la extrema dureza de Sturzenegger. Critican su plan, que tiene a las altas tasas como epicentro para bajar la inflación. En el Gobierno creen que el funcionario se autoimpuso una meta incumplible que complica el crecimiento. ¿Qué cambios llegan?
El anticipo de iProfesional del 8 de agosto sobre la llegada de dos directores al Banco Central corrió como reguero de pólvora en la City y sorprendió a propios y ajenos.
No es para menos, ya que con el desembarco de ambos Mauricio Macri está haciendo mucho más que equilibrar la política monetaria y conducirla hacia una postura más "blanda".
Concretamente, está dejando en claro que la economía debe estar supeditada a los objetivos de la política.
Se trata de otra curiosidad para los analistas, que se sorprenden al ver claras señales de "pragmatismo peronista" en las decisiones del Presidente.
La principal novedad en las nominaciones de Marina Dal Poggetto y de Guillermo Nielsen es que ninguno de los dos economistas proviene del "riñón" de Federico Sturzenegger.
Este no es un tema menor, ya que será la primera vez que el jefe del BCRA tenga que convivir con directores ajenos a su voluntad.
Tal como lo adelantó este medio a principios de agosto, el plan para ocupar las dos sillas vacías en el Directorio fue diseñado por el propio Macri.
La decisión, revelada por fuentes de la Casa Rosada, fue tomada por el jefe de Estado en medio de la suba del dólar justo en plena campaña para las PASO.
Si bien esa fue la gota que colmó el vaso, lo cierto es que en el círculo íntimo presidencial ya venían acumulándose desavenencias con Sturzenegger.
El Presidente, que hasta aquí había tenido una actitud prescindente de las decisiones del banquero central, cree que llegó el momento de plantear cambios en esa relación.
En la Casa Rosada no quieren que esta cuestión sea interpretada como una avanzada contra la independencia de la entidad.
Pero en el círculo íntimo presidencial plantean que, dados los últimos tropiezos de Sturzenegger, ya es hora de "marcarle la cancha".
La preocupación radica en que la visión monetarista ultra ortodoxa de "Federico" termine por ahogar la incipiente recuperación económica.
Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, coordinadores económicos de la jefatura de Gabinete, fueron los encargados de convencer al jefe de Estado de "meter algunos cambios" en el Banco Central.
Esas modificaciones empezaron con ambas nominaciones para el Directorio y continuarán -prometen que en forma paulatina- con otras medidas.
"Todas están perfectamente enmarcadas en la Carta Orgánica", una suerte de Constitución que guía y garantiza la autarquía del Central, aseguran a iProfesional fuentes oficiales.
Sucede que, luego de la experiencia kirchnerista -tanto en el INDEC como en propio BCRA-, Macri sigue considerando al respeto por la libertad de esos organismos como un verdadero activo político frente a la sociedad.
Intimidad de una decisión clave
Dal Poggetto -que se desempeña como directora de la consultora de Miguel Bein y que trabajó para la campaña de Daniel Scioli en las últimas elecciones presidenciales- fue la candidata propuesta por la dupla Lopetegui-Quintana.
Ambos destacan la visión "muy afilada" que ella tiene sobre la coyuntura económica y, además, que sus análisis no están absorbidos por ideología política alguna.
De todas formas, el solo hecho de que su nombre haya circulado como nueva directora del Central ya genera polémica en el gremio de los economistas.
Aquellos representantes del ala más ortodoxa, que defienden la "mano dura" de Sturzenegger en política monetaria, hicieron saber su descontento.
Por caso, el jefe de Economía & Regiones, Diego Giacomini y el mediático Javier Milei postearon en sus cuentas de Twitter comentarios escépticos sobre la influencia que Dal Poggetto llevará al Central.
Recordaron un artículo crítico que Dal Poggetto escribió respecto de cómo cada vez se iban a necesitará tasas más altas para contrarrestar los efectos inflacionarios de la suba de tarifas.
El nombramiento de Nielsen, en cambio, obedece a una cuestión de ajedrez político.
Su nombre llegó al escritorio del Presidente como parte de una concesión que la Casa Rosada le hizo al peronismo no kirchnerista.
La negociación fue directamente con el senador Miguel Pichetto y estuvo acompañada por la consulta pertinente a Sergio Massa.
Es que Nielsen viene de militar en el espacio político del tigrense y, de hecho, fue su candidato en la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones de 2015.
A diferencia de Dal Poggetto, pasó el último año y medio formulando en público gruesas críticas al manejo económico de Cambiemos.
Sus diatribas suelen hacer eje en el plano fiscal y sus objeciones (en línea con las formulaciones de los bancos de Wall Street) apuntan al gradualismo aplicado por el Gobierno.
Macri aceptó su nominación en pos de ir estructurando un plafón político más amplio que, por cierto, necesitará para gobernar los próximos dos años y que incluyen los cambios en el BCRA.
Los ajustes que vienen
La designación de dos nuevos directores en el Banco Central forman parte del inicio de otras modificaciones, tal como adelantó iProfesional.
Antes de llevarlas a cabo, el Gobierno dejará pasar un tiempo prudencial de adaptación de las nuevas figuras, que asumirán en comisión antes de que el Congreso les otorgue el aval definitivo para sus mandatos.
Se sabe en los pasillos del poder que este avance fue "algo traumático" para Sturzenegger, ya que venía acostumbrado a hacer y deshacer en Reconquista 266 sin dar demasiadas explicaciones.
