Por Fernando Gonzalez, Director Periodístico/El Cronista.-
Nueva York bien vale una fanfarronada. Y eso es justamente lo que intentó Axel Kicillof el último fin de semana. Relajado mientras tomaba un café en un hotel neoyorquino, explicó que la prensa (y entre esa prensa, El Cronista), "se habían comido la curva" del derrumbe de los bonos luego del ensayo pesificador de la Comisión Nacional de Valores con los fondos comunes de inversión. Como si se tratara apenas de un periodismo incauto y malintencionado que no puede apreciar la genialidad de una maniobra destinada a resolver el intríngulis del dólar liqui.
Lo cierto es que la curva de Kicillof sigue en dirección descendiente. Y va a acelerando su descenso a medida que se suman las decisiones equivocadas con resultado negativo. Los principales perjudicados de la jugada de la CNV fueron los pequeños ahorristas, a quienes los bancos les ofrecen siempre los fondos comunes de inversión porque tienen bajo riesgo. También lo sufrieron quienes compran acciones de las grandes empresas argentinas y -sobre todo- los que apostaron a las acciones de YPF, que en un año cayeron a la mitad de su valor.
El dólar blue se estabilizó en 16 pesos. La inflación volvió a apuntarle al 30% anual. Y el Banco Central se ve obligado a implorarle a China por un segundo tramo del swap para que el pago de los u$s 5.900 millones del Boden 2015 no deje a la Argentina literalmente sin reservas. No es casualidad que Daniel Scioli haya convocado a economistas con experiencia comprobada que le señalen la mejor manera de evitar una colisión trágica que lo saque de la autopista presidencial.
