En la mira: Ballestero y Freiler, jueces millonarios y con pasado K . |
Por Joaquín Morales Solá/La Nación.- El kirchnerismo podría llevarse en los próximos días dos enormes triunfos que asegurarían su impunidad frente a la oceánica cantidad de denuncias de corrupción que lo acorralan.
El primero sucedería hoy si la expulsión de Julio De Vido de la Cámara de Diputados no consiguiera el voto de los dos tercios de los diputados. La salida del ex ministro depende ya más de las ausencias que puedan producirse hoy que de los votos a favor o en contra.
El segundo triunfo, tal vez el más grave en el tiempo, ocurriría si, como aseguran fuentes judiciales inmejorables, la Sala I de la Cámara Federal ordenara, entre mañana y el viernes, la libertad del histórico contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, y apartara definitivamente de la causa Los Sauces al juez Claudio Bonadio. Esa sala está integrada por los jueces Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, tal vez los más desprestigiados del fuero federal.
Ambos tienen una vieja jurisprudencia (para llamarla de algún modo) a favor de los intereses kirchneristas en la Justicia.
Freiler y Ballestero están actuando con mucha rapidez para tratar la apelación de Manzanares por la decisión de Bonadio de encarcelarlo. Manzanares obstruyó la decisión de la Justicia cuando les ordenó a los inquilinos de la familia Kirchner que depositaran los alquileres de los edificios de la empresa Los Sauces en una cuenta de Carlos Sancho, fugaz ex gobernador de Santa Cruz y hombre de confianza de Cristina Kirchner y sus hijos.
Los Sauces es el nombre de la empresa de los Kirchner propietaria de varios edificios que sólo les alquilaba a Lázaro Báez y Cristóbal López. El juez Bonadio procesó a Cristina, Máximo y Florencia Kirchner y a Báez y Cristóbal López. También intervino la empresa y embargó sus bienes.
Manzanares apeló la detención de Bonadio el martes 18 de julio y ese mismo día el juez la rechazó. El contador apeló dos días después ante la Cámara de Federal. Freiler y Ballestero recibieron la apelación el viernes 21 y, menos de una hora después, llamaron a una audiencia con los abogados de las partes para mañana, jueves 27. También es posible que mañana escuchen por videoconferencia al propio Manzanares desde el penal de Marcos Paz. La última treta de Manzanares consiste en decir que él no fue notificado de la intervención de las empresas.
Manzanares nunca fue parte del expediente y las decisiones judiciales habían hecho caer el CUIT de la empresa, imprescindible para moverse en la AFIP. ¿Nunca se le ocurrió averiguar por qué la empresa se había quedado sin CUIT, aunque sí imaginó en el acto un método para desobedecer a la Justicia? De hecho, ya el juez Bonadio le había advertido una vez que no podía seguir con el procedimiento.
La segunda vez que lo pescó eludiendo las decisiones de la Justicia lo metió preso.
¿Por qué la rapidez de Freiler y Ballestero? La denuncia sobre las maniobras financieras de la empresa Los Sauces fue hecha por Margarita Stolbizer. Los denunciados -los Kirchner, Báez y Cristóbal López- están siendo investigados por asociación ilícita y lavado de dinero. Stolbizer recusó en su momento al camarista Freiler porque es investigado por denuncias de corrupción en el Consejo de la Magistratura y es siempre el kirchnerismo el que termina salvándolo de la guillotina. La recusación de Stolbizer fue rechazada porque la diputada no es parte querellante. Entonces fue la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), que sí es querellante, la que recusó a Freiler.
El caso está en la Cámara de Casación, la última instancia penal, que podría decidir el apartamiento de Freiler en esta causa, según aseguran en los tribunales federales de Comodoro Py. La decisión podría tomarse en cualquier momento. De ahí el apuro de Freiler y Ballestero.
Funcionarios judiciales con acceso a la Cámara Federal señalan que tanto Freiler como Ballestero habrían decidido ya ordenar la libertad de Manzanares. El contador podría comprometer seriamente a Cristina Kirchner o a su hijo Máximo si contara que recibió instrucciones de ellos para evadir a la Justicia.
El propio Bonadio señaló públicamente que, si eso sucediera, él tomaría las "decisiones pertinentes". Es el único caso que la tiene a la ex presidenta cerca de la cárcel. La propia Stolbizer señaló el lunes que "evidentemente Freiler sigue cobrando" cuando se refirió a la posibilidad de que Manzanares quede en libertad.
La decisión de Bonadio de rechazar la excarcelación de Manzanares se respaldó, además, en un dictamen en el mismo sentido del fiscal Carlos Rívolo, uno de los funcionarios más respetados de la justicia federal y presidente de la Asociación de Fiscales.
El fiscal de Cámara, Germán Moldes, también apoyó los dictámenes de Bonadio y Rívolo para que Manzanares quedara preso. Sólo en Freiler y Ballestero radica la eventual salvación del contador de los Kirchner. Ninguna otra instancia de la Justicia aceptó ponerlo en libertad.
La segunda decisión que tomarían Freiler y Ballestero sería apartarlo a Bonadio de esta causa. Bonadio no está recusado ahora y ganó todas las recusaciones que le hicieron los Kirchner. Sin embargo, esa sala de la Cámara Federal podría apartarlo si declarara la nulidad de una decisión del juez y lo encontrara "parcial" en sus decisiones. Son los argumentos de la resolución que están preparando Freiler y Ballestero. No habría mejor noticia para Cristina Kirchner, que considera a Bonadio su enemigo "número uno", según deslizó entre algunos interlocutores recientes.
Freiler tiene abierta una investigación en el Consejo de la Magistratura por el ostensible enriquecimiento personal que nunca pudo explicar. La última vez que el Consejo trató su caso, Freiler se salvó de la destitución por un voto, el de Jorge Candis, representante de los académicos en el Consejo y muy cercano al kirchnerismo.
La situación de Freiler quedó pendiente, de todos modos, de un eventual cambio en la representación parlamentaria del peronismo en el Consejo de la Magistratura. La modificación de un solo voto en el Consejo podría ponerlo en la calle. El kirchnerismo teme que la caída de Freiler tenga un efecto dominó sobre el resto de los jueces vinculados a la fracción política que dejó el gobierno.
Ballestero tiene una larga carrera en los tribunales. Fue juez federal en los años de Carlos Menem y, ya en 2001, figuró en el informe de la comisión de Carrió sobre lavado de dinero. En los últimos tiempos se había distanciado de Freiler (y alejado del kirchnerismo) para apoyar las decisiones de los jueces de primera instancia que tratan de avanzar en las causas de la monumental corrupción. Pero ahora parece que está a punto de volver al filokirchnerismo.
Nadie conoce cuáles son las razones del nuevo giro de Ballestero. Al final de cuentas, la suerte de Manzanares (y de los Kirchner) depende ahora de su voto. Freiler es un caso perdido: él ya sabe que tiene las semanas o los meses contados.