Por Fernando Gonzalez/El Cronista.-
El kirchnerismo nunca había caído tan bajo. Aníbal Fernández está preocupado por los gastos que Alberto Nisman pudo haber tenido en esparcimiento con chicas. “Es un sinvergüenza”, dijo. Y especuló con que esas erogaciones podían provenir de los fondos estatales del sueldo del fiscal financiados por todos los ciudadanos.
Es curioso que el jefe de gabinete nunca haya tenido la misma preocupación con los gastos que el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, le produjo al Estado con su vertiginoso enriquecimiento. O que no le hayan movido un pelo los 800 mil dólares que el venezolano Antonini Wilson intentó ingresar al país en un avión de la estatal Enarsa. Mucho más curioso es que jamás haya hablado del fraude al erario público por el que está procesado el vice Amado Boudou, o por el veloz trámite con el que el juez Norberto Oyarbide cerró las causas por enriquecimiento contra Néstor y Cristina Kirchner.
Es que a Aníbal Fernández, como al resto del Gobierno, lo que verdaderamente les preocupa es la denuncia de Nisman contra la Presidenta por el sospechoso pacto con Irán. Y para calmar ese temor, necesitan ensuciar la figura del fiscal cuya muerte hace dos meses no tiene todavía ninguna explicación.