En principio, la idea de la Casa Rosada es que los nuevos directores "tengan peso propio" en la toma de decisiones. Esto significa lisa y llanamente que plantearán sus opiniones y propuestas a viva voz.
"Hay que profesionalizar el Directorio. Se debe terminar con la obsecuencia y la ausencia de debates. El gobierno kirchnerista colapsó, entre otras cosas, porque eran todos obsecuentes de Cristina", refiere una fuente de primera línea de la Casa Rosada a iProfesional.
El grueso de las críticas técnicas hacia Sturzenegger va dirigida hacia su visión "inflexible" de la política monetaria.
"Esto no es una ciencia dura. A la salida de una crisis, lo más importante es priorizar la baja de la inflación pero no como un fin en sí mismo sino como puntal inicial del crecimiento sostenido", revela la fuente.
Y añade: "Federico se aferró a su meta inalcanzable y toma medidas para tratar de llegar a un 17% a como dé lugar y que resulta casi imposible para este año".
En la mira del Gobierno está el costo de dinero. No es para menos, ya que al ser tan elevado dificulta la recuperación de la economía.
En Casa Rosada prevalece la idea de que la tasa de interés real (es decir, por encima de la inflación) debería ser, a lo sumo, de cuatro puntos, y no de diez como en la actualidad.
"La actividad, que ahora está consolidando su despegue, corre el riesgo de empantanarse si se insiste con la idea de mantenerlas tan altas ", dispara la misma fuente, a sabiendas de que Sturzenegger podría, incluso, incrementar aún más la referencia en el corto plazo.
Para el ala política de la Casa de Gobierno, lo que el titular del BCRA debería tomar en cuenta a la hora de tomar sus decisiones son las expectativas bajistas de la inflación para los próximos 12 meses.
"Las tasas actuales son astronómicas", critica otro de los funcionarios consultados, con despacho en el primer piso de la Rosada.
Además, se muestra muy enfático al afirmar que si Sturzenegger no abarata el costo del dinero, el país lo pagará creciendo menos.
"¿Quién saldrá a explicar que no podemos generar empleos? Él debe aportar a un repunte del PBI, ser preventivo y jugar a favor de una expansión mirando hacia adelante", expresa.
En su visión, si las expectativas inflacionarias futuras decaen (como sucede hoy día) el crecimiento debe asegurarse desde ahora.
Además de los cambios en el Directorio, la hora de ruta oficial contiene varios puntos que desembocan, por ejemplo, en que se hagan públicos todos los contrapuntos internos que existen en la entidad.
Esto significa, ni más ni menos, replicar lo que sucede en Estados Unidos y en otros bancos centrales, en pos de alimentar el debate sobre la política económica y financiera.
En Casa Rosada quieren que el Central también publique un texto al estilo del "Libro Beige" de la Reserva Federal, en el que se recopila la visión de una docena de bancos públicos de ese país.
Su edición (que ocurre ocho veces al año) es seguida de cerca por entidades y financistas quienes, a partir de esas lecturas, deciden inversiones en Wall Street.
Antes de esa instancia, y luego de la asunción de los nuevos directores, la idea pasa por:
1.- La publicación de las minutas del BCRA, en forma anónima, para que ningún director se sienta presionado en sus planteos.
2.- La difusión de las opiniones del staff técnico de la institución. Se trata de funcionarios, en su mayoría de carrera, con vastos conocimientos financieros y bancarios.
En Casa Rosada se quejan, por ejemplo, de que ninguno de los convocados por Sturzenegger demuestre una buena llegada con el mercado financiero. En los Estados Unidos, la FED publica la postura de los miembros del staff sin que esa opinión sea vinculante con las decisiones del Directorio. Pero nutre el debate.
3.- La búsqueda de iniciativas que quiten verticalismo a la toma de decisiones con el objetivo es democratizar ese proceso. "En el BCRA, todos piensan igual y se auto-convencen de las cosas. Hay que correrse de esa lógica empobrecedora", dispara, otra vez muy crítico, la fuente de la Casa Rosada.
4.- El cambio organizacional de la entidad. Si bien ya existe una "Mesa de Coordinación" que integran los ministros de Hacienda, Finanzas, Producción y la propia jefatura de Gabinete, desde el Ejecutivo quieren tener una mayor injerencia en la toma de decisiones.
Ese mayor protagonismo buscado ya no será sólo a partir de encuentros informales sino desde la forma en que se organiza jerárquicamente la entidad.
En lo estrictamente técnico, las críticas a Sturzenegger no sólo apuntan al manejo de las tasas de interés. También refieren a su promesa de tomar como referencia a los "pases" en lugar de las Lebac.
Esto es algo que finalmente no se cumplió, ya que esos "pases" representan apenas una fracción menor del total de la esterilización monetaria. En el Gobierno sostienen que ese error le quitó al mercado un instrumento creíble.
"Tenemos que solidificar el Banco Central para los próximos 20 años. Y no fijarnos en una meta insostenible a costa de una menor actividad económica y menos empleo", afirma la fuente a iProfesional.
"Eso lo único que hace es llevarnos al error, a la inconsistencia y a los debates superficiales", concluye.
Los cambios ya están en marcha. Ahora es cuestión de esperar sus efectos.
La City ahora no sólo está en alerta por el voto en las legislativas de octubre. También por lo que sucederá dentro de la entidad que rige los destinos del peso, del dólar y de las tasas. Nada más y nada menos.