HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 13 de mayo de 2016

OPOSITORES INSPIRADOS EN GROUCHO MARX.


     Por Fernando Laborda/La Nación.- El fracaso de la sesión especial impulsada por el bloque de diputados kirchneristas para tratar la ley antidespidos ante la ausencia de un consenso con la bancada liderada por Sergio Massa prueba dos cosas. La primera es que el massismo, convertido en una suerte de árbitro en la Cámara baja, no está dispuesto a ir detrás del kirchnerismo ni éste se resigna a pactar con el ex intendente de Tigre para asestarle un duro golpe a Mauricio Macri. La segunda es que la falta de acuerdo entre ambos sectores de la oposición para elaborar un proyecto conjunto pone de manifiesto que ni unos ni otros están demasiado convencidos de la necesidad de declarar una emergencia ocupacional. La introducción de la discusión sobre la prohibición de los despidos o de la doble indemnización ha sido la mejor excusa que el peronismo y el sindicalismo encontraron para fijarle un límite al gobierno nacional, y de mostrarle al jefe del Estado y a la sociedad que sin ellos no se puede gobernar. Muchos de sus dirigentes, curiosamente, agachaban la cabeza en tiempos de Cristina Kirchner en los que no había una sola inversión privada de envergadura en la Argentina y casi ninguno se animaba a abogar, como ahora, por una ley antidespidos. Más aún, el propio titular del bloque de diputados del Frente de la Victoria, Héctor Recalde, se oponía en 2014 a un proyecto semejante al que ahora apoya. Alegaba por entonces que iniciativas de esa clase podían obstaculizar la contratación de trabajadores.
Y la mayoría de los gremialistas callaba cuando Cristina Kirchner, allá por 2010, explicaba que esos proyectos sólo generarían efectos contrarios a los buscados. Las contradicciones continuaron ayer cuando Recalde, tras el fracaso de la sesión, expresó: "Así como sentimos frustración, también tenemos la alegría de haber cumplido con nuestros principios y con nuestras convicciones". Sólo le faltó añadir la célebre frase popularizada por Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".

Dirigentes como Elisa Carrió creen que detrás de la embestida del peronismo se oculta un plan para debilitar y desestabilizar a Macri. Otros sólo ven la intención de marcarle la cancha al Gobierno para negociar otras cuestiones: hay gobernadores desesperados por una ayuda del Estado nacional que se demora y hay gremialistas que reclaman deudas de ese mismo Estado con las obras sociales, histórica caja de los popes sindicales. Para completar el escenario de hipótesis, puede añadirse el hecho de que no pocos líderes del sindicalismo están siendo corridos por grupos que se encuentran a su izquierda, con perspectivas de disputarles cada vez más espacios de poder. Ponerse al frente de la lucha contra el fantasma de los despidos es una manera de que los sectores de izquierda no les copen la parada. Ayer, en la Cámara de Diputados, el gobierno de Macri ganó una pequeña batalla. Pero la ganancia no ha sido mayor. Apenas, obtuvo algo más de tiempo. Dentro de una semana, enfrentará un desafío similar, en el mismo recinto. Y probablemente no le alcance con exhibir más firmas de empresas que expresen su disposición a mantener o aumentar por 90 días su planta de personal para evitar un mal trago. En el oficialismo hay convencimiento de que la ola de despidos de la que habla el kirchnerismo es más una expresión de deseos de sectores de la oposición que una realidad, y que detrás del debate impulsado por el peronismo sólo se esconde una pulseada política. Por eso, se asume en la Casa Rosada que, en el peor de los casos, madurará el veto presidencial.

Entradas populares

ARCHIVO DEL BLOG