Por Juan Pablo Piscetta/infobae.-
Tras 19 días de paro, el líder del gremio aseguró a Infobae que el Ministerio de Trabajo "es cómplice" en el rechazo de aumentos superiores al 30%. Ayer hubo un acuerdo del 36% pero el Gobierno no avaló la decisión
Daniel Yofra, de 47 años, es el secretario general de la federación que aglutina a los trabajadores aceiteros. Hace 19 días lanzó un paro por tiempo indeterminado por reclamos salariales, que originó pérdidas millonarias en la industria del Gran Rosario y casi un centenar de barcos y 40 plantas paralizadas.
La pelea salarial parecía llegar ayer a su fin cuando las cámaras empresarias del sector y la parte sindical acordaron que se pague un 36% de aumento en un tramo. La suba iba a elevar el salario inicial a 14.300 pesos. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo no dio el aval al entendimiento y lo dinamitó. Es que la cifra era muy superior a la pauta del 27% que fijó el ministro de Economía, Axel Kicillof junto a la UOM, la UOCRA, y Comercio.
La caída del acuerdo conllevó a que el gremio ratifique ayer las medidas de fuerza y el bloqueo de los puertos de Bahía Blanca (Buenos Aires) y San Lorenzo (Santa Fe), además de piquetes en varios sitios. "Fuimos acusados de intransigentes durante la negociación, pero está demostrado que la irresponsabilidad está del lado de la patronal y del Estado", acusó el sindicato a través de un comunicado. La disputa continuará el próximo martes, cuando se desarrolle al mediodía una nueva reunión en la cartera de Carlos Tomada.
Entrevistado por Infobae, el secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso de la República Argentina cuestionó "la complicidad" del Gobierno con las empresas en su negativa a otorgar un aumento superior al 30 por ciento y aseguró: "Estamos en una lucha de clases y estamos dispuestos a darla".
- ¿Cómo está atravesando este conflicto? Su nombre es uno de los menos conocidos del mundo gremial y esta semana pasó al centro de la atención.
Es un momento complicado, a nadie le gusta estar de paro por 19 días continuos. Deberíamos haber aprendido un poco de la historia antes de llegar a esta situación. No sé si soy el más conocido del mundo, pero si soy el que está a cargo de una organización que pelea por sus trabajadores y sus derechos, y que no está alineada detrás de ningún partido político.
-Es un momento en el que Gobierno, empresarios y gremios llaman a la "razonabilidad" en los pedidos de aumentos. Ustedes reclamaron un reclamaron un 42% de suba, algo que no está bien visto.
La razón nuestra está en tener una vida digna. Para los empresarios, la razonabilidad será la de "no me toquen lo que es mío", sus intereses y ganancias fabulosas. Estamos en una lucha de clases, en una pelea entre las patronales y los trabajadores, y estamos dispuestos a darla. Algunos la libramos, mientras que otros "arreglan".
-¿Es crítico de la postura de los gremios que acordaron un 27% de aumento?
No la comparto para nada. Están dispuestos a perder salario, son cómplices de los partidos y de las políticas del Gobierno. Responden a los políticos y no a las necesidades de los trabajadores. Dicen que el 27% es mantener el poder adquisitivo que se tenía un año atrás. Si con ese poder adquisitivo no se llegaba a fin de mes, ahora tampoco se va a llegar.
-¿Por qué no avanza la paritaria? ¿De dónde viene la posición dura?
En una primera instancia creíamos que venía de las aceiteras. Al final, nos dimos cuenta que había una complicidad del Ministerio de Trabajo de no aceptar ningún acuerdo superior al 30 por ciento. El Ministerio está muy duro, pero es un problema del Gobierno, no de los aceiteros.
-¿El Gobierno está jugando a favor de los empresarios?
Ellos juegan a favor de sí mismos y de sus políticas. Tratan de sostener un sistema en el cual los trabajadores no discutan salarios, lo que es una locura.
-¿Hay un cercenamiento de las paritarias?
El Gobierno quiere controlar las paritarias fijando un techo. Pero si los precios aumentan, para sostener su consumo, los trabajadores van a pedir también un aumento. ¿Que alternativa tienen si no?
-¿Un pedido como el de ustedes mejoraría el nivel de vida de los trabajadores?
Nuestros reclamos están fundados en lo que establece la Ley de Contrato de Trabajo en su artículo 116 sobre el Salario Mínimo Vital y Móvil. Los estudios que tenemos, que son una proyección de la Encuesta Permanente de Hogares de 2013, nos da un salario mínimo de 14.331 pesos. No estamos pidiendo nada fuera de la ley. (N. del redactor: la LCT establece que el SMVM "es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión").
-¿Las aceiteras están en condiciones de afrontar el incremento que piden?
Sabemos que las empresas tienen un costo laboral que va del 0,5% al 1,8 por ciento. Es una rentabilidad muy alta. Cargill en 2013 facturó $26.000 millones, Dreyfus $19.000 millones, mientras que Molinos Río de la Plata, una empresa local, $21.000 millones. El aumento que pedimos llegará a $1.500 millones de pesos, mientras que las empresas van a facturar $250.000 millones este año. Las empresas pueden pagar lo que pedimos y mucho más también.
-¿Puede haber desabastecimiento de aceites en los supermercados?
No hay posibilidades de que eso pase. La empresa AGD General Deheza nunca paró y tiene el 70% del producto del aceite comestible interno. Sí advertimos que puede haber desabastecimiento en el futuro si no hay una política de siembra de girasol. Hoy contamos con una capacidad de molienda de cuatro millones y medio de toneladas y cuando solo hay sembradas un millón y medio.
- ¿Es posible que los trabajadores aceiteros aguanten una pelea por tanto tiempo?
No te quepa la menor duda. Los muchachos están muy concientizados, va a ser muy difícil que ellos quieran volver para atrás. Están acostumbrados a pelear y a ganar.
- ¿Teme algún tipo de represalia?
No, estamos preparados para todo. Que hagan lo que quieran. Si tuviéramos miedo no hubiésemos emprendido esta huelga. Tenemos algunas banderas rotas pero vamos a seguir adelante.
- ¿Tiene relación con los otros dirigentes de la centrales obrera?
Tenemos relaciones con algunos integrantes de la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli. No estamos dentro de la conducción de esa CGT, pero participamos de las elecciones. Hay tantas centrales obreras que ya no sabemos donde estar parados (risas). Algún día se van a unir cuando se dejen de lado los intereses de los dirigentes, pero en la medida que estén detrás de los partidos políticos es muy difícil que pase.
-¿Los aceiteros son la "bestia negra" de estas paritarias?
Los paros nunca son bien vistos, siempre hay una excusa de que son desmedidos o no corresponden. Esta es la histórica lucha de los trabajadores contra las patronales: nosotros peleamos por nuestros derechos y las empresas pelean por su capital. Solamente hay que entenderse entre ambas partes. Seguramente somos un mal ejemplo para la CGT de Yasky y Caló, y para los políticos.