Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
En el matutino Clarín del lunes pasado, el prestigioso contador forense Alfredo Popritkin, que en el 2010 cuestionó a los contadores forenses de la Corte Suprema que aprobaron el sobreseimiento por enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner, señaló que Héctor di Salvo, el médico forense que hizo la autopsia del fiscal Nisman, no había aprobado un concurso por su actuación en la causa Motta, donde murió un bebe y recibió una suspensión sin pago de salarios como perito del cuerpo forense.
Éste está integrado por 79 peritos forenses y sólo ocho de ellos aprobaron un concurso, por lo cual resulta inexplicable que la vapuleada fiscal Viviana Fein lo aceptara sin tener idea de quién era. Además, presenció la autopsia sin ningún familiar de Nisman presente porque no tenía conocimiento de que Sandra Arroyo Salgado había pedido la suspensión de la misma. Esto exime a Fein de toda responsabilidad por este procedimiento inconsulto, porque no estaba enterada del pedido. Pero aceptar que un perito ad hoc que no pasó un concurso y que probablemente nunca lo pase efectúe la autopsia es una causa grave de recusación que la jueza Fabiana Palmaghini dejó pasar.
El esfuerzo oficial
En definitiva, el deber de Fein y del juez Roberto de Campos, que estaba de turno, era exigir que uno o más de los peritos que pasaron los concursos hicieran la autopsia. Parece evidente que Di Salvo fue presionado para que informara el disparate que establecía la autopsia: que no participó tercera persona alguna en el hecho. La cuestión es que todo fiscal criminal al que se le pregunta dice que ninguna vez en su vida un perito forense dijo algo así. Es muy probable que Di Salvo, llevado por Berni, fuera presionado o se le prometiera la recompensa de pasar un concurso si dictaminaba un suicidio, cosa que hizo claramente y que la Fiscal Fein compró en un paquetito de regalo. Ahora la misma fiscal convoca a una junta médica cuando debía hacer una reunión entre los peritos que tienen una visión contrapuesta. Pero no lo hizo, porque Di Salvo, un perito ad hoc y bochado en concurso, pasaría un papelón. Entonces convocó a Enrique Prueguer, otro perito que tiene muy malos antecedentes, pero Arroyo Salgado lo recusó y Palmaghini aceptó. Pero Prueguer amaga con presentarse hoy de nuevo y hay que ver qué hacen Fein y la jueza.
El lunes también se conoció que el perito psiquiátrico Ricardo Risso renunció como perito de parte y el cristinismo y Fein interpretaron que lo hizo porque para él Nisman se suicidó. Sin embargo, es muy probable que Risso fuera amenazado para que mintiera o renunciara al cargo, cosa que hizo finalmente. Así las cosas, está claro que el gobierno se juega nuevamente al suicidio para que la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones desestime la denuncia de Nisman-Pollicita-Moldes, que es el objetivo a cumplir por el cristinismo para cerrar esa herida que le duele tanto. Sin embargo, falta mucho por decir y cuanto más se sabe sobre la autopsia, más se tiene el convencimiento de que se hizo a las apuradas y que sus conclusiones son falsas