Por Elizabeth Peger/El Cronista.-
La medida afectará el transporte, bancos y expendio de naftas, entre otros. La presión oficial para evitar el paro profundizó el malestar gremial, que piensa en más huelgas
Con los gremios del transporte a la vanguardia, las centrales obreras opositoras, sindicatos independientes y algunas organizaciones cercanas al oficialismo cumplirán hoy el cuarto paro general contra la administración de Cristina Fernández, una medida que se anticipa masiva y cuya contundencia constituye un abierto desafío a la capacidad del Gobierno para contener la conflictividad socio-laboral ante el arranque de la nueva ronda de paritarias y en la recta final de su gestión.
La jornada de protesta, que tiene como principal bandera el reclamo por la rebaja del impuesto a las Ganancias sobre los salarios de alrededor de 1,2 millón de trabajadores además de planteos contra la inseguridad y la inflación y el pedido de un aumento de emergencia para los jubilados, supone también un esfuerzo especial del contingente sindical por recuperar su protagonismo en el escenario político a las puertas de la nueva pulseada electoral. En esa línea, la huelga se propone como un mensaje claro a quienes disputarán la sucesión presidencial sobre la conveniencia de reparar en la voz del actor sindical en el proceso de toma de decisiones a partir de diciembre.
Una alianza circunstancial, sostenida en el poder de fuego de los gremios del transporte y la colaboración de sindicatos de servicios, buscará certificar la foto de un país paralizado, casi como cualquier domingo o feriado.
Pese a la presión del Gobierno que ayer se extendió hasta las cámaras empresarias de la actividad que fueron citadas de urgencia a la Casa Rosada por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, el gremio de choferes de colectivos de la UTA ratificó su compromiso con la protesta y anunció que no funcionarán los servicios de ómnibus de corta, media y larga distancia (ver pag 3). "Las presiones son malas porque traen más problemas y no destraban nada. Les dicen que si no trabajan no les pagan el subsidio, pero los coches los sacan los conductores, no los empresarios", reprochó Roberto Fernández, mandamás de la UTA.
También la huelga afectará en forma total el funcionamiento de los ferrocarriles y de los vuelos internacionales y de cabotaje y en parte a los subterráneos porteños, a lo que se sumará el transporte de cargas controlado por el sindicato de Camioneros de Hugo Moyano, que se traducirá en la paralización de los servicios de recolección de residuos, reparto de diarios, caudales y clearing bancario y traslado de mercaderías e insumos.
Por la adhesión del gremio de la actividad, los bancos suspenderán la atención al público, imagen que se repetirá en la estaciones de servicios, que no expenderán combustibles. Además estarán afectados los bares y restaurantes, locales comerciales y dependencias públicas, en tanto se paralizará por completo el sector marítimo-portuario y en consecuencia el comercio exterior. La falta de transporte público complicará el normal funcionamiento en los establecimientos educativos y el traslado de quienes no adhieren al paro a sus lugares de trabajo, situación que en el caso de la Ciudad de Buenos Aires se verá doblemente afectada. por los piquetes que realizarán en los principales accesos las agrupaciones de izquierda, que se sumaron a la huelga.
La lógica confrontativa que el Gobierno le imprimió a su discurso contra la jornada de protesta y su inflexible determinación de rechazar posibles cambios sobre Ganancias lejos estuvo de servir para contener la bronca gremial.
Su efecto más bien potenció el malestar y dividió aguas hasta en la propia CGT afín a la Casa Rosada, al punto que su titular, el metalúrgico Antonio Caló, dio libertad de acción a los afiliados a su gremio de cara a la medida. Gerardo Martínez, de Uocra, avaló la "justicia" del reclamo por Ganancias y si bien ratificó su apuesta por el diálogo, alertó sobre contundencia de la medida de fuerza.
Los gestos de Caló y compañía envalentonaron a los promotores del paro (los gremios del transporte, la CGT opositora de Moyano, además de la CTA disidente de Pablo Micheli y la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo) a redoblar la amenaza por una profundización del plan de lucha. "Esperemos que con la contundencia del paro reaccionen. Si siguen con las provocaciones o sin dar respuesta, seguramente se van a ir acrecentando las medidas", advirtió ayer el número dos de Camioneros, Pablo Moyano.