Por Fernando Gonzalez/El Cronista.-
Uno de los debates más sorprendentes de la Argentina de este tiempo es el que trata de dilucidar qué modelo económico está construyendo Mauricio Macri. En estos días, economistas muy escuchados como Miguel Angel Broda o José Luis Espert plantean que el Presidente no reduce lo suficiente el gasto público o que los niveles de emisión monetaria siguen siendo preocupantes. "Es que Macri no es neoliberal, es neodesarrollista...", susurra Broda en sus exposiciones ante empresarios. Macri parece ser demasiado keynesiano para los liberales y es un representante de la derecha desalmada para quienes bailaron la última década al ritmo del kirchnerismo. El equívoco sería divertido si no estuviera de por medio un país arrasado con el 40% de inflación anual y un tercio de la población bajo niveles alarmantes de pobreza.
Muchos de los que participan en esta discusión inconclusa sobre el ADN económico de Macri suelen pasar por alto la enorme paradoja de las recientes elecciones presidenciales. La sociedad no votó a Macri para mantener la decadencia populista pero tampoco para restaurar el orden neoliberal. El voto al frente Cambiemos surgió de segmentos sociales hartos de la intolerancia política y de la ausencia del Estado que la gestión de Cristina profundizó en su segundo mandato.
La tragedia de Once fue un punto de inflexión br utal entre el relato estatal y el desamparo de los argentinos más desprotegidos. Podrían haber votado a Daniel Scioli o a Sergio Massa pero votaron a Macri. Y es esta misma sociedad preocupada por el empleo la que espera del Presidente el regreso a la racionalidad económica pero con las respuestas de un Estado contenedor que alivie sus necesidades. Es una demanda tremendamente compleja de satisfacer pero el gobierno actual sólo tendrá éxito si encuentra a tiempo el camino estrecho que ayuda a escapar de la trampa histórica de los dogmas.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
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