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Eva y Cristina. La Presidenta inauguró ayer en Moscú la muestra sobre la vida de Eva Perón. “Que nadie pretenda mañana titular que me quise parecer a Evita”, advirtió. AFP |
Por Clarín.- Las plantearon ayer, cuando Cristina los invitó a invertir en la Argentina. Preguntaron sobre las trabas para sacar utilidades del país. La Presidenta dijo que se analizará “caso por caso”.
Cristina Kirchner tendrá hoy su almuerzo y foto con Vladimir Putin en el Kremlin, en el cierre de una visita de dos días a Rusia con indudable peso político y simbólico pero escasos resultados comerciales.
De hecho, ayer, en el día destinado a fomentar nuevos negocios, la Presidenta y la extensa comitiva de ministros que la acompañó se esmeraron en seducir a los empresarios rusos, pero se encontraron con las mismas dudas sobre las restricciones para el movimiento de capitales que reciben en otras partes del mundo y que hacen que Argentina venga cayendo en el ranking de inversión extranjera directa entre los países latinoamericanos.
El dispositivo de seducción comenzó por la mañana, en un salón colmado del tercer piso del exclusivo Hotel Four Seasons, donde se aloja la Presidenta y buena parte del centenar de funcionarios que integra la comitiva argentina, a la que ayer se sumó el titular de YPF, Miguel Galuccio.
Axel Kicillof, Julio De Vido, Débora Giorgi y Carlos Casamiquela repasaron ante el auditorio el conocido repertorio de logros que se adjudica la gestión K en sus respectivas áreas. Durante casi dos horas, se escucharon decenas de veces los nombres Néstor y Cristina, intercalados con vocablos como “récord histórico”, “liderazgo”, “inédito”, “vanguardia”, “desendeudamiento” y “modelo de crecimiento”.
Cerca del mediodía llegó el turno de la Presidenta, que repitió conceptos similares, aseguró que “Argentina es un país para invertir” y que estaba allí “para que empresarios argentinos y rusos puedan hacer sinergia”.
Se quejó de que nuestro país es “atacado desde los centros de poder”como “superproteccionista”, mientras Estados Unidos prohíbe el ingreso de los limones y el “churrasco” argentino con argumentos fitosanitarios que juzgó “inconcebibles”.
Sin embargo, nada dijo de las restricciones similares que los rusos imponen a diversas frutas, hortalizas y la miel argentina, recordó a Clarín un especialista en las relaciones entre ambos países.
Los rusos también conocieron el particular estilo discursivo autorreferencial de la presidenta argentina. Cuando mencionó la creación de nuevas universidades, recordó que Néstor Kirchner se había tenido que ir a La Plata a estudiar abogacía. “Mal no le salió, porque me conoció a mí”, bromeó.
Más extraño fue cuando terminó su discurso y en medio de los aplausos pidió el micrófono nuevamente: “Perdón, cometí dos pecados mortales, me olvidé de hablar de la importancia del turismo y de El Calafate, del que soy vecina”, anunció, antes de continuar otros 15 minutos.
Por la tarde, el mismo salón se reconfiguró con asientos en círculo. A su alrededor se sentaron Cristina y sus ministros junto a una veintena de directivos de las principales corporaciones rusas de energía, transporte, construcción y comunicación.
Cristina volvió a apelar a la seducción. “Durante mucho tiempo, en mi país los gobiernos miraban a una sola parte del mundo, no al mundo completo”, dijo. “Queremos asociarnos”, insistió, “porque no hay fronteras ni para la política ni para la economía”.
A los periodistas (casi todos de medios argentinos) sólo se les permitió escuchar su presentación y se les pidió retirarse cuando les tocaba hablar a los empresarios rusos. Fueron apenas 20 minutos y un par de preguntas. Los suficientes para que los representantes de la gasífera Gazprom (la mayor compañía rusa, con intenciones de explorar acuerdos con YPF) y de GazpromBank (el tercer banco más grande del país) metieran el dedo en la llega y consultaran por las dificultades para los movimientos bancarios en la Argentina y el giro de utilidades al exterior. Cristina y, sobre todo Kicillof -que viene de asegurar esta semana que “el cepo no existe”- trataron de llevar tranquilidad.
Se refirieron al acuerdo de Chevron en Vaca Muerta, que le permite disponer del 20% de las utilidades después del quinto año de actividad, y a las recientes inversiones de automotrices extranjeras en el país.
La Presidenta y su ministro sugirieron que “cada caso se estudiará en particular”, pero insistieron en que “no habría problemas”si se trata de inversiones de envergadura y largo plazo, según relataron a Clarín dos fuentes que fueron testigos presenciales del ida y vuelta.Este mediodía, Cristina será recibida por Putin en el Kremlin. Conversarán en privado, almorzarán con sus equipos y firmarán decenas de acuerdos de cooperación. Uno será para la construcción de la sexta central nuclear.
No sólo para Cristina Kirchner será importante la reunión de hoy con Vladimir Putin. Para el ruso, será la oportunidad de mostrar una aliada interesada en hacer negocios con su país en momentos en que arrecian las sanciones occidentales por la anexión de Crimea.