Por Walter Curia/El Cronista.-
Trabajo para Kicillof-Itzcovich: ¿pondría la declarada infancia pobre de la señora por encima o por debajo de la línea de la pobreza? Difícil de calcular.
Con presentaciones como las del Museo del Bicentenario, puede decirse que la Presidenta está haciendo uso de los pobres para conseguir los votos de la clase media que necesitan imperiosamente los candidatos del oficialismo para sacar la elección en primera vuelta.
Una curiosidad, en una rara coyuntura en la que la discusión se concentra no en si aún hay pobres en la Argentina después de una década de crecimiento, sino en cuántos son. Cierta carga de inmoralidad en el comentario de la semana pasada del ministro de Economía podría llevar a decir que, como para Menem, también para Cristina “siempre habrá pobres. Lo dijo Jesús”.
La de la Presidenta fue una apelación muy directa al voto no kirchnerista. Cristina Kirchner pidió solidaridad entre clases con un llamado que guarda reverberaciones de la conocida frase de Sarmiento ("si no los quieren educar por caridad, al menos háganlo por miedo"), como cuando asoció pobreza con inseguridad. “Esos que cada vez son más y tienen cada vez menos, por ahí un día te quieren sacar las cosas que tenés vos. Cuando vos tenés un Estado que te equidad te da seguridad, a vos, que tenés mucha plata, para que a nadie se le ocurra pensar en sacarte algo. Eso también te lo garantizamos nosotros”, le dijo a la audiencia cautiva.
La educación de la que hablaba Sarmiento está representada hoy, pongamos, por los split.
Un reconocido analista de temas internacionales solía recordar que en su primera época, Hugo Chávez buscaba persuadir a los empresarios y a los sectores altos de Venezuela de la conveniencia de que un hombre como él mantuviera el poder para velar además por sus integridades e intereses.
Una semana antes, en La Matanza, la Presidenta ya había hecho una apelación a la solidaridad, pero intra-clase, entre los propios trabajadores, a propósito del paro del transporte en reclamo por las escalas del impuesto a las Ganancias que tuvo el impacto de una huelga nacional. Empleó un tono más duro y habló con resentimiento del “frío de sus corazones”.
Hubo también pasajes algo incontrolables, como los dedicados a los propietarios del diario La Nación y a su suerte. Néstor Kirchner ya había mostrado una fascinación por esa gente cuando en una célebre entrevista con el periodista Claudio Escribano, antes de la elección de 2003, le envidió la “suerte de haber heredado un diario”. Escribano nunca heredó la propiedad de La Nación pero Kirchner ya mostraba desde temprano su rara propensión al periodismo-empresa.
Es difícil asociar la mejora en la imagen de la Presidenta con las cadenas pero aunque dicho sin rigor estadístico, hay un crecimiento parejo. La Presidenta ofreció su undécima cadena nacional en lo que va del año y plantó el cartel de Sale. Sale no porque se esté yendo, cosa que todos sabemos, sino por el anuncio de las ofertas de temporada, la liquidación. Un aumento de la capacidad de préstamo de la tarjeta Argenta hasta $ 30.000 mil para los jubilados y descuentos y promociones en pasajes en trenes, micros y aviones, indumentaria, farmacia y supermercados, “para que nadie se pare frente a la vidriera y se pregunte si lo puede comprar”, como ilustró. En el homo videns de Cristina, la TV son los escaparates.
Sin duda habrá más cadenas y más anuncios y más intensidad. Una rebaja en Ganancias tiene el doble efecto benéfico de llegar al 10% de los trabajadores mejor remunerados –según el propio cálculo del Gobierno- como de desarticular un reclamo que podría llevar a la unidad del arco gremial, algo que anuncian más temprano que tarde los especialistas.
Ganancias es demasiado premio para malgastarlo antes de las paritarias; rendirá mejor más cerca de las primarias de agosto.
La apuesta del Gobierno es como siempre al consumo. El problema sigue siendo que el repunte de la actividad no se termina de afirmar, y esto dicho por el mismo Indec que no sabe medir la pobreza. En enero, último dato disponible, cayó 0,1 respecto del mes anterior (0 punto respecto de enero de 2014). La entrada de los dólares de la soja es un remedio posible.
Se acerca la hora de definir el enemigo, mientras tanto seguirán siendo “dueños de la pelota” como los bancos y el Departamento de Estado de EE.UU. Todo parecía indicar que llegaría el momento de Mauricio Macri, la figura soñada con la que polarizar la elección, pero no es seguro todavía. El desgaste de la interna porteña y la fugacidad en que cayó la coalición con la UCR desconciertan. Tanto como esta impensada primavera en el otoño de Cristina.
