Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Ayer la fiscal Viviana Fein, quien ya es el blanco masivo de las críticas de sus pares, que sostienen la independencia de la justicia, se granjeó la enemistad del periodismo en un comunicado donde dijo que la testigo Natalia Fernández se rectificó de sus dichos en Clarín y Radio Mitre, describiendo que el procedimiento policial en el departamento de Nisman fue un circo con clima jocoso y que no se preservó la escena del crimen, se usó la cafetera del fiscal y varias irregularidades más.
Esto, en su momento, obligó a Fein a salir por los medios con una insólita frase como fue “se tendrá que hacer cargo”. Es lisa y llanamente una grave amenaza a una testigo que aportaba a la investigación la certeza de lo que muchos imaginaban: que la irrupción de Sergio Berni y la Prefectura en el departamento de Nisman ensució y embarró la escena de la muerte violenta.
Testigo en peligro
Cualquier abogado puede deducir que, si en este caso la fiscal que va a interrogar a la testigo dijo que “se tiene que hacer cargo”, le está anticipando la posibilidad de imputarla por falso testimonio, o sea que la está intimidando. Esto si la declaración de Fernández se contradice con las de los policías y prefectos que estaban junto con ella. Por lo tanto, la declaración de Fernández desmintiendo lo dicho en Clarín y Radio Mitre hay que tomarla con pinzas y tal vez sea susceptible de nuevas aclaraciones. Las primeras declaraciones de Fernández fueron creíbles.
l periodista Damián Patcher, a las 23.40 hs. del domingo en el que murió Nisman, se comunicó con su colega Gabriel Brasesco del diario Muy del Grupo Clarín, quien llegó la torre Le Parc a las 0.50 hs. del lunes. Éste vio que cinco minutos después el juez Manuel de Campos intentó entrar y la Prefectura no lo dejó. Cuando la Prefectura detectó que había un periodista de Clarín, llamó a Sergio Berni, quien llegó a la 1.30 hs., mientras el juez estaba afuera y a las 13.48 hs. recién arribó Fein, quien subió al departamento de Nisman que desde las 11 de la noche estaba controlado por la Prefectura y la Policía Federal. Fuentes de inteligencia sostienen que Patcher, periodista del Buenos Aires Herald, cuando tuiteó a las 23 hs. del domingo, obligó a la Prefectura a apurarse a “acomodar” el departamento como pudo. Pocas horas después, Patcher fue amenazado y huyó hacia Israel. Todos estos hechos demuestran que en la noche del domingo se produjeron hechos irregulares que Fein “compró” sin hesitarse porque todo estaba destinado a la declaración de un suicidio. Y así se condujo hasta ahora la fiscal, quien está muy cerca de caer en el ridículo ante la embestida de la querella representada por la jueza Arroyo Salgado.
