Por Fernando Gonzalez/El Cronista.-
Daniel Scioli no pudo disfrutar las mieles del acto de lanzamiento que protagonizó el lunes junto a sus economistas de cabecera. Ayer recibió con preocupación las noticias sobre el derrumbe de los mercados por las restricciones de la Comisión Nacional de Valores a las inversiones en fondos comunes de inversión. Y a eso debió sumarle la caída estrepitosa del comercio exterior del mes de agosto y las noticias de alarma provenientes de Brasil, que contaban como el dólar pasaba la barrera de los cuatro reales.
Sin dudas era un martes agitado. Pero lo fue mucho más después que el candidato a presidente oficialista escuchara las declaraciones de la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, poniendo en blanco sobre negro la mayor pesadilla del sciolismo: la interna con la Presidenta. "Daniel Scioli es una transición constructiva a la espera del regreso de Cristina", dijo la dirigente de los derechos humanos que terminó abrazando las banderas kirchneristas.
La frase hace público un sentimiento que esconden la mayoría de los integrantes del núcleo duro del kirchnerismo. Scioli es un candidato con el que no están a gusto y lo aceptan pensando que Cristina podría volver al poder en cuatro años. Los dirigentes más cercanos a Scioli tienen la misma sensación que cualquier observador neutral de la situación. Si el gobernador bonaerense se convierte en presidente, deberá enfrentarse a una disputa interna perversa y extenuante que le quitará una cuota de energía imprescindible para el fragor de la gestión presidencial.
