HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 8 de febrero de 2015

CON NISMAN COMO BANDERA, SE INSINÚA UN MANI PULITE


   Por Carlos Tórtora/El Informador.- En política, hay axiomas que se cumplen casi sin excepciones. Dos de estos son: los vacíos nunca tardan mucho tiempo en llenarse y toda acción provoca reacciones inmediatas de magnitud similar.
El vacío de oposición que generan las tibias campañas de Sergio Massa y Mauricio Macri -signadas por la cautela de sus consultores políticos- está siendo llenado por la aparición de una fuerte actividad judicial en la investigación de la corrupción kirchnerista. En cuanto a la reacción, el gobierno se lanzó decididamente a construir su esquema de impunidad a través de la reforma del Código Procesal Penal. Pero subestimó la reacción de los damnificados directos: la Corte Suprema de Justicia y los jueces de instrucción -incluyendo los federales, por supuesto- que entendieron, igual que muchos fiscales, que la transferencia de una inmensa cuota de poder a la Procuradora General Alejandra Gils Carbó significaría un cambio estructural irreversible. Cuando la presidente actuó ante las cámaras su reacción por la muerte de Nisman, tratando de que todos miraran a la Secretaría de Inteligencia, como si se tratara de un organismo de otro gobierno, dio un nuevo paso que agravó la reacción judicial: anunció que las escuchas telefónicas pasarán a depender directamente de Gils Carbó. Una amenaza directa a todos los magistrados que se distancien de la Casa Rosada. 


 De ahí la magnitud de la reacción. La muerte en circunstancias sospechosas de Nisman era la mecha que le faltaba a la bomba. En apenas tres semanas, el caso Nisman tiende a convertirse en un hecho estratégico. La prueba es que un grupo de fiscales pasó al protagonismo convocando para el próximo 18 una marcha del silencio en homenaje al fiscal asesinado. La gravedad del proceso que se estaría poniendo en marcha se refleja en el hermético silencio del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Argentina sobre el caso Nisman. Fuentes eclesiásticas asumen que el Papa estaría sumamente preocupado por la posibilidad de que CFK llegue a mediados de año en un clima de crisis institucional muy cercano a la ingobernabilidad. Esto incluiría crecientes episodios de violencia generados por sectores ultracristinistas decididos a todo con tal de no terminar presos. En otras palabras, en la Iglesia y en distintas embajadas se advierte ya sobre el riesgo de un mani pulite, como el que sacudió a Italia a partir del ‘92. Es decir, el procesamiento por distintas causas de corrupción de buena parte de la cúpula del gobierno. De ser así, ¿aceptaría el cristinismo la inevitabilidad de su derrumbe electoral o intentaría alguna maniobra desesperada? 

En términos de efectos políticos, si el Frente para la Victoria queda tercero, es decir fuera de un eventual ballotage entre Mauricio Macri y Sergio Massa, la capacidad del cristinismo para negociar su impunidad a partir de diciembre sería bastante baja, sobre todo si, con Nisman como bandera, se consolida un movimiento anticorrupción con fuerte apoyo en la opinión pública. Uno de los que están en el ojo de esta tormenta es Daniel Scioli, cuya esposa Karina Rabolini acaba de visitar a Bergoglio. Perder en una segunda vuelta sería un resultado hasta digno para el gobernador. En cambio, quedar fuera del ballotage implicaría su muerte política y encima para ser culpado por sus compañeros de ruta del cristinismo. Este cuadro, más el comportamiento de las variables económicas, hace que antes de junio, que es cuando se cerrarán las listas para las primarias, puede haber definiciones que cambien el proceso electoral. “Si Cristina es candidata al PARLASUR o a lo que sea, a Daniel no le queda otra que renunciar a su candidatura”, sentenció hace horas un sciolista de paladar negro. 

 Aun contra su voluntad y por indicaciones de la Cámara Federal, el juez federal Sebastián Casanello se vio obligado a citar a declaración indagatoria a Lázaro Báez para el 13 de marzo. Se sabe que antes de esa fecha, en el exterior -e impulsadas tal vez por el equipo de Paul Singer-, se conocerían nuevas revelaciones sobre el circuito K de lavado de dinero a través de las sociedades constituidas en Nevada y de una serie de paraísos fiscales. Aunque se nota cierta pérdida de la noción de la realidad, en Olivos algunos ven que el cerco empieza a estrecharse y que los jueces amigos pueden bajar los brazos ante la ola del mani pulite. Días atrás, Carlos Zannini le habría propuesto a la presidente que, para descomprimir la tensión, se lo obligue a Amado Boudou a renunciar, con lo cual el gobierno mostraría cierta intención de oxigenar el ambiente. Pero el vicepresidente no aceptaría dar ningún paso que acelere su probable detención, hoy por hoy postergable hasta que deje su cargo el próximo 10 de diciembre. 

Garantías que se diluyen 

 Una hipótesis importante que prevaleció en el gobierno hasta ahora consistía en que un triunfo electoral de Macri le daría al cristinismo ciertas chances de impunidad. ¿Los motivos? La comunidad de negocios entre Nicolás Caputo, amigo íntimo de aquél y su primo Angelo Calcaterra con Julio de Vido y su equipo. También pesaría el rol de Franco Macri como intermediario de los negocios con China. Y, tercer factor, la escasa preponderancia que el jefe de gobierno le da en su agenda a la lucha contra la corrupción, dada su tendencia a pensar en términos positivos y mirar para adelante. Apenas una sola diputada del PRO, Laura Alonso, está habilitada para ocuparse de estos temas. Sin embargo, este marco de optimismo relativo para el oficialismo empieza a debilitarse en función de una suma de factores. 

En primer lugar, el caso Nisman, es decir, la aparición del homicidio en un rol protagónico, cambia las cosas. La alta tolerancia de la sociedad argentina a la corrupción generalizada se reduce considerablemente cuando estamos ante un asesinato. En segundo lugar, Elisa Carrió fortaleció su rol en la alianza que llevaría a una fórmula entre Macri y Ernesto Sanz. Y Carrió asumió el compromiso público de que Cristina y buena parte de su equipo sean procesados. ¿Podría Macri, en caso de ser presidente, poner paños fríos para que la justicia no actúe? Por último y aunque es prematuro decirlo: los analistas apuntaban a que la campaña electoral giraría en torno a la marcha de la economía y, en cambio, hasta ahora, la corrupción está tomando la delantera, con el agregado de un probable asesinato político.

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